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LIBROS

«Stalingrado», de Grossman, por fin libre de la censura soviética

Este monumental fresco histórico escrito por Vasili Grossman, en la mejor tradición de la gran literatura rusa, aparece en nuestro país, por primera vez, en su versión completa

Una de las escasas imágenes que se tienen de Grossman en el frente
Mercedes Monmany

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Si la difusión internacional de la gran literatura rusa, que una y otra vez ha dado a la Historia autores y obras memorables, estuvo marcada en la década de los 50 por la aparición de Doctor Zhivago de Pasternak y en la de los 70 por Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn , las primeras décadas del XXI se verían sin duda marcadas por el descubrimiento de un nuevo y magnífico Guerra y paz , a la manera de Tolstoi, firmado por un escritor soviético, Vasili Grossman , en su díptico Por una causa justa y Vida y destino . Un escritor convertido más tarde a la verdad única, humanista y antitotalitaria que unía a todos por igual. Una «bondad» elemental que él oponía -como diría Todorov, que preparó la edición de sus Obras completas en francés y cuyo estupendo ensayo introductorio se recogería en el volumen Sobre Vida y destino , de Galaxia Gutenberg- a una mera «doctrina del bien» que demasiado a menudo, en su persecución, se confundía peligrosamente con una «práctica del mal». Esta editorial ha ido publicando toda la obra de Grossman.

Recuperándose el título que el mismo Grossman quiso otorgarle desde un principio (Stalingrado ) ahora aparece en nuestro país, por primera vez, la edición completa, sin la censura a la que fue sometida en su día, en ocasiones de meros fragmentos y párrafos, otras de páginas enteras. Una enorme y detallada documentación acompaña la edición de esta fabulosa primera parte de lo que sería Vida y destino . En 1952, Grossman publicaría por entregas Por una causa justa en una revista de la Unión Soviética. La obra, que en principio mantenía la ortodoxia del realismo socialista y conservaba la lealtad al régimen, sería en un principio aplaudida por la crítica y propuesta para el Premio Stalin, pero de repente pasó a ser violentamente denostada por Pravda . Con la muerte de Stalin y, sobre todo, con el «deshielo» de la era Jruschov, las cosas mejorarían para él. En 1954, Por una causa justa es reeditada en libro. Mientras tanto, Grossman trabajará en la que acabará convirtiéndose en su obra más conocida, Vida y destino , que termina de escribir en 1960. Aunque en 1962, esta segunda parte, sufrirá nuevos escollos por parte de miembros del Politburó, encargados de «cuestiones ideológicas» .

Magnífico legado

Así se lo manifestará un alto mandatario al mismo Grossman: «Usted sabe cuánto daño nos hizo el libro de Pasternak. Todos los que han leído el suyo coinciden en observar que Vida y destino causaría un daño infinitamente mayor que Doctor Zhivago ». Por fin, gracias al disidente Sajarov, la novela vería la luz en Suiza en 1980 . Por una causa justa y Vida y destino , gigantesco fresco épico sobre el pueblo ruso, inmerso dramáticamente en una guerra, la Guerra Patria, que los uniría a todos, compondrían lo principal del magnífico legado dejado por este escritor y cronista de guerra, nacido en 1905, en el seno de una familia de origen judío asimilada , de Berdychiv, uno de los lugares de Ucrania con mayor población judía antes de la guerra. Población que sería exterminada casi en su casi totalidad en las terribles matanzas de las Einsatzgruppen nazis. Uno de aquellos miles de asesinados sería su querida madre.

Grossman se ofreció como voluntario para ir al frente. Fue periodista del Ejército Rojo

Las dos novelas, que compartirían personajes , tendrían como centro la batalla de Stalingrado y el destino de la familia Sháposhnikov. Su estructura no ocultaría la inspiración en la obra de Tolstoi, autor que Grossman veneraba. Durante sus años en el frente llevó consigo sólo un libro, Guerra y paz . Cuando estalló la guerra en la URSS en 1941, Grossman se ofreció como voluntario para ir al frente, convirtiéndose en periodista del Ejército Rojo y participando en los grandes enfrentamientos con el ejército alemán. La primera parte, Por una causa justa (ahora publicada en versión completa como Stalingrado ) comienza con dos dictadores, Mussolini y Hitler, que se han reunido y «conjugan sus fuerzas para desatar otra catástrofe en Europa o África» y con una celebración familiar de los Sháposhnikov en su casa de Stalingrado en el verano de 1942. Grossman cerraría su ciclo novelesco de Vida y destino con un reencuentro final de la familia Sháposhnikov, antes de su partida de un Stalingrado en ruinas en abril de 1943.

Enclave heroico

En febrero de 1943, la palabra «Stalingrado» estaba en boca de todos. Se convirtió en el símbolo del enclave heroico donde se detuvo el ataque alemán. Inmediatamente después de las batallas que presenció como corresponsal de Estrella Roja , informando en sus columnas, Grossman comenzó su fresco monumental. En aquellos momentos Grossman era un hombre devastado por la guerra. Su hijo mayor había caído en el frente y su madre había sido asesinada por los nazis, sin que él pudiera socorrerla. Hasta entonces, ninguna invasión tártara ni napoleónica ni ningún enemigo penetrando en el suelo ruso habían hecho pagar un precio tan alto por la victoria.

Epopeya de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial, Stalingrado es también un retrato vivo del pueblo ruso captado en el momento de atroces sacrificios protagonizados por hombres y mujeres «corrientes». Esa sería la intención de Grossman: trazar un relato paralelo a los grandes enfrentamientos y al protagonismo de decenas de militares «legendarios», algunos plenamente reconocibles en la novela. Según Grossman, una mezcla de los dos, la fuerza militar y el no caer en el desánimo por parte de la población, llevaría al triunfo sobre la Alemania nazi. «La unión de todos ellos, junto a regimientos, compañías y pelotones, socavaron las bases de la estrategia hitleriana de la guerra relámpago». La batalla de Stalingrado, que duró desde agosto de 1942 a febrero de 1943, sería definitiva. A partir de entonces, el mundo libre empezó a vislumbrar la victoria sobre la Alemania nazi.

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