LA DOLCE VITA
La identidad como máscara
‘Chao’, de Mario Alonso, es el relato de una personalidad real y ficticia a la vez. Una novela repleta de asombros y arrepentimientos
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Iniciar sesión¿Qué identidad no es una máscara? ¿Qué máscara no es una identidad? Las señas de identidad son relámpagos sobre el agua del tiempo. Avisos y destellos, anhelos. Nada concluido. Uno es muchos y ninguno a la vez. Se construye una historia que es ... la memoria narrada , la frágil memoria, la arbitraria memoria. La broma de uno mismo. ‘Chao’ (Almuzara), de Mario Alonso (Badajoz, 1960), es el relato de una identidad real y ficticia, a la vez, como todas. Una a conciencia, la del lado de la ficción, la otra juguete del destino. La cuestión es que el lector deberá descubrir, si le divierte el juego (y le divertirá, seguro), dónde está la frontera de ambas identidades.
Mario Alonso derrocha ingenio, talento narrativo y una prosa directa alentada por unos diálogos de influencia cinematográfica, es un relato en plano/contraplano sin paréntesis ni descansos. Intenso e inquietante. Sí, como advirtió Bergamín en palabras de Malraux , «la máscara no engaña, subraya». Cuántos deseamos ser a lo largo de una vida no uno, sino dos, tres, cuatro. Hay dos personajes el que el tiempo ha cincelado y dirigido y el que uno se ha construido entre ficciones y sueños. Éste, en el laberinto de máscaras que plantea la vida de Ramón, de Carmen, es un relato plagado de asombros y arrepentimientos.
Dolor moral
¿Es posible el perdón? «Arrepentirse es una forma de dolor moral, en oposición al remordimiento, que no es más que un temor de las consecuencias de tus actos. En ocasiones, se comienza con el remordimiento y después llega el arrepentimiento. Pedir perdón no es un asunto rutinario; se requiere fuerza de voluntad, espíritu de enmienda, considerar al otro como un ser humano equitativo a nuestra propia humanidad y, sobre todo, conmoverse por la responsabilidad de nuestras propias acciones, que generaron un dolor insoportable a ese otro ser humano.» Es una de las claves de esta obra.
Que comienza como una novela de aventuras, casi al cervantino modo de la novela bizantina, continua como un relato detectivesco y queda envuelta en una narración filosófica sobre un asunto eterno y contemporáneo: la redención. Mario Alonso traza un argumento, al decir de Luis Landero , «brillante», así es. El hilo invisible de vida y ficción, la búsqueda desasosegadora del perdón ante lo que pudo ser o no fue, lo que fue, lo irreversible, lo insoslayable de cada vida se muestran con extraordinaria lucidez literaria. La indagación, las pesquisas que recorre Carmen en busca de Chao envuelven la narración en algo superior a su mera historia novelesca.
Taberna Pedraza
En Madrid, cocidos hay muchos, cientos, en cada esquina, ahora con las castañas de noviembre, Don Juan, los huesos de santo. La cosa es acertar. Nadie se equivocará, todo lo contrario, pleno, si se da un homenaje tan íntimo como festivo con el cocido de Carmen en Taberna Pedraza , ahí, en Recoletos, entre Cibeles y Colón (tan de moda). Memorable. Con todos sus platos generosos. Y de aperitivo, si se puede, la tortilla de patatas, obra maestra.
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