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ABC Cultural

Valle-Inclán, laberinto de palabras

Valle-Inclán es uno de los protagonistas editoriales de la temporada. A la edición de sus «Obras completas» por Biblioteca Castro, ahora se suman sus «Sonatas» (Editorial Gadir), que todo lector debería tener por un tesoro

En el madrileño Hotel Palace,, inauguración de la exposición de Bellas Artes (1 de marzo de 1922) orgabizada a favor de los niños rusos hambrientos. En el centro, sentado, Valle-Inclán con su característica barba de chivo Julio Duque

LUIS MEANA

Más que un libro, estas «Sonatas» son un cuadro. Pintado por la mano impresionista aún no gangrenada de un escritor que parece ir rellenando, con textos recargadamente modernistas, la superficie de un lienzo hecho de creencias estéticas, anacronismos e imaginaciones. Como han escrito ... reconocidos especialistas, no es la mejor obra del autor. Tampoco importa. Es única. Estamos ante «El Gatopardo» español que pinta una decadencia individual que es colectiva. Coincidiendo con la publicación de las «Obras Completas» (Biblioteca Castro) , la Editorial Gadir ha decidido «despertar» de su sueño -relativo- a este libro que todo lector debería tener por un tesoro, por más que su autor, en una ira de vejez, lo descalificara: «¡Las Sonatas! Olvidémoslas. Son solos de violín». Benditos solos.

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