Javier Cercas, más allá del «procés»

Por citar una obra artística que está en el libro como está en toda la literatura de Cercas, El hombre que mató a Liberty Valance de John Ford habla de la Justicia, y de la Ley, pero también de como John Wayne se la salta porque no tiene otra forma de salvar a James Stewart (significo a los actores como figuras de los personajes para que todo el mundo me entienda), pero también de mostrar su amor a Vera Miles. Justicia, Amor, Ley, sentido del deber y fidelidad a los valores por encima de las apariencias contrarias.

Melchor Marín el personaje de Terra Alta , que gana muchos matices en su caracterización tiene un comportamiento que no revelaré para no fastidiar al lector la intriga de la trama, pero que el íncipit de Independencia , concebido como una Obertura, marca ya. La Justicia y la Ley no siempre se compadecen, y un héroe, como hizo John Wayne, tiene que elegir para que los valores morales imperen finalmente . Es controvertido asunto, que Javier Marías también se ha planteado en novelas ultimas suyas. Javier Cercas habla en esta novela de Don Winslow, podría haberlo hecho de John Banville (Benjamin Black) toda vez que, al igual que estos buenos escritores, la novela que llaman policiaca o criminal, está sirviendo de campo de batalla donde dirimir conflictos superiores . Lo hizo antes, y para tratar de Barcelona precisamente, Eduardo Mendoza en La verdad sobre el caso Savolta.

Aunque las apariencias reclamen la convocatoria de Manuel Vázquez Montalbán, es Los soldados de Cataluña, título inicial del Savolta de Mendoza, su modelo más cercano. Porque se trata del poder, se trata de industriales allí, de financieros o políticos especuladores en Cercas, que manejan las redes por las cuales una política se ejecuta, de manera que todos bailen la música que la oligarquía catalana, unas docenas de familias, decide en pro de sus intereses.

Hay una frase tremenda que resume muy bien el leit motiv profundo de la novela pronunciada por el cínico Vidal (miembro de esa oligarquía): las ideas son para los intelectuales, los ideales para la gente humilde, aquellos que unos desaprensivos les han imbuido en forma de utopías benefactoras de su permanencia en el poder del dinero. No está nombrado Tomasso di Lampedusa y El gatopardo , pero podría haberlo sido. Sí esta otra vez, como leit motiv de Terra Alta, Los miserables de Víctor Hugo.

Esa es la semántica de esta formidable novela; vayamos a lo narrativo o literario de ella, que me ha animado al adjetivo. El primer acierto es la voz narrativa elegida. Abandonó Cercas la primera persona, pero va a la tercera persona de un modo peculiar, en presente histórico, es decir como si el lector fuese invitado a seguir cada escena según se va produciendo. Es técnica que hay que saber manejar: lo bien resuelta que está quizá tenga que ver con el aprendizaje del cine, cuyas historias casi siempre son narradas en presente. Hay otro elemento narrativo que quienes alguna vez hayan sido escritores o sobre todo quienes lo hayan intentado sin lograr serlo, reconocerán como el más difícil: los diálogos. Independencia desarrolla mucho de su trama en diálogos , que en pocos escritores de hoy he visto manejar con tanto oído.

Por los modismos políticamente incorrectos (por fortuna) del habla corriente de hampones, policías, incluso de los pijos de la alta burguesía. Hay lenguaje, mucho lenguaje. Y como ocurre en su autor, es ya marca suya, ternura final de quienes tras la dureza , son mas que personas, son personajes. Lean esta novela sin prejuicios. Volverán a encontrar literatura o dicho de otro modo: el modo como ella habla de los asuntos que sufrimos.