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CÓMIC

«Hay una tendencia en el cómic de autor a experimentar y buscar nuevos lenguajes»

«Buñuel en el laberinto de las tortugas», el cómic de Fermín Solís sobre el rodaje de «Las Hurdes, tierra sin pan», se reedita 10 años después coincidiendo con el estreno de su adaptación cinematográfica

El dibujante y autor de cómic Fermín Solís

Pablo Delgado

Allá por el año 2009, quién le iba a decir al autor y dibujante Fermín Solís (Madroñera, 1972) que una de sus obras acabaría representada en los cines y, sobre todo, siendo una de las películas más esperadas en el pasado Festival de Málaga. « Buñuel en el laberinto de las tortugas », la adaptación de su novela gráfica con mismo título, está dirigida por Salvador Simó, y producida por el mismo equipo de «Arrugas» o «Chico y Rita», se convierte en uno de los títulos más apetecibles del año. Incluso antes de estrenarse el 26 de abril en cines ha ido cosechando varios premios internacionales.

Un cómic maravilloso que representa esos momentos previos al rodaje (y el propio rodaje) en el que Buñuel y su equipo piensan sus contradicciones profesionales y humanas. Aborda la figura de un Buñuel en un estado de bajón creativo y pesimista y cómo el rodaje de su tercera película « Las Hurdes, tierra sin pan » se convirtió en un documental pionero en España, en el que el cineasta reflejó su visión cruel, olvidada y sin esperanza de la vida en una zona rural. La descripción de cómo pudo ser el rodaje le ha permitido a Solís contar un momento que marcó un antes y un después en la carrera del cineasta y en la historia del cine.  La novela gráfica fue editada en primer lugar en 2009 por Astiberri en blanco y negro y ahora, 10 años después, la reedita a todo color la editorial Reservoir Books. 

Las obras de Solís se han traducido y han sido editadas en Estados Unidos, Francia y Canadá por algunas de las editoriales independientes más importantes de estos países. Además, alterna su trabajo como dibujante y guionista de cómics para adultos con la escritura e ilustración de libro infantil, así como para prensa y agencias, trabajando como ilustrador «freelance».

–Se considera uno de esos privilegiados que ha conseguido vivir de su sueño infantil. ¿Cómo y cuándo empezó a dibujar?

–La verdad es que nunca soñé de pequeño con llegar a ser dibujante. Siempre me gustó leer libros ilustrados e intentaba imitar los dibujos de mis autores favoritos. Cuando descubrí el cómic, primero los clásicos de Bruguera, luego los superhéroes y después el cómic «underground» para adultos y el álbum europeo, sí que me picó el gusanillo de dibujar tebeos, pero nunca jamás imaginé que iba a dedicarme a esto, fue algo que llegó muy poco a poco, dibujaba alternándolo con trabajos dispares hasta que un día, casi sin darme cuenta, me dedicaba exclusivamente a dibujar.

–¿Qué significa para usted dibujar?

–Bueno, dibujar forma parte de un proceso para contar historias, es un soporte. Casi siempre se olvida que para dibujar, en este caso una novela gráfica, tiene que haber un texto previo, un guión. En mi caso, que también escribo e ilustro libro infantil, es tan importante la escritura como el dibujo. Por lo tanto, el dibujo es solo un complemento más para lo que quiero contar, al menos en mi caso. Y, si he de ser sincero, me lo paso tan bien o más escribiendo que dibujando.

–¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen ilustrador y/o guionista de cómics?

–Pues no sé, cada uno tiene sus recursos. Yo creo que es imprescindible leer mucho, de todo. Estar al tanto de lo que hacen otros guionistas, otros escritores, contrastar lo que se escribe y dibuja con otros compañeros profesionales, pedirles opinión, que este es un mundo muy de trabajar solo. Y luego, estar siempre con el oído atento, a la calle, a las conversaciones a cualquier estímulo que pueda servir de inspiración y en el caso del dibujo ir siempre con la libreta y el lápiz a mano.

Viñetas de «Buñuel en el laberinto de las tortugas»

–¿Cómo definiría el cómic?

–Buena pregunta. Sobre todo un arte, con obras mayores y menores, como en todos los campos artísticos. Que sigue estando infravalorado y con prejuicios por el desconocimiento que existe hacía él por la mayor parte del público. A nivel personal, defino el cómic como una pasión, algo que forma parte de mi vida desde que era pequeño, al que vuelvo una y otra vez.

–Cuando abre uno, ¿qué no soporta ver?

–Soy muy tiquismiquis con el tipo de papel, si no me gusta no entro en la historia del todo. Aparte de esta rareza no soy nada fetichista con manías de coleccionista ni nada de eso. En general cuando compro cómics lo hago por medio de alguna recomendación de un amigo, un «podcast», una reseña en la «web», por lo que nunca me encuentro con sorpresas ni nada que no soporte ver.

–Háblenos del proyecto «Buñuel en el laberinto de las tortugas» (Reservoir Books). Recuérdenos, ¿de dónde salió la idea allá por 2009 y cómo fue ese proceso?

–Pues fue por un viaje que hice a Las Hurdes buscando inspiración para mi nuevo cómic. Quise hacer una historia sobre Las Hurdes de hoy pero me encontré con que Buñuel y su documental aún tenían mucha presencia allí.

–¿Por qué Buñuel y «Las Hurdes, tierra sin pan»?

–Porque Luis Buñuel apenas dejó 5 líneas escritas en sus memorias sobre esta película y su experiencia en Las Hurdes. Viendo todo lo que generó esta película después pensé que podría inventar cómo pudo ser aquel rodaje.

–Buñuel mostró una realidad dura y cruel con su documental, en el que se basa el cómic. ¿Cree que actualmente hay una falta de ideales y crítica social en la comunicación visual?

–No lo creo, lo que pasa es que esta crítica hay que buscarla en determinados sitios, desde luego no en la televisión actual. Pero existe, no al nivel de lo que hizo Luis Buñuel, porque eran los años 30 y la crueldad que se refleja en el documental hoy sería impensable, sobre todo hacia el mundo animal.

«El dibujo es solo un complemento más para lo que quiero contar»

–Muchas obras se componen de la relación entre guionista e ilustrador. ¿Qué supuso para usted enfrentarse solo al proyecto? ¿Existe una mayor implicación y responsabilidad personal al ser autor completo?

–En mi caso siempre trabajo como guionista e ilustrador, es mi proceso de trabajo natural, la implicación es mayor y además todo el proceso de documentación lo hice yo mismo, descubriendo multitud de cosas de Buñuel, curiosidades, rarezas, estudié mucho la época, París años 30, la Segunda República, el movimiento surrealista, fue apasionante todo este proceso.

–¿Cuánto tiempo le llevó escribir y dibujar esta obra?

–No puedo decir un tiempo exacto porque, a la vez que trabajaba en este libro, hacía otros trabajos de ilustración, cómic infantil, etc. Pero cerca de año y medio entre documentación, escritura de guión y dibujo.

–¿Qué sensaciones o sentimientos buscó transmitir al lector?

–La verdad es que eso es algo que nunca me planteo. La primera premisa que tengo para hacer un cómic es que tengo que disfrutar haciéndolo. No suelo pensar mucho en lo que quiero transmitir. Para mí, «Buñuel en el laberinto de las tortugas», era solo un tebeo más. Había hecho cómic adulto antes pero con géneros autobiográficos, costumbristas, quise probar algo nuevo, era más un ejercicio personal, y quería probar cosas nuevas, documentarme, dibujar con un estilo menos infantil… Nunca imaginé que iba a llegar a convertirse en esto. Una vez que la película se puso en marcha se pensó en reeditar el libro, esta vez con color. Para darle un estilo más parecido al de la película, que desde un principio se pensó en color. Por eso esta nueva edición sale con los colores que se han utilizado en el filme.

–¿La elipsis lo es todo en el cómic?

–No, yo creo que no lo es todo, es una parte más; los silencios, la distribución de las viñetas y el uso de ellas para manejar el tiempo, hay muchas más cosas en el cómic.

Un fotograma de la adaptación cinematográfica del cómic de Solís

–¿El guionista de cómic es un pensador de imágenes? ¿Debe dominar la imagen?

–Ahí solo puedo hablar desde mi punto de vista. Cuando escribo un guión no lo hago de manera técnica. Suelo anotar cosas en un cuaderno y luego darles forma en un «storyboard». Entonces escribo el guión usando imágenes directamente.

–En los últimos años se están editando numerosos cómics a nivel nacional, habiendo un auge. ¿Se está acercando el cómic a una pretensión más artística?

–En algunos casos sí, hay una tendencia en el cómic de autor a experimentar y buscar nuevos lenguajes en el cómic, eso es muy bueno, para llegar a nuevos lugares aún sin explorar en el medio.

–¿Por qué la narrativa de cómic es atractiva para usted?

–No lo sé, porque me sentí atrapado por el cómic desde pequeño. No tengo una respuesta concreta, como lector disfruto admirando los dibujos, el color, la composición, como lector me encanta encontrarme con buenas historias. Como artista, sin embargo, me siento más cómodo y feliz escribiendo e ilustrando libros infantiles.

–«Buñuel en el laberinto de las tortugas», se estrenó el 26 de abril como largometraje de animación dirigido por Salvador Simo. Cuéntenos cómo ha sido este proceso y que ha supuesto para usted que su obra salte al cine.

–El proceso ha sido muy lento. Primero se intentó hacer un cortometraje desde una pequeña productora de Almendralejo, pero José María Fernández de Vega mostró este proyecto junto al cómic a Manuel Cristóbal, que previamente había producido la premiada « Arrugas » –también basada en un cómic– y quiso hacer un largometraje. Tuvimos las primeras reuniones hace más de tres años, hablamos del guión, los personajes y yo confié plenamente en el equipo para que hiciesen la película. En el apartado de dirección artística estaba José Luis Ágreda , ilustrador excepcional y amigo, así que yo no tenía nada que hacer allí. Visitaba el estudio a menudo y veía todo el proceso desde fuera y siempre me maravillaba ver lo que estaban consiguiendo. Para mí ha sido una experiencia muy bonita, he ido con ellos a festivales y presentaciones y he disfrutado mucho. El libro vuelve a tener una segunda vida con la nueva edición de Reservoir Books. Espero que todo el esfuerzo que han realizado para sacar adelante la película sea recompensado con premios y éxito. De momento ya lleva unos cuantos.

«La primera premisa que tengo para crear un cómic es que tengo que disfrutar haciéndolo»

–¿Cuál puede ser la base ideal para crear un cómic de éxito? ¿Su éxito definitivo es que se adapte al cine?

–No lo creo, si se adapta al cine llegará a más público, pero no tiene que ser sinónimo de éxito. Un cómic de éxito como «Maus» no tiene adaptación al cine. Hay que hacer simplemente una buena obra que llegue al público general.

–Desde hace unos años los cómics de toda la vida se venden también en librerías no especializadas. ¿Ha ayudado cambiar el término en algunos formatos por el de novela gráfica?

–Tal vez el término novela gráfica ha ayudado a que se venda más pensando que es un género. Por mi parte genial si se vende más llamándose así. Lo importante es que se conozca el cómic y que se lea más.

–¿Cuál va a ser su próximo proyecto?

–He terminado mi nuevo cómic para Reservoir Books que lleva por título «Medea a la deriva». Y en septiembre comienzo una colección de libros infantiles titulada «Harry y Cerdon» con la que estoy muy ilusionado.

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