Alegría & Piñero y Mercedes Azpilicueta en C3A: Trascender los materiales y lo cotidiano

Alegría y Piñero (Alegría Castillo, Córdoba, 1985; y José Antonio Sánchez Piñero, Chiclana, 1975) nos participan en 'De ida y vuelta' de una nueva vía de exploración. Su trabajo puede reclamar, como pocos en el escenario español, la consideración de lo absolutamente singular.

Resulta admirable la exigencia que gobierna la producción de estos artistas, ya que en cada entrega ofrecen una vuelta de tuerca en su investigación acerca del lenguaje y su dimensión visual y objetual. A pesar de estos nuevos caminos, ensayando procedimientos inéditos que causan auténtico asombro, existe una profunda coherencia con numerosos proyectos anteriores. De hecho, junto al grueso de obras producidas para esta ocasión, aparecen otras de 2015 y 2016 que advierten de la permanencia de iniciales preocupaciones y recursos.

Ahora 'dan voz' a los materiales y fabulan imágenes que esa materia prima propicia a partir del empleo de un tropo habitual en su trabajo: el palíndromo. Eligen elementos cuyos nombres son ordenados, de modo que, al leer en sentido inverso, se obtiene una frase que actuará como suerte de pie forzado para que esos mismos materiales devengan figura, objeto, mecanismo o dispositivo. Curiosamente, al jugar con el palíndromo se introducen en otra figura como la écfrasis (representación verbal de una representación visual), ya que se establece un vínculo directo entre la obra y el título, que parece describir la acción o el universo figurativo que contienen esas palabras reunidas en función de la naturaleza material.

'De ida y vuelta' es un título que acaba yendo más allá de la mera descripción de la lectura de una palabra o frase en ambas direcciones; en ese gesto pendular se hallan las piezas y, por extensión, nosotros, que experimentamos algo cercano a la fascinación. Ida y vuelta como palíndromo, pero también el viaje constante entre los materiales y el objeto que nace de ellos; entre el verbo y su materialización visual; o entre lo tautológico (la autorreferencia de los materiales, en su dimensión escrita y como prueba) y el ejercicio imaginativo, libre, fantasioso y por momentos lúdico.

Mercedes Azpilicueta (Argentina, 1981), por su parte, aúna en 'Las mesas danzantes' las numerosas vertientes disciplinares que caracterizan sus ya inconfundibles instalaciones ambientales (escenografía, 'performance', registros sonoros y fílmicos, material de documentación, dibujo o pintura). Todos esos canales de información, con numerosos estímulos sensoriales aparejados, permiten vivir una experiencia que, en esta ocasión, persigue escenificar una sesión de espiritismo.

En ese marco concreto opera Azpilicueta para, en una práctica artística con vocación de ciencia social, proponer modos de abordar algunas preocupaciones y síntomas sociales actuales empleando paralelismos históricos, exhumando episodios del pasado que manifiestan el temor y la angustia existencial que hoy podemos padecer. Como en buena parte de sus proyectos, se enuncia un principio de fraternidad entre mujeres, una sororidad que bucea en la Historia para recuperar y visibilizar figuras silenciadas o que pueden adquirir condición de referentes respecto a las problemáticas del sujeto femenino.

Ahora, y en diálogo con lo local (no son pocos los guiños), se pone en valor a la escritora sevillana Amalia Soler Domingo (1835-1909), cuya vida y obra estuvieron dominadas por el compromiso con los desfavorecidos y por una militancia irrenunciablemente feminista.

Aflora en ella un espacio marginal de encuentro femenino y de práctica artística (los dibujos automáticos o la performatividad) durante la segunda mitad del XIX, del cual Soler Domingo se constituyó en referencial en España: el del espiritismo. El fastuoso tapiz, que usa hilo de cobre, recoge escenas de sesiones documentadas en el XIX, seres fantásticos o dibujos de geometría espiritual (resulta difícil, ante la cercana exposición en el Guggenheim de Bilbao, no pensar en Hilma af Klint y su grupo de Las Cinco).

Escenas y repertorios visuales que hablan de la necesidad humana de encontrar respuestas aun usando saberes alternativos. Justamente, el arte puede aparecer aquí como respuesta y consuelo. Azpilicueta formula una encantadora disolución de los límites de lo real y la fantasía, cuestión que enlazaría con el realismo mágico que caracteriza la literatura hispanoamericana del siglo pasado.