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Joshua Furst se pierde en la contracultura

En «Revolucionarios», recurre a un «alter ego» de Abbie Hoffman para recrear los años 60. El resultado es un monólogo atropellado

Joshua Furst, autor de «Revolucionarios» ABC
Jaime G. Mora

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Norman Mailer definió a Abbie Hoffman como una de las personas más inteligentes y más valientes que conocía: «En la tierra de la que es originario, Worcester (Massachusetts), lo llaman tener cojones».

Cofundador del movimiento yippie, Hoffman estuvo en todos los líos ... de los años sesenta. Protestó contra la guerra de Vietnam, claro: lideró la marcha en la que cincuenta mil personas intentaron hacer levitar el Pentágono uniendo sus mentes. No lo consiguieron. En otra ocasión, se coló con un puñado de fieles en la Bolsa de Nueva York y, desde la galería, lanzaron billetes a la zona donde se situaban los corredores, que se pelearon entre ellos para pillarlos al aire. En el Festival de Woodstock se subió al escenario en medio de un concierto de «The Who» para protestar contra el encarcelamiento de un activista. Lo echaron de un guitarrazo. Fue condenado por incitar a la rebelión en los disturbios de la convención demócrata de 1968, en Chicago.

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