«Transterrados», parece que no existimos

Pero, de pronto, todo se complica aún más. Un día despierta junto al cadáver de su pareja, Patricia Valdivia. No recuerda lo sucedido, pero todo apunta a que es el asesino, y empieza a rumorearse que es bipolar. En general, es cortés pero no deja de mostrar «un carácter agrio y a veces mordaz, que lo enfrentaba a quienes podían tenderle una mano». Hay alguien, sin embargo, que desea ayudarle o por lo menos aclarar los hechos , terriblemente confusos. Se trata de una investigadora, con quien tenía el proyecto de escribir un libro sobre la emigración desde distintos puntos de vista.

Y precisamente distintas perspectivas -a veces contrapuestas-, sobre quién y cómo era Luis Jorge Peña -también su propio testimonio-, iremos conociendo a través de esa mano amiga, voz narradora en una novela que tiene también no poco de coral . Nos adentramos así no solo en la personalidad del presunto criminal sino que descubrimos un universo oscuro, donde la lucha por la supervivencia es feroz y aparecen territorios como la trata de blancas o el narcotráfico.

«Allá nos convertimos en ausencia y aquí en nadie para una multitud anónima que no sabe que existimos» es el drama de los transterrados que aborda la escritora colombiana afincada en España Consuelo Triviño Anzola. Lo hace en una novela que, con elementos de «thriller», plantea interrogantes, cuestiones de gran actualidad -la emigración es, sin duda, uno de los temas cruciales de nuestro tiempo-. Aunque no únicamente esto. Más allá, indaga en el trasfondo del ser humano, no siempre luminoso, y nos sitúa en esa verdad por la que discurre la buena literatura: ni las cosas, ni las personas, son en blanco y negro.

Con su nueva propuesta, Triviño Anzola demuestra que los elogios que despertaron títulos anteriores, como «Una isla en la luna» «Prohibido salir a la calle» o «La semilla de la ira» no fueron por azar, consolidándose como uno de los nombres más sólidos de la actual narrativa escrita en español.