PINTURA
Turner en el MNAC: cuando la luz es color
El paseo que el MNAC en Barcelona propone sobre William Turner en sus salas constata la maestría del inglés para reinventar el paisaje
Isabel Lázaro
Cuando se piensa en William Turner se le percibe como el gran paisajista innovador por su forma de hacer y mirar, con esos formatos medios de gran profundidad y paleta de trazo vigoroso que invitan a la contemplación. Eso es justo lo que ... ejemplifica el MNAC con la muestra ‘Turner, la luz es color’, reuniendo un centenar de obras procedentes de la Tate de Londres y comisariada por David Blayner Brown .
Hacia la abstracción de formas
Un recorrido por cierta luz entre nieblas que nos lleva a viajar desde los amaneceres más característicos de Joseph Mallord William Turner -ese era su nombre completo- hacia la abstracción de formas, y ser conscientes de la modernidad de sus propuestas y la rotunda presencia de la Naturaleza más violenta y, a la vez, la más pausada.
Una cita en la que conviven formatos y materiales, desde óleos monumentales en los q ue paraliza el tiempo con sus trazos, a pequeños dibujos, grabados e interesantes esbozos preparatorios en acuarela que dan a conocer mejor esa técnica tan característica de pincelada libre que camina hacia la abstracción desde vibrantes formas. Un Turner que pone al ser humano en una escala empequeñecida, lo que hace ensimismarse al espectador para que se refleje a sí mismo atemporalmente en sus soportes. El pintor esboza un catálogo de atmósferas y luces naturales que vibran y se transforman ante los ojos de quien mira.
La fuerza de la Naturaleza en sus paisajes marinos, sus barcos tambaleantes y sus tormentas van más allá del sentido romántico, introduciendo las formas de niebla tan particulares que la contaminación y el humo ya empezaban a marcar en los paisajes de esa transformación imparable que supuso la Revolución Industrial. Un paisaje que huye de las bucólicas imágenes que triunfaron en su momento para indagar en el enfoque científico.
Sin límites
Un viaje en siete ámbitos temáticos sobre las atmósferas del artista que desgranan su idea, expuesta en 1818 en una conferencia, que concluye con la frase «la luz es, por tanto, color». Esta idea que da pie al título de la muestra, engloba el grueso de su obra, qu e ayudó a enaltecer el paisajismo , hasta el momento, un género considerado menor dentro de la pintura del XIX. Un camino desde 1790 hasta finales de la década de 1840, sin presencia de sus obras maestras , pero que representa una vida consagrada a la expresividad más fina sobre los fenómenos meteorológicos y atmosféricos desde la emoción. La incidencia de la luz del sol sobre la niebla, las nubes, el agua y los amaneceres componen una trayectoria vital y un abanico cromático tan amplio y lleno de matices que no tiene límites.
Son los esbozos y estudios para sus obras pictóricas los que hacían las veces de apuntes y nos sirven hoy para entender lo que realmente vio el autor y lo que quería transmitir en una composición final donde recreaba elementos ya inexistentes. Juega de esta manera con la memoria y la nostalgia , con los hitos del pasado y los paisajes del momento para reinterpretar la Naturaleza que lo acompañan.
Esas anotaciones eran después transformadas en imponentes obras que hoy podemos analizar de una manera diferente gracias a la conservación de ambos ejemplos. Trabajos al aire libre y estudio encaminados hacia una expresión emocional ante lo observado y lo imaginado. Una creación atemporal basada en la luz y el color como cimientos de todo el recorrido.
En las obras de Turner no hay espacios de relevancia y espacios de relleno . No hay plano principal. Todo cobra la misma importancia de forma aislada y en conjunto, aportando una visión envolvente de la propuesta creada. Asímismo, la constante que denota todo el recorrido de la exposición nos ofrece en Turner a uno de los investigadores más importantes sobre el paisaje y la composición de la luz , creando unos efectos emocionales y teatrales en sus composiciones tan imponentes como la vista retratada.
Atmósfera, Naturaleza y tiempo. T res elementos descritos y contenidos en sus cuadros que le otorgan un papel fuera del discurso histórico. Una universalidad de emociones que hacen del deambular por la muestra un paseo con cadencia propia, una experiencia que nos sumerge en su visión del mundo desde la emoción, enlazando un tema con el siguiente para constatar la magia de su mirada.
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