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ABC Cultural

LIBROS

Mark Strand y el «ángel intérprete»

Strand escribió «El monumento» en 1978. En este poemario, como explica el autor de esta reseña, se dirige continuamente a la figura del traductor, al que hace «coautor del texto»

Mark Strand, autor de «El monumento», tradujo poesía en español, portugués e italiano
Jaime Siles

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Desde que Odiseo engañó al Cíclope, cambiando el suyo por un falso nombre, todos somos nadie . La literatura también, pues está, toda ella, escrita por alguien que, como Odiseo, no deja de ser nadie y que, al ficcionalizarse en tal o cual pronombre ... personal, es ese nadie todavía más. «El monumento» de Mark Strand es un libro, en cierto modo, indefinible, que su autor considera «un misterio» y «una meditación» , y que describe como «un libro de prosa que se aventura en lo poético», aunque reconoce que algunos de los versos del mismo son «poesía del borrado» en la medida en que «un poema se anuncia mediante su desaparición». Esto, que puede aplicarse a algunos de sus textos, no puede, sin embargo, hacerse extensivo a la totalidad. Lo que sí puede hacerse extensivo a todo el texto es el número de composiciones -Strand las llama «secciones»- que lo integran: cincuenta y dos, que remiten a un intertexto estructural muy inmediato y próximo, como es el «Canto a mí mismo» de Whitman y, en no menor medida, también su «americanidad». Su tema -como advierte muy bien su riguroso traductor- es «performativo». Un acto del habla.

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