LIBROS

Sofi Oksanen, en la Ucrania post-soviética

En su nueva y magnífica novela ‘El parque de los perros’, logra que el lector viaje a la Ucrania post-soviética

Sofi Oksanen (1977), autora finlandesa de raíces estonias

Como siempre sucede en las novelas de la gran autora finlandesa, de raíces estonias Sofi Oksanen (1977), novelas entre ‘thrillers’ existenciales y políticos, y viajes tenebrosos a pasados compartidos en el Este y los Países Bálticos, ninguno de sus personajes sale indemne del ... sucio y sombrío curso de la historia reciente en países antaño ocupados. Países ocupados por vecinos poderosos, ya fueran los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, como los soviéticos posteriormente.

En todos estos pasados, más o menos remotos para cada familia, las mujeres han sido frecuentes víctimas de la historia. En las novelas de Oksanen el sufrimiento y la devastación une a unos y a otros . Tanto si se refiere a las personas como a los países sometidos a totalitarismos, son intercambiables. ¿Se puede, nos viene a decir una y otra vez esta dura y destemplada autora, vivir en un país ocupado y no comprometerse?

‘El parque de los perros’ . Sofi Oksanen. Salamandra, 2022. 416 páginas. 23 euros

Falta de futuro

¿Se puede sobrevivir, como en otros lugares menos castigados, cuando se ha colaborado, cuando se ha resistido costosamente o bien cuando se ha tocado de cerca, a diario, la desesperación, la falta más absoluta de futuro, el miedo y alguna forma de «adaptación», por mínima que fuera, a unos infiernos íntimos y cotidianos? En muchos de estos países, o zonas ocupadas por la fuerza de la antigua URSS , la gente siempre tuvo la sensación de que el Muro nunca había caído. Ese famoso Muro que separaba en dos mitades Europa, y que señalaba a unos y a otros como un Oriente o Este castigado, y un Occidente favorecido y acomodado.

Desde la magnífica y perturbadora novela que la lanzó a la fama internacionalmente en 2010, ‘Purga’ (Salamandra), pasando por una primera obra, ‘Las vacas de Stalin’ (los deportados estonios a Siberia, al ver a las paupérrimas cabras de allí las llamaban irónicamente «las vacas de Stalin», emulando la propaganda del régimen que decía tener las vacas «más excepcionales») o en su espléndida inmersión en el periodo de ocupación nazi de Estonia, de 1941 a 1944, ‘Cuando las palomas cayeron del cielo’ (Salamandra), en cada una de sus novelas, Oksanen ha utilizado frecuentes ‘flashbacks’ entre una época y otra. Nunca ha dejado de denunciar el malestar duradero, la inestabilidad profunda, los secretos angustiosos de cada cual, los traumas que se instalan durante toda una vida y a los que se enfrentan los ciudadanos de unos territorios muchas veces envueltos en brumas para la mayor parte de los europeos, como ha sucedido con la masacrada Ucrania.

Crudo relato sobre las mafias que controlan el comercio «de la carne»

En la de nuevo magnífica novela ‘El parque de los perros’, el lector viaja a la Ucrania post-soviética. El crudo relato, a la manera de una apasionante novela negra cuyos enigmas se van desvelando paso a paso, tiene por protagonista el sombrío mercado y las mafias que controlan el lucrativo comercio «de la carne». Un comercio que se ceba en mujeres jóvenes, atractivas y de «buenos genes» , dispuestas a todo, incluso a vender órganos, para salir de la miseria en la que están instaladas sus familias tras el derrumbe del ex imperio soviético, con cabezas de familia prematuramente desaparecidos en extracciones mineras sin ninguna clase de protección ni seguridad. La solución más frecuente a la que recurren es la donación de óvulos, en medio de un tráfico clandestino. Porque aunque no pocos huyeran a Occidente, muchos buenos médicos e investigadores científicos se han quedado en Ucrania.

Condena a muerte

En ese mundo lleno de sospechas, la palabra «modelo», como le sucede a la protagonista Olenka, refugiada en Finlandia, hay que utilizarla con cuidado. En el mundo del que viene, como recuerda en 2016, sentada en el banco de un parque de Helsinki donde las familias pasean con sus perros, esta palabra podía ser vista como un eufemismo para referirse a «servicios de acompañamiento de pago» : «Yo era alta para mi edad, quince años, participé en un concurso de belleza y gané. Con la caída de la Unión Soviética las chicas del Este representaban el nuevo exotismo». Sin embargo, por lejos que se encuentre, la pesadilla de Olenka parece haberla atrapado de nuevo. Y no tardará en recordar también las palabras de una antigua deportada: «Un destierro sin derecho a correspondencia es una condena a muerte».

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