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LOS LIBROS DE MI VIDA

Paul Tillich, el inefable valor de mirar la nada de frente

El teólogo alemán Paul Tillich reivindica en «El coraje de ser» el poder del hombre para sobreponerse al miedo y la angustia

Paul Tillich (1886-1965)
Pedro García Cuartango

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Ha habido que esperar más de cuatro décadas a la reedición en castellano de «El coraje de ser», la gran obra del pensador y teólogo alemán Paul Tillich , exiliado de Alemania en 1933 cuando l os nazis le impidieron seguir practicando la enseñanza . Tillich, pastor luterano, se afincó en Nueva York hasta que en 1955 fue nombrado profesor en Harvard. «El coraje de ser» tiene su origen en unos cursos impartidos en la Universidad de Yale entre 1950 y 1951 en los que abordó una reflexión sobre la condición del hombre contemporáneo. Ahora el libro acaba de ser publicado en nuestro país por Avarigani , una editorial especializada en temas filosóficos.

Merece la pena resaltar el prólogo del profesor Diego Sánchez Me ca, que subraya la actualidad del texto de Tillich en un mundo en el que el ser humano está aplastado por la globalización y una ideología dominante que le condena a la irrelevancia. Digamos de entrada que «El coraje de ser» es un libro nece sario en el sentido sartreano del término porque, entroncando con el pensamiento de Spinoza, Kierkegaard y Nietzsche, acierta a desvelar las raíces del malestar que el progreso económico y material no ha conseguido erradicar del corazón humano.

Angustia y miedo

Tillich parte de la diferencia entre angustia y miedo. Éste se produce por motivos concretos como la enfermedad o la pérdida de una persona querida, pero la angustia surge del temor al no ser que es innato a cada hombre. La angustia, según el análisis de Tillich, se manifiesta por tres causas diferentes: la inexorabilidad de la muerte , la falta de sentido de la vida y la culpa por no haber sido coherentes con nuestro proyecto vital. Por cualquiera de estos caminos podemos llegar a la desesperación, que es una negación de la vida.

Para el teólogo alemán, el coraje de ser reside en la capacidad humana de sobreponerse al miedo y a la angustia mediante un acto de voluntad en el que el sujeto se reafirma en el valor de la existencia. Es una actitud ética por la que el hombre mira de cara la adversidad y acepta la contingencia y la finitud de su condición. Tillich llegará a decir que el no ser, la nada, está inscrita en lo más profundo del ser ya que, como sostenía Hegel, no se puede entender un concepto sin el otro. Pero mientras que el filósofo idealista sostiene que el individuo sólo se puede realizar e n el progreso histórico de la Razón , el teólogo se acerca a una visión estoica en la que cada uno tiene que luchar por afrontar los contratiempos que comporta vivir.

Honestidad intelectual

Ya Spinoza en su « Ética » había subrayado esa voluntad del ser por perseverar: «el esfuerzo por el cual todo procura persistir en su propio ser no es otra cosa que la verdadera esencia del ser en cuestión». A partir de esta proposición del maestro, es posible entender mucho mejor lo que plantea Tillich, que también hace suyas aquellas palabras de Nietzsche: «Hablo de quien conoce el miedo pero lo domina, de quien mira hacia el abismo pero con orgullo». En Grecia, Roma y el mundo medieval se exaltaba la «fortitudo» como una virtud que empuja a los seres humanos a cumplir con las obligaciones que implica la pertenencia a una comunidad . En las sociedades modernas, esa fortaleza adquiere una dimensión personal que consiste en hacer lo que le dicta la conciencia a cada uno.

Por ello, esa reafirmación ante la vida, ese coraje de existir, puede producirse mediante la acción del ser como parte de una colectividad, pero también como «ser uno mismo» si el hombre pasa por alto su participación en el mundo y es capaz de afrontar la nada que le rodea. Dando un paso más allá, Tillich apunta que la angustia y la afirmación del ser, las dos caras de la misma moneda, tienen un carácter ontológico , es decir, que trascienden a cada ser humano y se inscriben en una categoría universal.

Hay en estas reflexiones una clara influencia de Heidegger y Sartre, de suerte que este pensador alemán se acerca mucho al existencialismo con la peculiaridad de que no desdeña la fe religiosa y defiende la existencia de Dios en su Teología sistemática como una revelación de carácter racional. No podemos profundizar mucho más en la obra de Tillich, que, junto a Barth y Küng, es uno de los teólogos más leídos del siglo pasado. Su honestidad intelectual, su vasta formación filosófica y su peripecia personal invitan a acercarse a él como un clásico del pensamiento del siglo XX.

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