«Musa Décima», suplantaciones y literatura

La intriga en torno a quién era esta mujer y si fue o no la autora , así como la reconstrucción de las circunstancias en las que se compuso, las investiga Berta Delgado, una profesora de latín que trabaja sobre el libro mientras lucha contra un cáncer. Berta está separada y es madre de dos hijos. Uno de ellos, Rai, y su novia, una novelista llamada Marina, serán los personajes de los que se sirva Merino para sostener con Berta conversaciones desde las que vamos conociendo el contenido de filosofía natural del libro.

Merino, que es uno de nuestros mejores narradores y que en su obra anterior ha escrito novela histórica, sabe actualizar de esa manera un libro del siglo XVI de manera que no suene arcaico, sino muy conectado con el mundo actua l. Por otra parte, esa curiosidad le sirve para hablar de la Inquisición, del difícil desarrollo de la mujer en la época y de un fenómeno que la polémica sobre la autoría permite: l a difícil asunción de una mujer como creadora .

Otro de los planos, servido por las vicisitudes que vive Marina con su segunda novela, que no ha conectado con el público, deriva hacia un conflicto sobre los modos de triunfo (el literario y el meramente comercial) y la crisis actual de la literatura de calidad; aquí Merino desliza críticas a los contextos culturales y a ciertos modos de éxito facilón.

Que Rai y sus amigos, recién licenciados, estén en dificultades laborales permite otro plano de conexión con la sociedad presente tanto en los aspectos de crisis como en ciertas impostaciones anglocéntricas de costumbres y lenguaje. Por último, las relaciones conflictivas de Rai con su padre, profesor universitario que ha abandonado a Berta por una joven discípula, lleva la novela hacia el desarrollo de roces familiares , en los que la deslealtad, las mentiras y las suplantaciones nutren la trama.

El pequeño mundo del hombre alienta pasiones que Oliva Sabuco había previsto en textos que se ofrecen literalmente y en otros que se glosan. Los aspectos más interesantes de «Musa Décima» tienen que ver con la maestría con la que Merino ha resuelto la relación especular entre Oliva y Berta, víctimas ambas de suplantaciones, así como la relación de deslealtad de Marina para con Berta.

El pliegue final de la trama hacia la venganza que Rai urde engañando a su padre no logra distraernos de lo fundamental, la vindicación de la lealtad y la autenticidad que los personajes femeninos habían desarrollado suficientemente. Hay por último un aspecto de la novela que me gustaría resaltar, puesto que es marca Merino: su cervantino homenaje al poder de las ficciones como mecanismos rescatadores de la identidad individual y refugio último, tengan más o menos lectores, que esa es ya harina de otro costal.