Javier Villuendas - ANTICASITODO
La canción más triste del mundo
Discos de Kirlian reedita ‘Menta y agua’, libro con emocionantes testimonios de fans de La Buena Vida
La Buena Vida nació en San Sebastián en 1988, en el cole. No sabían casi tocar pero había afinidad, ¡lo único y más! La sublime, grandiosa, mágica e insuperable jugada de reclutar la voz de Iranzu, hermana de un componente de La Dama Se Esconde, ... es de acurrucarse tembloroso por si no llega a ocurrir. La idea era desvincularse del 'ruidismo' de la época al abrazo de Felt, Love, Nick Drake, Pale Fountains, Weather Prophets… Acabaron haciendo historia minúscula (con un single número 1, es más). Cabezas del ‘Donosti Sound’ junto a Family y Le Mans, el 15 de mayo de 2011, jornada inaugural de la Indignación, Pedro, el bajista, murió en un accidente de coche. La reedición ahora de un libro publicado por Discos de Kirlian en 2014 recuerda lo que este pequeño gran grupo supuso emocionalmente a un pequeño gran grupo de fans.
Que los jefes de tribus divergentes Víctor Lenore y Jota Planetas coincidan en su devoción por La Buena Vida da la misma esperanza que sus canciones (algo, poco), en la antología llamada ‘Menta y agua’ los fans se alejan de los testimonios de fans locos recopilados por Fred Vermorel en ‘Starlust’ (ed. Contra). Aquí son otra cosa: hay periodistas que no se atreven a entrevistarles, gente que no puede volver a escuchar algunas canciones… Un buen día el propio Jota me dijo: «La Buena Vida es un grupo que tiene un calado cultural preciso y poderoso en la cultura española, influye y abre un camino nuevo, tienen una sensibilidad…».
Una sensibilidad que es hogar y fábrica. De lloros. «No hay que confundir la tristeza con algo negativo. A veces la tristeza es reparadora y te ayuda a comprender cosas que nunca podrías superar por otras vías. La tristeza tiene mil caras», dijeron ellos. En el libro alguien habla de la canción más triste del mundo: ‘Qué nos va pasar’. Arreglos orquestales para el final del cuento amoroso: «Cada día trato de acertar por dónde saldrás. Eso es tanto como adivinar qué nos va a pasar», inicia. Adivina adivinanza: ¡ay!