libros
Ángel Antonio Herrera y las metáforas de la desobediencia
Poesía
'Los espejos nocturnos' es una reunión de su poesía desde 1984 a 2014: misterios, soledades, amores y muertos queridos que ocupan su destino en el corazón de su idioma
Entrevista a Ángel Antonio Herrera
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Iniciar sesión30 años de poesía. 30 años haciendo de la poesía una combustión de palabras, creando un retrato al margen de los retratos establecidos, viviendo en esa frontera donde escribir es jugarse la vida. Como decía René Char de Rimbaud, de Ángel Antonio Herrera puede ... decirse que ha hecho bien en irse de tanta tontería de los poetas de España y refugiarse en un territorio propio.
Los reflejos de ese territorio es lo que vemos en estos 'Espejos nocturnos', en esta reunión de su poesía desde 1984 a 2014: misterios, soledades, amores y muertos queridos que ocupan su destino en el corazón de su idioma, es decir, los venenos de estar a la intemperie, las fiebres de amar los cuerpos que pedían apostar el todo por el todo y las pérdidas y ganancias en los gloriosos laberintos del tiempo.
POESÍA
'Los espejos nocturnos'
- Autor Ángel Antonio Herrera
- Editorial Akal
- Año 2023
- Páginas 395
- Precio 20 euros
Nadie como él ha sido entre nosotros ese maldito en traje de calle que atraviesa las aceras y los bares de la ciudad perseguido por el olor de los platós de televisión, nadie como él ha perseguido esa vida secreta que hace de la poesía una barbarie de la escritura. En sus poemas está el romántico que sabe que lleva una tragedia dentro y el poeta que se juega el poema por crear una metáfora sobre el dolor y la pasión de vivir. Si no fuera por él, el aliento y la imaginería del surrealismo nos hubieran llegado como una mala copia que los chamarileros venden los domingos en el Rastro. Ángel Antonio Herrera ha logrado hacer de la imagen no una pirotecnia verbal sino un aliento interior.
Nadie como él ha sido entre nosotros ese maldito en traje de calle que atraviesa los bares
El recorrido que va desde su primer libro ('El demonio de la analogía') hasta su último publicado ('El piano del pirómano') nos demuestra que su voz se ha ido haciendo más profunda y compleja, más atenta a la reflexión, más meditativa sobre las ausencias y, a la vez, sobre un presente que todavía está y que hay que seguir conquistando porque es la última puerta del paraíso. Nadie como él ha desbordado la parquedad de la creación y ha hecho de la experiencia no tanto una referencia sino una creación que el poema mismo propone.
Ángel Antonio Herrera se ha creado un personaje a la medida de sus modelos: tiene el drama de Lorca, la reflexión y la dicción clásica de Borges, la negrura luminosa de Quevedo. Todo ello escondido bajo ese vitalismo que se muestra en absoluta desobediencia.
Más allá de ese contraste irresoluble entre el mundanal ruido de su imagen pública y su destino de escritor, Ángel Antonio Herrera ambiciona lo que ambicionan los verdaderos poetas: no hablarnos desde la mansedumbre sino desde la furia, no hablarnos desde la simple cotidianidad sino desde los límites en que esa cotidianidad se hace más intensa y más expresiva. Hay en su estética una tensión espiritual y una resistencia moral: la del que escribe apostándoselo todo, la del que escribe jugándose un idioma de palabras y un idioma de sentimientos, una biografía y un puñado de imágenes. Por eso cada poema de todos estos años es una llamada a la perturbación, una ventana al vértigo, pero también, y sobre todo, una conciencia.
Precipicio personal
Los 30 años de la poesía de Ángel Antonio Herrera recogidos en 'Los espejos nocturnos' reflejan por supuesto una biografía de pérdidas, de precipicios personales, de abandonos, pero también una biografía que ha ido siempre tras ese veneno de la belleza, tras esas madrugadas que condenan y redimen, que son la memoria de una felicidad y el último atisbo de una utopía.
Creo que en estos 30 años, que en toda esta aventura de poemas y de libros, Ángel Antonio Herrera ha querido crear un puñado de imágenes para ampliar nuestra visión. Frente a la visión realista que impera como colaboradora de lo real, de lo real en la pertinaz sociedad de consumo, el verso de Ángel Antonio Herrera sigue ahondando en lo imaginativo y en el destello visionario. No reduce el mundo a una metáfora, sino que la metáfora le sirve para ampliar las geografías conocidas del mundo, para descubrir los horizontes de lo misterioso que las palabras crean.
Poeta singular dentro de la corriente más imaginativa, más desobediente, más objetora de los estereotipos, hay que destacar que Ángel Antonio Herrera emociona porque habla desde la verdad, desde el compromiso, desde esa franqueza y libertad suyas para erosionar los vitalismos demasiado manoseados, para dar brillo a las palabras de la tribu. Poeta siempre, incluso en prosa, es el alto poeta de lo inesperado, de la sorpresa y del estupor, por eso 'Los espejos nocturnos' nos recuerdan que todavía hay libros que celebrar y aventuras con las que sentirse cómplices.
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