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Peter Sloterdijk nos advierte del odio a la cultura
El pensador alemán, experto en música, psicología, entre otros muchos saberes, afronta en este trabajo la crónica de la muerte de nuestra cultura. Vale la pena leerlo para irse preparando
Peter Sloterdijk (Kalrsruhe. Alemania, 1947)
Los mortales fuimos denominados así en contraposición a los dioses inmortales, su única característica eminente. Pero cuando los inmortales han ido muriendo, ¿qué nos queda a los mortales?, ¿cómo se puede vivir en esa indefensión? , ¿cómo se puede vivir sin un referente mitológico ... o monoteísta? La creación, por parte del ser humano, de los dioses y las religiones fue el inicio de la cultura, pero, como ya escribió Paul Valéry , después de la Primera Guerra Mundial, las grandes creaciones colectivas: la lengua, el derecho, las artes, la libertad, estaban ya en grave riesgo . El poeta francés advirtió, se adelantó a otros muchos, que se había iniciado el camino de la mortalidad de las altas culturas. Para el autor de El cementerio marino, las civilizaciones eran mortales y, por supuesto, la nuestra que la creíamos libre de peligros. ¿Qué son las naciones de cultura, y qué sentido tienen las civilizaciones que permiten tales excesos de violencia, terror, asesinatos y autoinmolaciones?
Actitudes suicidas
En nuestra época también se lleva a cabo un consumo masivo de carne humana. Y, ¿qué significa esta falta de piedad contra el individuo? La palabra mortalidad aplicada a las civilizaciones, se refiere igualmente a actitudes suicidas. Y Sloterdijk insiste en que no estamos hablando del pasado sino del presente. «Ahora veremos que el abismo de la Historia es suficientemente grande para todos», escribió Valéry. Y en estos momentos de Pandemia lo estamos ya comprobando. Los sistemas humanos más sólidos del presente no están construidos para la eternidad, sino que están sujetos a una fragilidad que también se denomina «historicidad». Para las civilizaciones este término representa lo que para los individuos la mortalidad: el ser-hace-a-la-muerte.
«La herencia del Dios perdido». Peter Sloterdijk. Siruela, 2020. 280 páginas. 24,95 euros. E-book: 11,99
En el caso de las culturas se denomina «conciencia histórica». Los historiadores de las naciones son sus «tanatólogos». Y el filósofo alemán comenta que «desde la Divinidad, la Historia no es otra cosa que el procedimiento para convertir lo que todavía no ha sido en algo que ha sido. Cuando esto se produzca, el Dios omnisciente de la metafísica clásica habrá llegado a la meta». El creyente únicamente puede alcanzarlo con la muerte cuando se traslada al mismo espacio que Él.
Místicos
Sloterdijk, como siempre, muestra un gran interés por la mística y la ve como una salida espiritual a nuestro mundo de hoy en el que las comunidades tradicionales religiosas están en crisis y se vuelve a una conciencia individual sin jerarquías. Los místicos querían alcanzar a Dios sin intermediarios, se autoabandonaban para alcanzarlo , no les asustaban las penas ni los dolores, ni siquiera la muerte porque era una manera de «devolver el alma». Nietzsche en El crepúsculo de los dioses, escribió que «Hay muchos más ídolos que realidades en el mundo». Luego el Uno, omnipotente y omnisciente, echó a todos los demás y se fueron al exilio. La modernidad acabó con la idea de Dios a pesar de que no ha desaparecido del mundo. Hoy vivimos en la «esterilidad» de una cultura teológica difunta. Los atentados islamistas son la prueba fallida de un Dios que ya no entiende este mundo. El ocaso de los dioses inmortales dio paso al de los mortales.
La modernidad acabó con la idea de Dios a pesar de que no ha desaparecido del mundo
Vico y Wagner son citados por Sloterdijk . El primero había anunciado varias épocas: la de los dioses, la de los héroes y la de los hombres, la de ahora. Antes había dioses ahora solamente seres humanos. El segundo se refirió al agotamiento del viejo entramado de dioses, que no pueden hacer nada para evitar su final, sino solo esperarlo. Más que morir los dioses se han desvanecido en nuestro pensamiento. Pero el autor de La herencia del Dios perdido, escribe que hay tanta luz artificial en nuestro mundo que la de Dios se ha hecho mortecina. Ya solo con los eremitas podemos devolver el alma y regresar al verdadero hogar. Ocaso del alma, ocaso de la inteligencia, ocaso de las altas culturas que crearon a los dioses. Al Dios-hombre se le ha sustituido por el Hombre-máquina superior. Hawking y Harari manifestaron su preocupación por el «avasallamiento» de los seres humanos por parte de los golems-digitales.
Preguntas infinitas
Otro importante capítulo está dedicado a la gnosis : la meditación radical. En este ensayo las preguntas son infinitas: ¿Está el alma exiliada en el mundo? ¿Quiénes éramos? ¿En qué nos hemos convertido? ¿Dónde hemos sido arrojados? ¿Hacia dónde vamos? ¿De qué hemos sido liberados? ¿Qué es el nacimiento y el renacimiento? Y todas estas cuestiones en medio de la rebelión de la cultura de masas contra la alta cultura. La lucha de los insatisfechos contra las élites. Sloterdijk acusa al escepticismo moderno, al convencionalismo y al desconstructivismo de haber provocado una situación que Rorty resumió estableciendo la primacía de la democracia frente a la filosofía. En este sentido Sloterdijk habla sobre las diferencias antropológicas, los diversos criterios igualitaristas, la transformación de lo vertical en horizontal, entre santos y profanos, entre el sabio y la multitud ignorante, el uniformismo y la secularización, el talento y el genio ofensivos.
Este volumen es la crónica de la desaparición de nuestra cultura. Vale la pena leerlo para irse preparando.