El gran salto al «noir» de Elia Barceló

La acción comienza cuando Rey Rojo, superada la barrera de los sesenta y con un drama personal sin resolver lastrando su pasado, decide tomarse un año sabático tras un caso fallido y viaja a Viena para reencontrarse con su colega austriaco el comisario Wolf Altmann. Este, también al borde de la jubilación, se halla inmerso en el misterioso y sórdido descubrimiento de los restos de un niño en un jardín privado, y recibe la llegada de su vieja amiga con una mezcla de alegría y temor, ante la posibilidad de que su nueva investigación tenga algo que ver con la tragedia que marcó años atrás y para siempre la existencia de Carola.

Así es como, a partir de dos tiempos y dos tramas permeables, que se inmiscuyen la una en la otra con admirable maestría, Elia Barceló construye una historia profunda y plagada de interesantes desvíos, destinados todos a sumergir al lector en la interesante, por lo verosímil, personalidad de Carola; un perfil en el que conviven, respetando un perfecto equilibrio, las emociones propias de la situación de excepción criminal que justifica la novela con las preocupaciones características de una mujer madura, independiente y sola, con una vida ya hecha y un futuro en blanco por delante, en el que debe decidir qué y a quién incluir

Por último, y sin apagar el brillo del conflicto interior ya descrito, en La noche de plata se aborda, con sorprendente tacto y mediante la mención a casos reales -el secuestro de Natascha Kampusch o el horror institucional del orfanato Wilhelminenberg- que sostienen la credibilidad del ficticio, el tema de la violencia contra la infancia , protagonista también de un texto fluido e impecable, una rotunda lección de estilo que augura una buena noticia: Elia Barceló ha llegado al noir español para quedarse.