LIBROS
Shakespeare en las alforjas de Victor Hugo
Iba a ser el prólogo a una traducción de su hijo, pero se convirtió en un libro: Shakespeare según Victor Hugo
Víctor Hugo, autor de «A propósito de Shakespeare»
El presente año, pródigo en conmemoraciones, tiene en Cervantes y en Shakespeare sus figuras centrales, al cumplirse el cuarto centenario del fallecimiento de ambos. Ello ha propiciado que vuelvan a las librerías algunas obras fundamentales para el conocimiento y exégesis de ambos genios, como la ... monografía de Victor Hugo sobre el cisne del Avon aparecida originalmente en París en 1864 y traducida al español por vez primera en 1880 (Madrid, Saturnino Calleja) por Antonio Aura Boronat. Esa primitiva versión es la que ahora ha rescatado Biblok-Desván de Hanta, titulándola «A propósito de Shakespeare», ateniéndose a lo que el propio Hugo dice en nota preliminar: «Le vrai titre de cet ouvrage serait "À propos de Shakespeare"». El hijo menor de Hugo, François-Victor, andaba traduciendo al francés la obra de Shakespeare , aprovechando el destierro de la familia, proscrita del Segundo Imperio, en la isla británica de Guernsey.
A los doce años
El autor de « Nuestra Señora de París » quiso poner un prólogo a esa traducción shakespeareana de su hijo, y ese prólogo fue creciendo hasta convertirse en un maravilloso libro de casi seiscientas páginas (en su «editio princeps»), que es el que puede hallarse hoy en librerías, en la versión recuperada de su primer traductor español.
En este ensayo encontramos una confirmación del tamaño colosal del viejo Will
Allá por 2004 tuve ocasión de alentar la aparición en castellano del «William Shakespeare» de Hugo en la colección «Libros de los Malos Tiempos» de Miraguano, en traducción y notas de Carlos González del Pie. Tal vez pueda encontrarse todavía ese libro en alguna parte. Comentaba yo entonces cómo lo leí en el otoño de 1963, cuando tenía doce años y estudiaba quinto curso de bachillerato en el colegio del Pilar. Fue en un tomito rojo de la inolvidable colección «Crisol», de Aguilar, y el traductor era José López y López. Me entusiasmó la lectura del libro en el que Hugo se enfrentaba al tema del Genio y la misión del Arte, con el pretexto de la traducción, llevada a cabo por su hijo, de la obra de Shakespeare al francés.
Con C mayúscula
Me entusiasmó entre otras cosas porque de su lectura se extraía una certeza que me ha acompañado siempre desde hace más de medio siglo: la convicción de que Victor Hugo es otro más en la galería de hombres irrepetibles citados al final de «A propósito de Shakespeare», un Conductor de mentes con C mayúscula y sin paliativos, tan mitológico como Orfeo o Hermes, tan bíblico como Job, Isaías y Ezequiel, tan clásico como Esquilo, Homero, Sófocles, Platón, Aristóteles, Plauto, Lucrecio o Juvenal, tan permanente como Rabelais, Cervantes, Calderón, Milton, Molière, Diderot o Voltaire (y solo aduzco algunos nombres de la lista de Hugo).
Quien no haya leído todavía a Shakespeare tendrá en el libro de Hugo sobre el dramaturgo de Stratford una guía magnífica para sumergirse después en la lectura, cuanto más compulsiva mejor, del teatro shakespeareano. Quien haya leído a Shakespeare previamente encontrará en el ensayo del escritor francés una confirmación del tamaño colosal del viejo Will. En un caso o en otro, es absolutamente necesario tener en cuenta esta monografía de Victor Hugo si uno quiere saborear a conciencia lo que un gran escritor nos cuenta acerca del mayor escritor de las letras universales. «El mundo es un bosque despiadado y oscuro -escribí en algún sitio-. Pero vale la pena atravesarlo si lleva uno consigo una edición cualquiera del William Shakespeare de Hugo en las alforjas».
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