LIBROS
Laurent Binet: el signo, asesinado
Laurent Binet convierte el atropello real de Roland Barthes y su posterior muerte en un asesinato. Una vasta conspiración internacional en torno a una hipotética «séptima función del lenguaje». Semiótica y lingüística al alcance de todos
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Iniciar sesiónHace muchos años que pienso que las personas que no saben nada de lingüística general y de semiótica carecen de una de las herramientas más importantes para comprender la sociedad contemporánea. El que las desconoce se ve abocado a una radical ingenuidad, a ... una comprensión literal y pedestre de los fenómenos. Encuentro que muchas de las opiniones de los llamados «materialistas», de los defensores de una supuesta visión «científica» de la vida, incluso de los llamados «ateos» o autoproclamados «ilustrados» (aunque la semiótica es, desde luego, hija directa de la Ilustración), se basan en una comprensión defectuosa, bidimensional y carente de matices porque no tiene en cuenta el signo y porque no se para a considerar la importancia (¡la existencia!) de los sistemas de signos.
Sólo por el hecho de convertir la semiótica en tema literario y de servirla en bandeja al ávido lector de novelas, sin duda culto pero probablemente no muy versado en estas músicas, ya me parece este un libro meritorio y digno de atención . Porque el lector de novelas debería estar al tanto de lo que significa la semiótica. Debería saber algo de semiótica del mismo modo que debería saber algo, y sin duda lo sabe, sobre la Teoría de la Relatividad o sobre Darwin, sobre el cubismo o el antisemitismo.
Al estilo Maigret
«La séptima función del lenguaje» es un triunfo del ingenio, la inteligencia y el humor . Lo más original de este libro sorprendente es que Laurent Binet (que con «HHhH» ganó el premio Goncourt) haya tenido de osadía de introducir los nombres de algunos de los pensadores más sofisticados del siglo XX, junto con sus libros, sus ideas, su jerga, su retórica, dentro de una trama policíaca . La idea es tan descabellada y tan brillante, que uno se maravilla de que a nadie se le haya ocurrido antes.
Esta novela es un triunfo del ingenio, la inteligencia y el humor .
Todo comienza cuando Roland Barthes , uno de los grandes críticos y teóricos de la literatura del siglo XX, sufre un accidente. Una camioneta conducida por un joven búlgaro le atropella en una calle de París. No sabemos muy bien por qué, la policía envía enseguida a un comisario de policía para que hable con Barthes, que está en estado crítico. ¿Por qué se sospecha tan pronto que el accidente de Barthes, que morirá poco después, ha sido en realidad un asesinato? Bayard es un policía al estilo Maigret, un tipo duro de mentalidad conservadora que desprecia a los intelectuales, los «maricones» y los izquierdistas. Y aquí le tenemos, interrogando nada menos que a Michel Foucault , el gran teórico de los sistemas represivos, cuyo lenguaje le resulta incomprensible. Tanto, que se da cuenta de que si no encuentra a un intérprete que le ayude (como el que busca un intérprete de chino), no logrará avanzar en la investigación.
Lo encuentra en Simon Herzog, un joven profesor universitario que está dando un curso sobre James Bond. Y este es el gran acierto de Binet: la creación de la pareja de investigadores formada por el policía maigretesco Bayard y el refinado intelectual Herzog . ¡Un «sitcom» perfecto! Hay una escena magnífica en la que Herzog le demuestra a Bayard las posibilidades de la semiótica. Es un experto en la interpretación de los códigos sociales y los sistemas de significación, y su habilidad lo pone a la altura de Sherlock Holmes . Es cierto que la semiótica no es exactamente esto, pero detalles aparte, no conozco introducción más cautivadora a esa disciplina que la que se contiene aquí.
Demasiados mundos
Todo lo que sigue es desternillante. Toda la intelectualidad francesa pasa por estas páginas : Julia Kristeva y Philippe Sollers, Gilles Deleuze y Tzvetan Todorov. ¡Todos los héroes de mi juventud! Pero también aparecen Jack Lang y Fabius, Mitterrand y Giscard , a la sazón presidente de la República, que informa a Bayard de que en el momento de su muerte, Barthes estaba en posesión de un importante documento que le ha sido robado. Sólo Hamed, uno de los amantes de Barthes, ha tenido ocasión de ver ese documento misterioso. Hamed es un joven argelino carente por completo de formación intelectual, pero ha logrado aprenderse el texto de memoria . Su título es «La séptima función» del lenguaje. Lo cual supone un problema, porque las célebres funciones del lenguaje establecidas por Roman Jakobson son solo seis. ¿Cuál es, por tanto, esa séptima función del lenguaje, a causa de la cual ha sido asesinado Barthes, y que es el centro de una vasta conspiración internacional cuyos ecos y repercusiones no dejan de crecer?
Probablemente «La séptima función del lenguaje» sea demasiado larga y no logre mantener la brillantez de su comienzo. Se extiende a demasiados mundos y personajes que no nos atraen tanto como la pareja cómica Bayard-Herzog. Maravillosamente traducido por Adolfo García Ortega , es uno de esos libros, sin embargo, que merece la pena descubrir.
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