LIBROS
El saber sí ocupa lugar
Reflexionar sobre educación y Universidad no es asunto baladí, ni deja de estar de actualidad, como demuestra este libro de Ricardo Rivero Ortega
Ricardo Rivero Ortega , rector de la Universidad de Salamanca
Con las universidades ocurre algo parecido a lo que acontece con la tortilla de patatas o el jamón serrano, pongamos por caso. Todo el mundo tiene una opinión sobre ellas porque hace treinta años, o más, pasaron por allí, aunque quizás no salieron del famoso « ... bar de la facultad». Pretenden saber más que nadie y repiten con carácter casi ritual «verdades cansadas» . Lo mal que están, así, en general. O lo abajo que salen aquellas de la Europa continental, y en particular las españolas, en los famosos ránking angloamericanos o chinos , que miden lo que les interesa a ellos, no al Espacio europeo de educación superior, al que por suerte pertenecemos.
Que nuestras universidades salgan mucho mejor en listados temáticos, entre las mejores del mundo en algunas disciplinas se ignora. No es noticia. Que tengan asignadas funciones en cantidad y calidad contradictorias y desmesuradas, o en los últimos veinte años no hayamos llegado en España ni siquiera a un miserable 1% del PIB en financiación de ciencia, tampoco cuenta.
‘El futuro de la Universidad’. Ricardo Rivero Ortega. Universidad de Salamanca, 2021. 338 páginas. 18 euros
Sin diagnóstico
La falta de un diagnóstico adecuado resulta dramática, porque la educación superior es materia con alto componente técnico, procedimental, legislativo y administrativo. La importancia fundamental de este libro responde a la necesidad que tenemos de conocer la Universidad y sus protagonistas desde dentro. El hecho de que el autor, Ricardo Rivero Ortega , sea rector de la Universidad de Salamanca, le confiere un enorme valor.
La visión histórica del libro se fundamenta en el primero de los seis capítulos ‘¿Cuándo y dónde nace la universidad?’. Las páginas dedicadas a la exportación global de la universidad como institución clave por parte de la monarquía española son preciosas. El segundo capítulo, ‘¿Cuál es el propósito de la universidad?’ integra el debate de la innovación y la virtualidad , que es presente y futuro, mas también presenta límites claros.
El tercero, ‘¿Qué es una buena universidad?’, aborda los ránking y sus sesgos, agencias de calidad, lo público y privado y la búsqueda de la excelencia, que asimila al papel de la educación como «ascensor social», lo que determina, en su opinión, la prelación de lo público. El capítulo cuarto, ‘¿Es posible el buen gobierno universitario?’, estudia la autonomía, órganos unipersonales y colegiados y el «estilo» de quien gobierna. Ni «ordeno y mando» ni inviable rompecabezas de corporaciones y grupos de presión. El quinto y fundamental capítulo, ‘¿Puede la universidad no ser internacional?’, ya se responde en el título, entonces no será universidad. Ojalá el autor acierte también en las razones de un epílogo esperanzador: en las aulas se juega nuestro futuro. Y termina en el umbral de la casa del propio autor.