LIBROS
Stig Dagerman, una necesidad de consuelo insaciable
El escritor sueco se suicidó a los 31 años con una obra relativamente corta, pero intensa, que incluye la recién rescatada, y espléndida, ’Niño quemado’
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Iniciar sesiónEl escritor de culto y niño prodigio de las letras escandinavas, anarquista y joven genio desasosegado que le hizo parecerse en ocasiones al torturado y turbulento Strindberg , el sueco Stig Dagerman (1923-1954) escribió su obra entre 1945 y 1949, de los 21 a ... los 26 años. Admirado fervientemente por escritores como Siri Hustvedt y Colm Tóibín , entre otros, el que sería el escritor más mítico y emblemático de su generación, mezcla de periodista y literato, en 1954, inmerso desde hacía tiempo en una profunda angustia y desesperación que le impedía escribir, se metió en su garaje, con las ventanas cerradas del coche y el motor encendido, y se suicidó. Tenía sólo 31 años.
Dejaba tras de sí cuatro novelas (entre ellas, la espléndida ahora aparecida, ‘Niño quemado’), cuatro obras de teatro , un célebre reportaje por Alemania, recién acabada la guerra (’Otoño alemán’, Octaedro, 2001), volúmenes de cuentos (’El hombre desconocido’, Nórdica 2014), ensayos, poemas y un atormentado y último texto titulado ‘Nuestra necesidad de consuelo es insaciable’, donde descarnadamente se definía como un condenado a muerte «con breve permiso carcelario».
Europa en ruinas
Nacido en Älvkarley, una pequeña población cercana a Estocolmo, Dagerman se crió con sus abuelos en una discreta granja. Una vida, la dura vida rural de trabajo incansable, y un enloquecido «fervor por la tierra» por parte de gente «que podía haber emigrado» pero que escogieron quedarse, cuyo recuerdo nunca le abandonaría. Así lo narraría en un relato autobiográfico. Trasladado a estudiar a la capital, siempre se sentirá ajeno, a mitad de camino : los niños de los campesinos le consideraban un «extraño» y en Estocolmo nunca dejaría de ser «el chico torpe de pueblo».
Allí vive con su padre, cantero del ayuntamiento, de quien adquiere muy pronto el ideario y militancia anarquista. En los años 30, la casa de su padre fue un lugar de encuentro de numerosos antifascistas y miembros de las Brigadas Internacionales. Un motivo, las ciudades en guerra españolas, ya fueran Madrid o Barcelona, que aparecerán frecuentemente en sus relatos. Amigo de Federica Montseny , esta líder anarquista lo definió a la perfección: «Su literatura tradujo un estado de ánimo, una crisis profunda: demasiado joven para saber esperar; demasiado absoluto en sus sentimientos y pensamientos».
En los años 30, la casa de su padre fue un lugar de encuentro de antifascistas
En 1947, Stig Dagerman publicaría un impresionante testimonio, que ha quedado como una de las obras fundamentales de ese período, su reportaje ‘Otoño alemán’. Enviado en 1946 como corresponsal por el periódico sueco ‘Expressen’, cuando ya había publicado dos novelas importantes (’La serpiente’ y ‘La isla de los condenados’) Dagerman emprendería un escalofriante viaje por la Alemania derrotada , un país irreconocible, masacrado por las bombas. Un estremecedor texto que sería parcialmente recogido en una excelente antología realizada por Hans Magnus Enzensberger (‘Europa en ruinas. Relatos de testigos oculares de los años 1944 a 1948’, Capitán Swing). Un volumen que recopilaba textos igualmente magníficos de Alfred Döblin, Max Frisch, Martha Gellhorn, Norman Lewis y Edmund Wilson, entre otros.
Como señala el escritor sueco Per Olov Enquist en su prólogo a ‘Niño quemado’, posiblemente lo que Dagerman vio en Alemania aquel otoño de 1946 («los restos de una cultura europea bombardeada hasta la ruina») lo marcó de forma inevitable para los pocos años que le quedaban de vida: «Después de Alemania, la alegría de escribir ya no estaba», dirá. Tras publicar en 1947 precisamente ese éxito internacional, ‘Otoño alemán’, sobre la Alemania vencida y fantasmal, Dagerman sería enviado por su periódico a Francia para continuar los reportajes. Le fue imposible llevarlo a cabo y en cambio se refugió en un pequeño pueblo francés en 1948 , donde escribió su obra maestra ‘Niño quemado’, de inspiración en parte autobiográfica. Una novela que conmocionó a generaciones de lectores.
Plan de vida
Todo su ideario de la angustia por vivir y la rebeldía de no aceptar el adormecimiento de «una alegría exánime», de buscar incesantemente «un plan de vida» que se diferenciara del resto, «más arriesgado y más apasionado», mientras se aspira a una «pureza» (una de las palabras más repetidas a lo largo del libro) entendida como «esa sensación que quema toda duda, toda cobardía y toda consideración en el interior de uno mismo», se halla inmerso en esta historia tan potente y singular como deslumbrante. Una historia de amores prohibidos y complejos de Edipo jamás sublimados dentro de un mismo entorno familiar.
Bengt, un joven de veinte años, vive en un barrio de clase trabajadora de Estocolmo y se siente perdido, y embargado también de una mezcla de odio, celos e igualmente amor, hacia su padre, tras el fallecimiento de su madre. Novela áspera y dolorosa de aprendizaje , al final de ella Bengt vencerá el miedo «a saber»: «Saber de verdad es caro, cuesta sangre y lágrimas, pero merece la pena. No somos felices, pero contamos con una paz provisional».
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