Salvador Dalí y la sátira surrealista

Considerada inmoral y obscena, la obra del escritor, médico y humanista del siglo XVI François Rabelais contribuyó a una descripción humorística, a menudo exacerbada y paródica, de la Francia de su tiempo. Retrató en sus textos a seres grotescos en los que se reflejaban aspectos cotidianos, referencias a la tradición carnavalesca y temas como los pecados capitales, predominando la lujuria y la gula.

Aquellas lecturas fueron acompañadas por una serie de ilustraciones realizadas por François Desprez para la edición publicada en 1565 por Richard Breton . Se trata de imágenes que a menudo rozan lo escatológico, siendo excesivamente satíricas e irreverentes. Sin duda, idóneas como apoyo visual al despliegue novelesco de Rabelais. En su conjunto, todo ello fascinó a Dalí y dio lugar a una colección de litografías que ven la luz en una curiosa exposición.

Titulada Dalí. Litografías de los excesos pantagruélicos , y comisariada por Fernando Castro Flórez , la muestra puede visitarse en la Fundación Bancaja de Valencia . Reúne obras realizadas en 1973 por el artista catalán recreando una selección de las estampas mencionadas que más llamaron su atención.

A través de 25 obras sobre papel japonés, encontramos en la sala una galería de personajes disparatados y fantásticos, caricaturescos . Se ponen en diálogo con la reproducción de la serie completa de las 120 ilustraciones del grabador francés del siglo XVI, estableciéndose paralelismos con el XX.

La exposición reúne además documentos, objetos, recortes de prensa, fotos, publicaciones y tres vídeos sobre Dalí que sitúan las litografías en el contexto de la particular imaginación del creador. Este añade elementos que subrayan los excesos de los personajes, acentuando las críticas a las instituciones.

El suelo sobre el que se apoyan los personajes pantagruélicos dibujados por Dalí cobra relevancia y suma detalles, apuntando hacia sus mundos oníricos, volcándose en el Surrealismo . En este sentido, el proyecto expositivo tiene un componente didáctico importante , ya que cada pieza se acompaña de una cartela que especifica las cualidades del personaje y lo contextualiza.

La sobriedad del montaje expositivo contrasta con lo carnavalesco de las historia de Rabelais llevada al papel. Para contribuir a la inmersión progresiva del espectador en la muestra, se ubican en determinados puntos de la sala códigos QR mediante los cuales se accede a más material educativo, vídeos y textos complementarios que enriquecen la experiencia.

A Dalí parece que le gusta indagar en la corporalidad de las figuras. Ya había creado anteriormente grabados para otras grandes obras de la Historia de la Literatura. Lo hizo con La vida es sueño , obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca , y La divina comedia , poema escrito por Dante Alighieri. Si Rabelais, cuando escribió Gargantúa y Pantagruel pretendía dejar perplejo al lector, Dalí también busca cierta ambigüedad para perturbar. Ambos comparten la necesidad del sentido del humor y denuncian de algún modo la hipocresía a través del disfraz y la máscara . Y no dejan de interesarse por la naturaleza humana, sin faltar los elementos eróticos, fálicos, transgresores... Casi nada.