Hacia ARCO'25: Virgencita virgencita, que me quede como estoy

La sensación del salón general es que la calidad se mantiene alta, pero los contenidos siguen una línea continuista, tildada de conservadora y poco novedosa, a tenor de lo expuesto por los consultados. «En ARCO, desde hace años ya, no hay obras sorprendentes, no hay descubrimiento. Las galerías apuestan por arte fácilmente coleccionable», asevera Fernando Castro, crítico de ABC Cultural. Para sorpresa de nadie, pero con mucha repercusión, la ausencia de Juana de Aizpuru ha sido muy sonada.

Luisa Espino, responsable del programa de residencias de Matadero-Madrid, afirma: «En esta feria en que despedimos a Juana de Aizpuru, se nota la mano de las generaciones que le toman el relevo, como Ehrhardt Flórez y Marlborough, veteranas con nuevas manos al frente». Desde hace años, lo pictórico ha sido el gran protagonista. «La pintura está dominando el mercado… y la feria», añade Castro. Para Espino: «Luis Gordillo y Juan Uslé se llevan la palma con obra en varias galerías».

La cantidad de pintura ha sido, sin duda, el rasgo que más destacan galeristas, directores y coleccionistas. Julieta de Haro, comisaria y gestora cultural, afirma: «Hemos visto menos variedad, menos fotografía o vídeo». Marisa González, galardonada con el Premio Velázquez el pasado 2023, comenta a este respecto: «El videoarte se ha diluido bastante».

Aunque este comentario, por lo general, siempre ha ido acompañado de grandes alabanzas para las piezas –al óleo, al acrílico, al temple...– que cuelgan en las paredes de Ifema. «Estamos ante una edición sin sobresaltos, pero con una calidad media alta. Un notable alto o un sobresaliente», afirma Víctor Zarza, crítico de ABC Cultural. Esa misma sensación han tenido otros de los grandes protagonistas de este evento: los coleccionistas. «Ha sido una feria de mucha calidad y madurez en los contenidos», asegura Pilar Citoler.

Desde sus inicios, la feria siempre apostó por las representaciones nacionales, tratando de comunicar a España con el resto del mundo y viceversa. Este concepto, para algunos «obsoleto», parece haber recuperado un sentido renovado bajo la dirección de Maribel López, que trata de mostrar ámbitos geográficos conectados por el agua. A pesar de sus esfuerzos, el equilibrio que ARCO trata de encontrar entre el programa general y las secciones curatoriales parece que no termina de cuajar. «El concepto era bueno, pero digamos que es inferior a lo que se ve en el resto de la feria», asegura el artista Javier de Juan.

Se ha hablado mucho, por ejemplo, de la presentación de la sección dedicada a Caribe: «La arquitectura del estand ha sido fabulosa. Los contenidos, híper decepcionantes», afirma Fernando Castro. Esa parece ser la sensación general. «Una caja con un lazo muy bonito, pero el continente ha quedado muy por encima de lo que alojaba», añade el crítico. Para el director del MUSAC, Álvaro Rodríguez Fominaya, «el diseño expositivo ha opacado a las obras de arte. Esos estímulos visuales pueden suponer un problema para el espectador».

Asimismo, la propia propuesta de Caribe, aunque interesante, ha levantado cejas por la falta de representación de galerías del mismo país. Lo cual, sin embargo, para algunos ha supuesto un acierto. Es el caso del nuevo director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, que afirmaba: «Se ha podido ver que un mismo océano ha brindado un espacio de tráfico cultural. Me ha parecido un acierto que no todo fueran artistas caribeños». El propio museo que capitanea ahora mismo Segade hizo su anuncio anual el pasado viernes sobre las obras que se habían adquirido en la feria. Este reveló que la institución se ha hecho con un conjunto de piezas cuyo valor en conjunto suma más de medio millón de euros.

No iban a ser todo malas noticias para las secciones comisariadas. La crítico y responsable de Matadero, Luisa Espino, hace un breve apunte sobre los que se han estrenado en el pabellón y los que han cruzado el charco para venir. «Este año destacaría la sección de Latinoamérica que firman Manuela Moscoso y José Esparza Chong. Y he tenido el radar puesto en las propuestas más jóvenes. Los estands de Bombon Projects y EtHall me han parecido excepcionales. Las piezas de arcilla de Maja Escher en la galería Monitor han sido una sorpresa. También, las de Julia Aurora Guzmán en Chiquita Room, en la sección de Opening».

En el mismo anuncio, mencionado previamente, del Reina Sofía, la institución hacía público que de entre los 22 artistas de los cuales han adquirido piezas, 17 de ellas han sido mujeres. La paridad parece haber sido otro de los discursos recurrentes para Segade: «Las compras reflejan la cantidad de mujeres que han proliferado en la feria, no es solo un fenómeno de mercado, es una norma que está aquí para quedarse. Es una alegría». Aún así, la artista Marisa González asegura que «la participación femenina ha aumentado unos puntos, pero debe ser mayor».

Otro tipo de paridad sobre la que se ha hablado mucho ha sido la que existe, o no, entre los contenidos nacionales e internacionales. Sobre esto, el coleccionista Jaime Sordo asegura: «Las galerías españolas son la cuarta parte del total de participantes. Son menos, pero es verdad que todas las nacionales han venido muy reforzadas». Asimismo, los directores Segade y Fominaya aseguran que el arte español ha sido debidamente valorado.

El director del MUSAC apunta: «ARCO es un lugar donde observamos cómo se comporta el arte español en el mercado, la representación ha sido muy buena». Víctor Zarza añade: «Ha estado muy bien. La feria como escaparate ha mostrado el arte español muy correctamente en cuanto a calidad y cantidad». Sobre el margen de mejora hace balance el crítico Fernando Castro: «El comité de selección tiene que ser más justo con las galerías que se admiten y las que se quedan fuera, que con todo derecho deberían estar. Año tras año vemos que se excluye a galerías que tienen buen programa. Margen de mejora: más apertura de miras y menos amiguismo».

Con sus más y sus menos, el comentario que más se repite entre los que han participado de este balance de la feria es que parece haber sido un éxito comercial. «Hablando con galerías que normalmente son más reservadas con sus éxitos, parece que ha resultado un éxito de ventas de primer orden», expresa Manuel Segade. El coleccionista Jaime Sordo asegura: «He podido comprobar que las ventas han sido buenas». En esto, como en todo, también depende de a quién se pregunte.

Castro Flórez concluye: «Si por la cara de la gente en ARCO se adivina alguna conclusión, es que es una edición que ha funcionado y de momento no se vislumbra amargura ni desazón. Es una feria comercial. Pareciera que se impone el 'virgencita, virgencita, que me quede como estoy'». Lo que suceda, pues, este domingo allana el camino a ARCO'25. Allí nos vemos.