ARTE
Bienal de Lanzarote: a la tercera, van 'las vencidas'
canarias
Tercer capítulo y último de una cita que, pese a llevar diez ediciones a sus espaldas, renació de sus cenizas. La mujer en el epicentro de las propuestas hasta mayo
Lea la crítica de la primera parte de la XI Bienal de Lanzarote
Lea la crítica de la segunda parte de la XI Bienal de Lanzarote
Arrecife (Lanzarote)
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Iniciar sesiónLa XI edición de la Bienal de Lanzarote de arte contemporáneo entra en su capítulo final y tiempo es, pues, de sacar conclusiones. Una cita que, recordamos, se llevó a cabo en tiempo récord (cuatro meses), esquivando su propia desaparición y con un presupuesto ... exiguo (unos 200.000 euros), el que para algunas instituciones del arte es el dinero con el que organizan eventos cada pocos meses.
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Su director artístico, el comisario y crítico de ABC Cultural Adonay Bermúdez, decidió hacer de la necesidad virtud y 'trocear' sus contenidos en tres capítulos, consiguiendo con ello sortear la falta de espacios expositivos en la isla, que ya tenían comprometidas sus instalaciones para 2023, y logrando así que la propia bienal se reactivara en tres momentos distintos, en lugar de lanzar un programa en una fecha determinada que se fuera apagando con el paso de los días. Esa misma división facilitó asimismo no tener que depender de 'un único tema' para la edición, que se desvinculaba de la machacona insistencia de que el paisaje o lo medioambiental tiñera los contenidos convocatoria tras convocatoria.
Temas fetiche de su responsable
Pues bien: tras un arranque a finales de agosto que se ocupó de la memoria histórica, y un segundo capítulo que precedió a la Navidad en torno a los flujos migratorios, llega el turno de una sección, que acaba en mayo, centrada en la mujer. Temas todos fetiche de su responsable (que obviamente no se iba a traicionar a sí mismo), pero que ha impregnado la cita de un cierto excesivo 'aire de los tiempos', de noticiero políticamente correcto.
Y aunque estas cuestiones se han solapado (hemos visto a creadoras en los otros dos capítulos, y se vuelve a hablar de inmigración ahora en la propuesta de Agnes Essonti), la sensación de monotonía se hace quizás más evidente en esta tercera entrega. Les pongo dos ejemplos: aunque sus contextos son diametralmente opuestos, hay una sensación de mensaje duplicado en el proyecto individual de Mónica Mayer en el MIAC y en la propuesta (también es un vídeo, también son manifestantes) 'Cuerpos en rebeldía', de Julia Galán, en la colectiva 'Las palabras que aún no poseemos' de El Almacén. Convence más la primera. El sabor de boca que deja la segunda es el de una compilación de imágenes resultado de un subidón de 'sororidad' al que se quiere dar una respuesta rápida. Y está en todo su derecho...
O, en esta misma colectiva, la foto a escala monumental de Marina Vargas sobre los cuerpos no normativos (resultado de una reconstrucción del suyo al sufrir una masectomía por su cáncer de mama) y la 'individual' de Patty Chang, que en el vídeo 'Melons' va vaciando el contenido de un melón situado a la altura de su seno en un supuesto homenaje a una tía que murió víctima de este tipo de tumor. La ausencia de subtitulación impide que el espectador entienda qué es realmente lo que le están contando.
Por si no fuera suficiente, 'Las palabras que aún no conocemos', comisariada por Semíramis González, incluye en su nómina a Carmela García, de la que se puede ver una interesante individual en el MIAC (más pequeñita pero quizás en la que mejor se despliegan los intereses de su autora que la que celebró hace unos años en la Sala Canal en Madrid), coordinada esta por Yolanda Peralta y que no es programación de la bienal.
Lo que se espera de una
En resumen, tres proyectos individuales y una muestra coral componen la última entrega de la bienal. A los mencionados proyectos de Patty Chang (en El Almacén) y el sentido y necesario ejercicio de Mónica Mayer en el MIAC (su título, 'Una maternidad secuestrada'. Y, como repiten en letanía sus protagonistas, una maternidad secuestrada es que se le diga a una mujer que es egoísta por no querer ser madre; que haya de cuidar de sus hermanos para aprender a cuidar de sus hijos; que adolescente y embarazada, haya de abandonar la escuela o que tenga que morir en una clínica abortiva ilegal...); la doble proyección en El Almacén de Jenny Jaramillo: dos vídeos llenos de 'macguffins' (un vestido quemado en uno; un cigarrillo y una silla en otro) para censurar la manera en la que la mirada del otro construye el cuerpo de una (y, sobre todo, lo que se espera de una latina).
En la misma sede, la colectiva de González, cuyo título se le toma prestado a la escritora Audre Lorde, obsesionada con el silencio que impone la dictadura patriarcal sobre la mujer, que además, en muchas ocasiones, se ha encontrado sin genealogías a la hora de contar la Historia y su historia desde su propia perspectiva.
Premonitoria pues la herida de las fotos de la 'grieta' de 'Shibboleth', la intervención de Doris Salcedo en la Tate, que parece querer que lo oculto salga a la superficie; bien situada frente a la de su propio cuerpo de Marina Vargas, desde la que se exhorta sobre otra doble violencia: la de ser víctima, primero, que luego no siempre es creída (de ahí la referencia a Santo Tomás).
Sobre esa dictadura del cuerpo, la documentada 'performance' de Martha Rosler de 1982 leyendo para una emisora televisiva local el 'Vogue' como biblia femenina que impone cánones. E interesante ilustrar la doble discriminación que sufre Essonti, por mujer y por negra en Occidente... Y por ser 'la blanca', en África. Así se titula su vídeo.
Bienales
Tercera parte de la XI edición de la Bienal de Lanzarote
Mónica Mayer. 'Una maternidad secuestrada es'. MIAC – Museo Internacional de Arte Contemporáneo – Castillo de San José Lanzarote. Sala Souvenir. Hasta el 6 de mayo
'Las palabras que aún no poseemos'. CIC El Almacén. Sala Cubo. Comisaria: Semíramis González. Hasta el 6 de mayo
Patty Chang. 'Melons' y Jenny Jaramillo. 'Sin título'. CIC El Almacén. Hasta el 6 de mayo
El peso de la religión (islámica) sobre la mujer en la serie fotográfica 'Qajar', de la iraní Shadi Ghadirian, las genealogías lésbicas que Carmela García nos invita a generar como espectadores, junto al 'poder' de la palabra ('violencia', 'racismo', 'normas'...) en las imágenes de Julia Galán redondean una buena selección con la que esperemos que esta bienal no se despida, sino que nos diga 'hasta pronto', mientras huye 'como la liebre en el páramo' (título tomado prestado a Padormo que Bermúdez eligió para esta edición).
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