Los matices del 'negro España'

La primera de las muchas virtudes que atesora la muestra es que excede el constructo 'España negra', aunque muchas de sus manifestaciones se encuentren aquí recogidas, como el imaginario en torno a la misma (la tauromaquia, la extremosidad, la superstición o la religiosidad popular) .

No menos importante resulta la capacidad para contextualizar y generar líneas transversales, líneas que recorren siglos revisando la tradición, la iconografía o los temas medulares de 'la españolidad'. De hecho, más allá de la presencia abrumadora de José Gutiérrez Solana y Julio Romero de Torres –los conjuntos de ambos son formidables, con numerosas obras maestras–, se revisita más de tres siglos de creación patria, desde el XVI, mediante la obra de Luis de Morales, Ribera, Murillo, Bocanegra, Llanos Valdés, Eugenio Lucas, Goya, De Regoyos, Ricardo Baroja, Medina Vera, Sorolla o Zuloaga .

Con acierto, las obras de estos componen ámbitos contextuales que introducen temas trascendentales ( el misticismo, lo grotesco, el miserabilismo, el culto a la muerte , lo macabro o la religión y la transgresión de esta a través del carnaval y la máscara), así como puntualmente son empleadas para facilitar encuentros significativos con las de Solana y Romero de Torres, sirviendo en estos casos para avistar la recurrencia y reformulación de temas y tratamientos, que es tanto como decir la pertenencia y el vínculo de ambos con una herencia.

Esas líneas que comentábamos acaban constituyéndose en vectores de creación, en descriptores de un pensamiento artístico local, lo que revela no sólo un conocimiento apabullante de nuestra Historia del Arte por parte del comisario, Nacho Ruiz , sino una preocupación o cuestionamiento respecto a lo que significa España, tal como hemos podido ver en otros proyectos suyos, como 'Místicos. Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, luz en el Siglo de Oro' (2018).

En la elección como interlocutores de dos artistas con posicionamientos estilísticos distantes como Romero de Torres y Solana descansa un desarrollo de la exposición que podríamos definir como dual o dicotómico, lo que abriga la comprensión de los muchos matices que posee esa Historia del Arte en negro. Tanto es así que el comisario habla de «Españas negras», en plural.

De hecho, vamos transitando por distintas confrontaciones a lo largo del recorrido, aunque siempre está presente el universo de 'lo español' y el factor cromático –no podemos olvidar que una de las construcciones para definir la pintura española fue la de la 'paleta castiza' y que el negro se incorporó como etiqueta hispana desde la Edad Moderna, relacionándose, en parte, con la leyenda negra–.

Así, la presencia de Romero de Torres y Solana escenifica dos concepciones de esa España negra –o en negro–, sofisticada y contenida, aunque no exenta de drama, en el caso del primero, y castiza y expresionista en el del segundo; volcada a mitificar y envolver en refinamiento y elegancia decadentista 'lo popular' y sus figuras y producciones, en el caso del andaluz, mientras que en el del madrileño se potenciaba su 'vis' más excesiva, colectiva, violenta y descarnada. Subyace aquí una dualidad entre Andalucía y Castilla como dos ideas en torno a la identidad de 'lo español'.

Y en ambos, el comisariado consigue invocar a Ramón María del Valle-Inclán , lo que nos permite ver cómo la poliédrica figura del escritor se convierte, en mayor o menor medida, en cercana y referencial para creadores con posicionamientos lingüísticos diferentes. Valle-Inclán fue fundamental para Romero de Torres, con quien compartía tertulias en el Café Fornos o en el Nuevo Café de Levante , incluso tomaría de obras de Valle algunos de los títulos de sus pinturas. Valle consideraba que el verdadero modernista era «el que busca dar a su arte la emoción interior y el gesto misterioso», aspectos que posee la obra de Romero de Torres.

El universo grotesco de Solana resuena en la escena duodécima de 'Luces de Bohemia' (1920), donde Max Estrella insiste a don Latino en que «el esperpentismo lo ha inventado Goya . Los héroes clásicos han ido a pasearse al callejón del Gato», abundando en que «el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada » y desembocando en la idea de que «España es una deformación grotesca de la civilización europea» .

Este magnífico relato en imágenes se convierte en el negro azogue que hace del cristal un espejo en el que reflejarnos, reconocernos, comprendernos y entender nuestra Historia del Arte.