La Ribot, coreografiar la vida

Aunque ella misma se define como «una artista de danza contemporánea», lo cierto es que ya desde los inicios de su trayectoria se ha visto interesada en la interrelación de disciplinas expresivas entre las que se encuentran la videocreación, la foto, la ‘performance’ y las instalaciones.

Nacida en Madrid en 1962, LaRibot reside en Ginebra, y ha desarrollado una dilatada carrera artística, fundamentalmente centrada en el territorio de la danza contemporánea y la coreografía –siempre desde una posición muy personal y heterodoxa–, con constantes incursiones en otros espacios fronterizos que la acercan y vinculan a diferentes lenguajes de creación como son el teatro, el cine, las artes visuales o los procesos de acción.

Entre otros reconocimientos nacionales e internacionales, cuenta con la Medalla al Mérito en las Bellas Artes (2015), el Premio en Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid (2018) y el León de Oro a la carrera en la Bienal de Danza de Venecia (2020).

La muestra de Madrid se inicia con ‘Laughing Hole’ (2006), una de sus ‘performances’ más referenciales, que deviene en instalación y con la que construye a lo largo de seis horas una atmósfera muy singular y creciente empleando textos y eslóganes en combinación con la sintaxis de los cuerpos y los sonidos. Otras piezas performativas, que también podrán ser contempladas en vivo, son ‘Piêce distinguée nº45’ y como principal novedad ‘LaBOLA’ , estreno mundial que ha sido creada específicamente para la muestra.

Una pieza excepcional que he tenido oportunidad de contemplar parcialmente en un ensayo previo, y que aúna como ya es característico en La Ribot, coreografía, danza, ‘performance’, cuerpo, espacio, vestuario, color, sonido, plasticidad e interrelación con el público, en un ‘totuum revolotum’ que refleja un mundo heraclitiano –la vida– en continua transformación y cambio. De hecho, esta exposición se presenta como un ente orgánico, en proceso, vivo, y en el que la participación del espectador es pieza angular, tal como comentan su comisario, Olivier Kaeser , y la propia artista.

Junto a esta selección performativa se presentan las instalaciones ‘Walk the Chair’ (2020), ‘Walk the Bastards’ (2017) –¡me encantan esas sillas de madera pirograbadas con textos, que han resultado erróneas o ‘bastardas’ por distintos motivos!– y ‘Walk the Authors’ (2018-en curso), en las que recurre de nuevo a objetos y materiales pobres y humildes con los que siempre ha mantenido un cálido diálogo y que requieren nuevamente de la intervención de los espectadores.

Los vídeos ‘Despliegue’ (2001), ‘Cuarto de Oro’ (2008) y ‘ROJO’ (2020), este último realizado durante el confinamiento, muestran su peculiar proceso de ejecución, en un plano secuencia como ‘cuerpo operador’ y, junto al montaje de ‘polaroids’ ‘Otra Narcisa’ (2003) y sus elocuentes cuadernos de trabajo conforman el otro bloque de obras de una exposición altamente recomendable.