LIBROS
El verdadero origen de las dos Españas
Francisco Uzcanga reconstruye con erudición y amenidad de dónde viene nuestra leyenda negra, de Morvilliers a Denina
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Iniciar sesiónTodo comenzó con una entrada en el volumen correspondiente a la ‘Encyclopédie Méthodique’, que seguía lo comenzado por Diderot y D’Alambert en la universal ‘Encyclopédie’. El título ya tenía su retranca, «¿Qué se debe a España?» , el autor un geógrafo, francés ... por supuesto, de nombre Masson de Morvilliers . No es que Masson llegara como colaborador después de una reconocida trayectoria, y no es que después de este sonoro artículo, de resonancias históricas e internacionales, comenzara una brillante carrera de ensayista.
No. Morvilliers se quedó donde estaba. Lo que cambió, no deja de tener su gracia, o desgracia, fue la vida académica, intelectual y política española, además de un sonoro incidente diplomático entre dos naciones aliadas como eran a la altura de 1782 cuando se publicó lo de Morvilliers, España y Francia. A la pregunta, con trampa, del autor él mismo concluía que lo cierto es que España por Europa ha hecho «muy poco». La cuestión creó una polémica que, casi, dura hasta hoy. No solo en Europa, sino en la propia España. Incluso, un revolucionario, de los de entonces como el Abate Marchena, con su brillante homologación de afrancesado ‘avant la lettre’ llegó a contestar que, al menos, España había dado ‘El Quijote’. Hasta ahí llegó la riada .
Este libro de Francisco Uzcanga es la reconstrucción, minuciosa, exquisita, documentada, de la polémica. Sobre todo a través de la incipiente prensa de entonces con ‘El Censor’ del granadino Luis Cañuelo a la cabeza y de las réplicas del escritor Juan Pablo Forner; ambos, como genuinos y obcecados representantes de esas dos España por nacer. Rancios y felones.
Distintos ambientes
El enorme valor de este ensayo histórico es la reconstrucción de época, la descripción de los ambientes por los que gira y se manifiesta la polémica: publicaciones, Consejo de Castilla, Tribunal de la Inquisición, incipientes leyes de prensa, conflicto diplomático entre Francia y España, y su extensión fuera de España hasta provocar un curioso guirigay europeo. Valga un ejemplo: 26 de enero de 1786, en la Academia de Ciencias Prusiana, un sacerdote piamontés pronuncia un discurso, en francés claro, en el que se despacha a gusto en defensa de España, Carlo Denina.
Su discurso, del que Uzcanga recuerda algunas de sus palabras es memorable. La polémica rompía las fronteras de Francia y España y se instalaba en el corazón de la Europa ilustrada, la de Kant, Lichtenberg y Federico II de Prusia .
La polémica rompía las fronteras de Francia y España, y se instalaba en el corazón de Europa
Nada menos. Lo curioso, o paradójico, o asombroso, o no tanto, es que la división que produce el artículo en España producirá, o creará, el origen de las dos Españas, es decir dos siglos de duelo a garrotazos para decirlo en expresión felizmente triste y desasosegadora de Goya. Algunos, olvidando 1978, se empeñan en seguir por ahí.
Éste es un ensayo que es, al tiempo, una crónica apasionante, un libro de viajes y desencuentros vertiginoso , un anticipo histórico de ‘Los duelistas’ de Conrad, pero aquí no situado en el ámbito militar sino intelectual, porque tanto Cañuelo como Forner, empecinados, tozudos, férreos en su polémica terminaron no mal, fatal; es decir, obsesionados.
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