LIBROS
«El simpatizante», el vietnamita impasible
Tras varios premios y ser finalista del National Book Award, «El simpatizante», de Viet Thanh Nguyen, ganó el Pulitzer en 2016
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEntre los cientos de cabezas de ese hermoso monstruo nunca del todo capturado que es la Gran Novela Americana, una de ellas es la que escupe el fuego de la novela bélica . Y esa cabeza, a su vez, se ramifica en otras tantas ... correspondientes a las guerras Independentista y Civil, a la Primera y Segunda Mundiales, a ese casi fantasma que es Corea, a las sucesivas incursiones con mucho de «día de la marmota» por Oriente Medio y, acaso, a la más narrativamente poderosa: la triunfal derrota de Vietnam. Allí se enrolaron implacables marines de ficción o de no ficción como T. O’Brien, P. Caputo, R. Stone, G. Hasford, J. Irving , M. Herr, K. Marlantes, R. Olen Butler, S. Wright, D. Johnson, T. Wolff, K. Vonnegut , y la larga marcha por entre los arrozales y el napalm se extiende hasta el horizonte y bajo un sol color agente naranja.
La Gran novela Americana sobre Vietnam escrita por un vietnamita de nacimiento, de nombre Viet
Ahora, por fin sucedió lo que debía haber sucedido hace mucho tiempo, pero más vale tarde que nunca: la Gran Novela Americana sobre Vietnam escrita por un vietnamita de nacimiento (cuyo nombre es ni más ni menos que Viet) y que, luego de ser rechazada por trece editoriales, ganó en 2016 el Pulitzer (merecidamente). Acaso lo más sorprendente de todo: con «El simpatizante» -debut narrativo de Viet Thanh Nguyen (prestigioso profesor de estudios étnicos en la University of South California), nacido en 1971 en Buon Me Thuot e inmigrante a la Costa Oeste con sus padres luego de la caída de Saigón- se nos ofrece no una furiosa diatriba antibélica o un retrospectivo ajuste de cuentas. Ni siquiera una prolija contra-versión de la más desprolija de las historias. No: «El simpatizante» es algo mucho menos obvio y tanto más inesperado: un entretenimiento de primer orden y uno de los mejores «thrillers» «exóticos» de los últimos tiempos -a la par de los de Conrad, Greene y Le Carré- cuando se trata de diseccionar el cuerpo y el alma de hombres con varias caras y lealtades encontradas. Así, desde un presente caído en desgracia, el narrador sin nombre -hijo ilegítimo de madre local y de sacerdote francés, un topo norteño en el ejército de Vietnam del Sur quien es exportado/importado a los EE.UU. y allí continúa espiando- es dueño de una voz como de autómata discretamente picaresco .
Caída de Saigón
Luego de un largo y magistral tramo introductorio reconstruyendo la caída de Saigón y su paso por los campos de refugiados de Los Ángeles -casi como si se tratasen de una carrera de postas o de un «reality show»-, los grandes pasajes de «El simpatizante» pasan por su crítica mirada sin párpados en cuanto al proceso que va experimentando la guerra como gran icono pop en libros y en canciones y, sobre todo, en películas. Y Nguyen aumenta aún más la apuesta y rompe la banca cuando hace que su vietnamita impasible sea contratado por un director genial y megalómano como «consultor cultural» en el catastrófico rodaje en Filipinas de una película que se nos proyecta como versión alternativa de «Apocalypse Now» con destellos de «Rambo», «Platoon» y, sí, «Tropic Thunder».
Con los años y los accidentes y las mentiras y contramentiras, al simpatizante le ocurre lo que suele ocurrirle a estos profesionales de la apariencia: ya no saben quiénes son ni en qué creen . Y esa incertidumbre suele trasladarse a sus siempre paranoicos empleadores. Por lo que llega el momento de recapitular y de hacer memoria bajo interrogatorio feroz. Y esa confesión y puesta en limpio de lo imposible de aclarar es «El simpatizante». El resto, ya lo saben: es «El Horror, el Horror» .
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete