TEATRO
José Luis Gómez: «Los españoles no somos los mejores ni los peores y, si queremos mejorar, nos arremangamos»
El actor, director y académico vuelve la semana próxima al Teatro de La Abadía, que él creara y construyera, con un espectáculo basado en el primer texto escrito de la lengua española, el 'Cantar de Mio Cid'
José Luis Gómez
José Luis Gómez cita a Manuel Azaña para definir su estado de ánimo: «en la zona templada del espíritu». Y así, con una templanza no exenta de pasión, habla y habla sobre el ' Cantar de Mio Cid ', el texto ... fundacional de nuestro idioma, que ha convertido en un espectáculo teatral, en el que está enfrascado los últimos años., y con el que volverá al escenario del Teatro de La Abadía la próxima semana. «Cuando fui elegido académico algunos objetaron que yo no tenía obra escrita -dice, mientras apura un cigarrillo-; Emilio Lledó , que apadrinó mi candidatura, me ayudó al decir que antes que la palabra escrita había miles de años de palabra hablada, y que yo le había dedicado mi vida. Convenció a los académicos, pero a mí me quedó esa espinita, y quise compensar esa carencia aportando a la RAE un proyecto, titulado 'Cómicos de la Lengua', en que proponía hacer diez lecturas ejemplares. Se eligieron varios textos, pero se dijo taxativamente que el primer texto debía ser el 'Cantar de Mio Cid'».
Con el recuerdo vago del libro, y después de probar con varios actores, decidió asumir él mismo la lectura del pirmer texto de la literatura española. «Estuve varios meses, creo que seis, repitiendo fonemas en cualquier sitio, hasta en el coche . Me asesoró -más bien me tutoró- una de las grandes medievalistas actuales, Inés Fernández Ordóñez compañera mía en la Academia».
La acogida que tuvo la lectura en un congreso internacional de Academias llevó al actor a plantearse crear un espectáculo a partir de la lectura del 'Cantar de Mio Cid'. « El texto era 'prototeatro', y no se había hecho en mil años -dice-. Y empecé a darle vueltas; incluí varios textos sobre mi experiencia personal con la lengua y con las lenguas... Yo no había vuelto a hacer un esfuerzo así con la lengua desde que me vi obligado a interpretar en correcto alemán, y con la mejor inteligibilidad posible, el primer monólogo de Segismundo en 'La vida es sueño', de Calderón de la Barca . Lo hice en el Instituto de Arte Dramático de Westfalia, porque uno de sus profesores, me retó a hacerlo. Fue un esfuerzo terrible, yo estaba más verde que un espárrago triguero».
Apelar a la emoción
Una vez que Gómez tomó «el toro por los cuernos» -es la expresión que utiliza»-, se encontró con un hándicap. « Eso lo hacía un juglar, que no era un actor ; transitaba con una rapidez terrible de un suceso a otro, de un personaje a otro... Con mucha rapidez. Tenía que trabajar con pinceladas gruesas, rápidas, precisas, como las de un pintor impresionista. Y tenía que apelar a la emoción también. El juglar tenía una doble función, la de narrador, que después desemboca en la novela, y la de comediante, que desemboca cada día en el teatro». En este punto recuerda a sus maestros, y reconoce la suerte que ha tenido con los que se han cruzado en su vida. «Tuve la fortuna inmensa de poder aprender de Jacques Lecoq , uno de los hombres clave en el siglo XX de la evolución del trabajo físico del actor -abrió el mimo al teatro y a la palabra-; él diseñó una técnica que él llamaba del 'decidor / contador; ésta ha sido la clave para afrontar este trabajo».
Sin solución de continuidad, sigue José Luis Gómez con su explicación. «El 'Cantar de Mio Cid' se cantaba, por lo menos alguna parte, y yo no lo canto porque no quiero que la gente salga en estampida -bromea-. En lugar de cantar he querido contar; cuando se cuenta con el tempo y el ritmo adecuados surge y nace una forma de canto, como lo recordaba la inolvidable María Zambrano . Y ésta ha sido la llave de este 'Mio Cid': la técnica de Lecoq, el habla rítmica de lo que se cuenta.. Todo eso ha llevado a la sorpresa de un trabajo escénico que tiene que ver con mis preocupaciones personales: soy un enamorado de las lenguas y de nuestra lengua. Y en el castellano del 'Mio Cid' resuenan de manera estruendosa todas las lenguas de España que siguen vivas porque se han seguido hablando -pese a los avatares históricos y políticos-».
Texto grandioso
«Pero más allá de eso -sigue José Luis Gómez-, el 'Cantar de Mio Cid' forma parte de nuestro imaginario colectivo . Es el primer texto, y grandioso, escrito en nuestra lengua; una lengua que por una inmensa casualidad histórica -porque Portugal no quiso financiar el viaje de Colón- se ha convertido en la segunda lengua vehicular del mundo; no nos damos cuenta de lo que significa».
Asegura el actor y director que en ese español medieval que resuena « hay tantos signos nuestros de identidad que a mí me conmueve personalmente. Me siento de este país, aunque habría que matizar cómo siento el patriotismo. He vivido en muchos países, y sé que no somos los mejores -tampoco los peores-; pero amo mi tierra, la tierra de mis padres, la patria... Sin ningún exclusivismo frente a otros países, que también tienen toda la razón para estar muy orgullosos de sí, como nosotros». «Hay algo además muy emocionante en el 'Cantar de Mio Cid' -concluye José Luis Gómez-; se cuenta de un tiempo en que se estaba haciendo la lengua y se estaba haciendo España, nuestro país; el país donde han vivido los que nos han precedido... Todo esto es lo que me ha llevado a hacer este montaje, lo que me fascina y lo que creo que transmito al público».
Cuando se le pregunta a José Luis Gómez si no se está haciendo un uso espurio de la historia y la memoria responde sin dudar un instante: «Sí, claro. El 'Mio Cid' es un mito fundacional de España, y de España, la patria y el patriotismo se pueden hacer muchos usos muy espurios. Hemos tenido una guerra civil en la que el uso que se hizo de ese término, patria, de nación, fue temible. Yo me he ocupado bastante de lo que hoy se llama 'memoria democrática'; hice ' La velada en Benicarló ', que me dejó K.O., profundamente conmovido e impregnado; después he hecho Azaña , a Unamuno ... Siento que sin querer, sin ser un ejercicio intelectual, simplemente por impregnación, habito esa zona del vivir que Azaña llamaba 'la zona templada del espíritu'. Soy un hombre mayor, y esa zona me ha enseñado la relatividad de tantas cosas...»
Un formidable instrumento educativo
¿El teatro debe ser también ejemplar? «El teatro siempre fue un formidable instrumento educativo; y lo sigue siendo. La palabra como decía Fernando Fernán-Gómez , se ha extendido a través del cinematógrafo, la televisión, ha entrado en nuestros hogares. Pero el teatro, con esa virtud de la presencia, tiene una cualidad muy especial, que impregna al espectador de una manera muy distinta a cómo lo hacen los otros medios, que son herederos del teatro, y en muchos casos temibles competidores. Tiene una capacidad de impactar en el espectador que no tienen otros medios. Hay funciones que hace veinte años que he visto, o treinta, o cuarenta, incluso cincuenta, que se me han quedado grabadas. A veces me encuentro con espectadores de ' Arturo Ui ', que hice en 1975, que me dicen que todavía lo tienen en la cabeza; o el 'Informe para una Academia', que hice en 1971... Es la capacidad que tiene el teatro de impactar mediante la presencia».
Esa palabra, 'presencia' se usa también para elogiar a los actores: «Tiene mucha presencia». «Únicamente -dice Gómez- quiere decir que está presente, que está en lo que está, absolutamente presente con su cuerpo, con su mente, con su atención -que es, evidentemente, el instrumento más fuerte-; que está ahí y no en otro sitio. Y claro, eso conlleva una suerte de ascesis . Para llegar a eso hace falta un cierto esfuerzo... Por no decir mucho esfuerzo.
José Luis Gómez es un indiscutible maestro de la palabra. « Sin lengua no somos nada ; la lengua emitida con el pálpito vivo tiene otra calidad. Sin ella no hay conocimiento, no hay comunicación. Es el instrumento del teatro. Esto se olvida; y cuando en el teatro no somos conscientes de que hay consonantes y vocales, es un mal teatro. En el escenario es donde se debiera emitir con mejor sonido y mejor sentido la lengua de cada país. En España esto todavía no ha penetrado suficientemente; pero en Inglaterra, Francia, Alemania...., el hincapié sobre el tema fonético, articulativo, conceptual es constante. Sigo defendiendo el teatro como un formidable medio educativo. Si no, yo lanzo una pregunta: ¿Cómo es posible que un país como Alemania, que está a la cabeza de Europa en PIB, dedique tanto dinero al teatro? Tiene 180 teatros, todos institucionales, con elencos fijos. Tiene la mayor red de teatros de ópera, 60... ¿Cómo es posible? Porque lo saben muy bien. El valor identitario de la lengua es insoslayable , ergo cuidado máximo; y uno de los cuidados máximos que se le puede dar es mediante el teatro. Esto no hemos alcanzado a entenderlo en España, porque entre otras cosas no hemos tenido Ilustración. Nuestros próceres no saben lo que ocurre fuera. Hablamos mucho de la Unión Europea y conocemos muy poco de la realidad cultural. Habitando esa zona templada del espíritu, yo me digo: No somos los mejores ni los peores. Y si queremos ser un poco mejores, nos arremangamos. Es lo que yo trato de hacer. La Abadía es eso.