LIBROS
Ricardo Piglia, un cuentista memorable
Esta recopilación de relatos, organizada por el propio escritor argentino, incluye curiosas piezas olvidadas y se han revisado otras
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Iniciar sesiónUna gran tradición literaria entre los escritores argentinos es el cuento. Desde Echeverría a Piglia, Y por ahí, Lugones, Borges, Bioy, Ocampo, Cortázar, Castillo, Blastein, Fogwill, Saer, Aira . Un número extraordinario de relatos que tienen, a lo largo del siglo XX dos orígenes, a ... veces lejanos, otras enfrentados y las más entreverados: Borges y Arlt. O mejor, para viajar a la semilla de todo: el viejo conflicto de los años veinte y treinta del pasado siglo entre Florida y Boedo. Cuando una calle, Florida, y un barrio, Boedo representaban dos universos literarios tan lejanos el uno del otro como las galaxias.
Uno, exquisito, fantasioso, intelectual; otro, popular, pegado a la realidad y a los conflictos sociales. Bien, de Ricardo Piglia (Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017) se publican sus ‘Cuentos completos’, una recopilación ordenada por el propio autor, a la que se han añadido curiosas piezas olvidadas, se han revisado otras, y se han ampliado algunas. Además, con un excelente criterio se ha seguido un orden cronológico lo que permite contemplar las diversas etapas (otros dirán evolución, pero ¿en literatura cabe hablar de evolución? no es una ciencia) del autor. Sirva como adelanto: este libro es un fascinante recorrido por la obra de uno de los grandes autores contemporáneos en español. Que se quedó, quién sabe por qué, sin el reconocimiento del Premio Cervantes, galardón más que merecido. Pero así es la Historia, o así la hacen, los que la hacen.
Realidades paralelas
El volumen comienza con un golpe seco, directo, brutal, ‘El joyero’. Todo son realidades paralelas que están aquí, seres que bien podría formar parte, unos de una historia universal de lo ínfimo y otros, de una galería de espejos en los que contemplar las deformaciones del destino . La sombra de Roberto Arlt es alargada y la de Borges es oblicua. Piglia es la superación del conflicto entre Florida y Boedo, con notables consecuencias, para bien, de la literatura argentina.
O hay un final abierto (Joyce) o hay una incertidumbre (que deja al cuento más abierto al lector aún, Borges) o los hechos se diluyen, se desvanecen en el aire y en la atmósfera de la trama (Arlt). Piglia maneja, con una delicadeza literaria formidable, diversos materiales. La suya es una literatura híbrida recogida en un género: el cuento. Así, la supuesta reseña, la autobiografía, el ‘thriller’, el relato policíaco (a no confundir con el anterior), el relato histórico, el diario, las historias sentimentales y hasta el roce con lo fantástico configuran esta facultad encomiable de contar historias, o al decir de Henry James, autor caro a Piglia: «Trabajamos en las tinieblas -hacemos lo que podemos- damos lo que tenemos. Nuestra duda es nuestra pasión y nuestra pasión, nuestra tarea. Lo demás es la locura del arte».
Todos y cada uno de los relatos de este lujo literario enganchan, seducen, inquietan
De 1967 es ‘La invasión’, donde hallamos una delicada obra maestra desde el plano histórico, ‘Las actas del juicio’. Del volumen ‘Nombre falso’ (1975), deslumbrante el relato que da título a uno de los mayores homenajes a la escritura de un autor, en este caso, el citado Arlt. ‘Prisión perpetua’ (1988), ‘Cuentos morales’ (1993), con esa atmósfera lóbrega y conmovedora por sórdida que es ‘En el bar El Rayo’, a ‘Los casos del comisario Croce’ (2007), uno de ellos ‘El Tigre’, recreando ese paraje cercano a Buenos Aires, lleno de magia y belleza. Cierra este lujo literario de cerca de una cincuentena de cuentos ‘Historias personales’ (2015-2017).
Cada uno de ellos engancha, seduce, inquieta. Hay un sentimiento tan poderoso como próximo a esa realidad lateral, sería la vida de los invisibles. Los cuentos se cierran, o se abren, cuanto algo decisivo va a suceder, o no. Más que finales abiertos son fogonazos , instantáneas que comienzan de manera arbitraria, como la vida misma y terminan sin terminar. No hay cierre sino un jardín de senderos que se bifurcan (Borges) como es la realidad soñada y vivida de cada uno. Al decir de su admirado Henry James todos ellos son «la casa de la ficción con un millón de ventanas». Hoy ya, como se ha descrito recientemente, un clásico contemporáneo.
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