La milagrosa luz de ‘Ordet’

La luz de ‘Ordet’ es única. Suyos son los ventanales más fulgurantes del cine. Dreyer siempre utilizó más proyectores de los habituales y arcos de enorme intensidad. Por eso, quizá, sus obras parecen que están lavadas en barreños de luz. Truffaut ... decía que los visillos de ‘Ordet’ eran los más soleados del cine. Inolvidable el resplandor del rostro de Inger muerta. ‘Ordet’ es tan luminosa que, si fuera un libro, los que ya necesitamos gafas para leer lo leeríamos sin ellas. Dreyer es de los pocos maestros que ha explorado el alma a través del rostro , siguiendo el camino de sus pintores preferidos: Brueghel (‘La pasión de Juana de Arco’), Böcklin (‘Vampyr’), Hammer-shøi (‘Ordet’)… y Vermeer , Rembrandt , Caravaggio (la pena es que la luz convaleciente de ‘Las meninas’ aún no ha podido filmarla nadie.) Dos cosas más. Si alguna vez el cine mutara en música, Dreyer sería Bach , y ‘Ordet’ el ‘allegro’ del ‘Segundo concierto de Brandeburgo’. El Vaticano, como sabemos, apenas autoriza milagros . Hay que pasar unos filtros descomunales para que la Iglesia ‘permita’ y confirme un hecho prodigioso, un suceso inexplicable.

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