'S. El barco de Teseo', de J. J. Abrams y Doug Durst: esto no (sí) es una novela

Publicada ya hace unos años y desde entonces 'best-long-seller' de culto, 'S. El barco de Teseo' es obra de J. J. Abrams (resucitador en largometrajes de series como 'Misión: Imposible' y 'Star Trek', restaurador de 'Star Wars', creador y patrocinador de esos maravillosos delirios conspiranoides y televisivos que fueron 'Alias y Person of Interest'.

Pero también de aquel tóxico despropósito que fue 'Lost' así como de la ingeniosa 'Cloverfield' y sus derivados) y de Doug Dorst es autor de una muy meritoria novela funeral y cuasi-pynchoniana ('Alive in Necropolis') y de una lograda colección de cuentos tras los pasos de Jim Shepard ('The Surf Guru') y, 'last but not least', tres veces ganador del concurso televisivo 'Jeopardy!'. Y ambos se juntaron para generar este objeto-artefacto literario-narrativo que es 'S. El barco de Teseo'.

Libro que hay que verlo (y admirarlo y gozarlo) para creerlo y que comparte 'look' y procedimientos con el 'Pálido fuego' de Nabokov, aquellos 'pop-up' de nuestras infancias, 'Posesión' de A. S. Byatt, los cómics de Tintín, 'La casa de hojas' de Mark Z. Danielewski, los filmes de Wes Anderson, esas cajas inmersión y conmemorativas de los clásicos de Pink Floyd, y los huevos Kinder Sorpresa.

Y su mecanismo es tan simple y transparente como (muchos puntos extra para Duomo Ediciones por haberse atrevido a su traducción/reproducción) compleja y sofisticada es su puesta en práctica. He aquí la edición facsimilar y al detalle de 'S. El barco de Teseo': novela de 1949, decimonovena y última de las firmadas por el inasible pero ubicuo y finalmente desaparecido narrador V. M. Straka (de quien da cuenta el prologuista y anotador al pie F. X. Caldeira) así como un 'scholar' intruso un poco en plan nabokoviano Charles Kinbote.

Y, en sus márgenes, la marginalia de mensajes cruzados de los jóvenes universitarios en crisis Eric y Jennifer cruzándose mensajes y acercándose a través de páginas trufadas por postales, cartas, recortes de periódicos, planos en servilletas, fotos (atención: todo esto debe ser inspeccionado/disfrutado a medida que se avanza, su ubicación no es casual) distraen a la vez que enfocan lo que se narra. Y claro, digámoslo, la muy divertida 'S. El barco de Teseo' —respondiendo a algo de ese añejo modelo de escritor internacional 'à la' Bruno Traven y con exótico enigma de kafkiano amnésico secuestrado y mujeres fatales y aventureras— no es una obra maestra ni quiere serlo. Porque si así fuera estropearía un tanto el juego (después de todo y antes que nada 'S. El barco de Teseo', navío cuyas piezas son completamente sustituidas por otra con el correr y navegar de los años, es un formidable y precioso juguete) que aquí proponen Abrams & Dorst.

Finalmente pero en principio (y por principios) 'S. El barco de Teseo' flota con gracia y elegancia en nuestra época náufraga por sobrepeso de pantallas: porque Abrams & Durst ofrecen aquí algo raro y preciado y tan agradecible y justiciero e imposible de electrificar por 'e-book' o sonificar en audio-book. Sí: 'S. El barco de Teseo' es la revancha triunfal y el hermoso ajuste de cuentas de un 'book' que sólo puede ser un libro —electrizante sin necesidad de ser enchufado— y está muy pero muy bien el que así sea, el que así lo sea.