Duchamp vs. Joyce

Su fama ha llegado hasta los programas de televisión de humor barato. Si Duchamp orinó sobre los estatutos del buen arte , sus detractores no han sido menos escatológicos en las críticas. No cabe duda de que el 'Ulises' de Joyce tampoco se quedó corto puesto a hacer trizas los cánones , de seguir el camino de la perdición hasta la censura misma. Sin embargo, las ironías en torno a él y sus hazañas no han trascendido a los niveles de un ridículo 'meme'.

Un libro impone más que un urinario y que el arte mismo desde los tiempos de las cavernas. Me pregunto cuántos de los que presumen con pomposa erudición en este planeta cultural se han leído de cabo a rabo las cerca de mil páginas que el también enjuto Joyce remató entre guerra y guerra, entre disparo y disparo de vanguardia. A Duchamp le gustaba el ajedrez y esas jugadas maestras capaces de hacer añicos el espejo en el que se miraba el arte. A Joyce, irlandés errante, le chiflaba el alcohol, hasta ese 'puntito' en el que lo sobrio y lo ebrio se dan la mano. Él encarna esa mitología de hombre metido en sus asuntos literarios hasta las cejas que tanto engatusa. Ahora celebremos su 'Ulises' y el regreso del maestro a Ítaca.