¿QUIén es 'EL HEREJE' en 2023?
El arte del consentimiento
El sistema criptototalitario actual busca cerrar la boca del que piensa distinto con la maniobra obvia de la estigmatización
¿Quién es 'El hereje' en 2023? La libertad de conciencia en nuestro tiempo
El arte del consentimiento, por Ariana Harwicz
Ariana Harwicz
Una obra se erige pensando solo o en un pequeño comité, en una suerte de contra-sociedad, pero se paga caro. En el caos civilizatorio actual el primer reflejo es llamar paranoico al que piensa distinto. Desde siempre, el que está desfasado de su ... tiempo es inaudible o prohibido, (profano, blasfemo, en el siglo XVII, transfóbico, islamofóbico, inmigraciónfóbico, hoy) aunque después se verifique en la historia que la denuncia era legítima, pero ya demasiado tarde.
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Antes, el artista tenía como causa habitar una lengua ajena a la lengua oficial, era de hecho lo que lo volvía escritor, incluso un escritor de su tiempo: la paradoja de su lengua extranjera, de una lengua de exilio. Era, lo que lo diferenciaba del resto, su lucidez para evidenciar «el escándalo inmundo» como llamó a la guerra Thomas Mann, ese gesto de Mann, que fue el gesto de Orwell al volver del Frente con 'Homenaje a Cataluña' que fue el gesto de Huxley al señalar directamente a los que miran para otro lado. Esa vocación filosófica de advertir, spinozianamente, la servidumbre de la ignorancia, ya no es lo que determina al escritor de hoy.
Antes, el artista tenía como causa habitar una lengua ajena a la lengua oficial
El sistema criptototalitario actual busca cerrar la boca del que piensa distinto con la maniobra obvia de la estigmatización, ah «esa escritora de ultra derecha, esa escritora vota mal, etc.» y así enviarte a la muerte social. Muerto socialmente, no importará cuántos libros escribas porque ya no existís. Antes el escritor se indiferenciaba de la sociedad de masas por su singularidad, otra vez, por su lengua, pero esa operación ahora está cooptada por una lengua triturada, falsificada. La primera víctima del totalitarismo es el lenguaje, la única diferencia con el siglo XX, es que ahora los artistas la aceptan.
Algunos contratos de editoriales (¡independientes!), estipulan que no debe ser un texto aberrante, ofensivo, injuriante, de mal gusto u obsceno. Así los aspirantes a escritores que desembarcan en el campo literario suelen aceptar estas medidas, pero esta extorsión no la hacen con Virgine Despentes o Javier Cercas, a ellos no les piden textos aclaratorios, sino con los más débiles, los que no tienen 'visibilidad'. Son los que adoptan estas consignas de época los amorales, los de mal gusto, los aberrantes, son ellos el nuevo totalitarismo.
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