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ABC Cultural

MÚSICA

«Moisés y Aarón», la ópera al límite

Considerada la obra cumbre de Schoenberg, «Moisés y Aarón» es una ópera en la que todos los temas y las armonías proceden de una única serie dodecafónica. Una partitura de extraordinaria exigencia para intérpretes y público

Imagen de «Moisés y Aarón», una coproducción del Teatro Real con la Ópera de París que se estrenó el pasado septiembre en la Bastilla Bernd Uhlig

STEFANO RUSSOMANNO

Entre los títulos que han marcado el devenir de la ópera en el siglo XX, «Moisés y Aarón» guarda una posición única. Autores como Berg , Janácek o Britten han pasado a engrosar el repertorio operístico pese a sus planteamientos renovadores. Con Schoenberg esto no ... ha ocurrido. «Moisés y Aarón» sigue siendo una obra límite por su carga utópica y por las dificultades técnicas y auditivas que entraña. Fue un reto para el compositor (que no consiguió terminarla), es un reto para el teatro que decide programarla y un reto para quienes acuden a escucharla. «Moisés y Aarón» se basa en una única serie de doce sonidos, a partir de la cual se origina todo el material temático y armónico de la obra a través de constantes permutaciones. Este extremo despierta cierto pánico en el melómano. Uno acostumbra imaginar la ópera como una sucesión de melodías, temas o motivos reconocibles. Pensar que a lo largo de casi dos horas todo lo que se escucha es el producto de las transformaciones incesantes de un único motivo puede alimentar las reticencias, por no decir las resistencias, del público.

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