ARTE
‘Tornaviaje’, un fructífero retorno
La muestra en el Museo del Prado ilumina, como pocas veces se ha hecho, que el tráfico de obras de arte entre España y su imperio no fue unidireccional
Carlos Delgado Mayordomo
Resulta sorprendente la invisibilidad del proyecto colonial en la colección permanente del Museo del Prado , que atesora obras elaboradas precisamente durante los siglos que el Imperio español dominó el Nuevo Mundo . El continente americano permanece fuera de su Historia, como algo que ... avanza a destiempo de los modelos europeos. Un modo de recalibrar este inexplicable vacío es la exposición temporal ‘Tornaviaje’ , que recoge la producción artística realizada en América durante la Edad Moderna , y que actualmente se conserva en instituciones culturales y espacios religiosos de nuestro país.
Inventario de nivel
La muestra se divide en varias secciones que desglosan iconografías, técnicas, estilos y manufacturas que cargaron los galeones con destino a la Península Ibérica, y que recalaron en residencias de la nobleza, grandes catedrales, santuarios marianos o humildes parroquias rurales. El inventario de piezas, algo más de un centenar, es realmente interesante: desde encochados hasta el arte de plumaria que tanto fascinó a la nobleza española. También, cruces procesionales, exquisitos muebles o ajuares de metales preciosos. Destaca el magnífico conjunto de pinturas y esculturas que, pese a su directa conexión con lo español, no fueron siempre una mera transcripción de los desarrollos estilísticos de la metrópoli, ya que en ocasiones aquellos artistas consiguieron superar las pretensiones del Viejo Mundo de homogeneizar el sentido del arte.
Las obras seleccionadas son resultado directo del colonialismo . Pero los términos más polémicos del actual debate historiográfico (los más interesantes) son abordados con timidez. No es necesario doblegarse ante las epistemologías subalternas, ancladas hoy en la retórica y en lo narrativo, para abordar con solvencia el aparato militar imperialista transoceánico. El recorrido expositivo muestra un progreso culturalista que apenas menciona la violencia, la dominación cognitiva, la esclavitud o la creación de jerarquías. El escritor cubano Leza Lima señaló que «solo lo difícil es lo estimulante». Aquí, lo difícil es sustituido por una lógica discursiva que, amparada en una secuencia histórica hegeliana, atiende exclusivamente al desarrollo de la modernidad en América . Así, se relata un expansionismo cultural que ofreció a los europeos la oportunidad de convertirse en ciudadanos del mundo y que, también, permitió que los nativos americanos salieran de una supuesta condición de ‘barbarie’.
La clave conceptual de la cita madrileña reside en mirar, por enésima vez, hacia Europa
‘Tornaviaje’ mantiene el viejo lema ilustrado que afirmaba que el mundo entero podía conocerse a través de una racionalidad universal única . En el texto de presentación se afirma que esta muestra «nos permite entender algunos aspectos de nuestra cultura que están marcados por este tornaviaje, por aquellos elementos culturales que nos fueron llegando y que se integraron en nuestra vida cotidiana». La clave conceptual de la cita reside en mirar, por enésima vez, hacia Europa: ¿cómo se asimiló y se tradujo nuestra rica herencia?; ¿qué beneficios recibimos a cambio?; ¿cómo calibrar el retorno estético de aquella emprendedora inversión colonial?
Volver para contar
Estas preguntas se fundan en la idea del Otro, pero especialmente en el viaje de retorno como una de las claves esenciales de la identidad europea. En su ensayo ‘Teoría general de la basura’, Agustín Fernández Mallo afirma que, sin el regreso para narrar, el concepto de viaje construido por Occidente, y por lo tanto su identidad misma, no tendrían sentido.
Esta exposición mantiene esta pauta, y se ofrece como una revelación de las maravillas que trajeron aquellos viajeros ibéricos. Mientras, permanecen inarticuladas algunas de las preguntas esenciales del debate contemporáneo: qué lugar ocupa el arte latinoamericano en el concierto de la racionalidad civilizatoria occidental ; qué aporta su legado a la crítica al eurocentrismo; y, sobre todo, cuál es el lugar de enunciación del conquistado. En ‘Tornaviaje’, lo europeo es la única escala del patrón de medida.
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