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«Oona y Salinger»: cómo ser Holden Caulfield

El amor entre Salinger y Oona O’Neill, hija de Eugene O’Neill y futura esposa de Chaplin, duró apenas un verano. Pero a Frédéric Beigbeder le ha bastado para escribir una «facción»

Oona O´Neill, con quien Salinger mantuvo una breve relación sentimental, en una foto de 1942

ROSA BELMONTE

«Un escritor no vive en el mundo, se encierra en una casita para trabajar, de lo contrario no es un escritor, es un bufón». Se lo dice Oona O’Neill a Jerry Salinger en la novena novela de Frédéric Beigbeder (Neuilly-sur-Seine, 1965). ... Lo dice de su padre, Eugene O’Neill, «que escribe en una cabaña al fondo del jardín». Pero el lector piensa en el futuro del propio Salinger (entonces de 21 años) y, sobre todo, en Beigbeder, una «vedette» de la literatura que nunca ha considerado la discreción un artilugio presentable, dirige la revista «Lui» y cuando mejor escribe es cuando lo hace de sí mismo (igual que Jaime Bayly , otro señorito de cuna meneada). Ahí está «Una novela francesa» (2008), probablemente su mejor trabajo. Tras la detención a la puerta de una discoteca parisina por consumo de cocaína en la calle, Beigbeder echa la vista atrás desde su celda y compone un ensayo sobre la memoria, su familia, su vida.

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