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ARTE

Van Gogh, autorretratos de puño y letra

El Reino Unido publica una nueva selección de las cartas del holandés, vehículo para interpretar sus anhelos y frustraciones

Una de las misivas del holandés
Ivannia Salazar

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«Las palabras son una forma horrible de explicarse mutuamente las cosas». La frase es de Vincent Van Gogh, ese artista famoso por sus pinturas de girasoles y por haberse cortado una oreja, un episodio de su vida casi tan famoso como sus mismas obras. Mal que le pesara, recurrió a ellas una y otra vez para comunicarse con sus afectos, entre ellos, con artistas como Paul Gauguin y Emile Bernard , pero sobre todo con su hermano menor Theo , marchante de arte que, sin embargo, no logró vender ninguna de sus primeras creaciones. Las que ahora contemplamos como auténticas obras maestras, en aquel momento fueron consideradas por muchos poco más que manchurrones, sellos de la locura amarilla de un hombre atormentado que pintaba lo que veía, no lo que imaginaba, y que acabó suicidándose a los 37 años . La relación epistolar entre el artista y su hermano era íntima, y Van Gogh, que prácticamente dependía de Theo emocional y financieramente, era tan fluido con la pluma como con los pinceles.

Realidad y ficción

En su historia se mezclan realidad y ficción de una forma tan compacta que es casi imposible separarlas, con la oreja sangrante y la venda en la cabeza como protagonistas. El mito -y el morbo- venden más que la dramática automutilación en sí misma, símbolo absoluto de la crisis que ardía en su cabeza y que lo llevó a quitarse la vida pegándose un tiro solo año y medio después de aquello. De ahí que sus cartas sean tan importantes para acercarse mucho a Vincent y otro tanto a Van Gogh , para escuchar su voz a través de las letras que desvelan a un tiempo su duende y su fragilidad mental, y no de los relatos inflados del márketing, que no han hecho más que crecer desde su prematura muerte y que han acabado por convertir su imagen, así como la de otros artistas, como Frida Kalho, en icono de una seudo cultura pop barata y postmoderna, dominada por los souvenirs de tazas y llaveros «made in China». Y por los libros, que en el caso de Van Gogh son muchos.

Pero entre ellos, una vez separado el polvo de la paja, destaca el último, Vincent Van Gogh, a Life in Letters (Vincent Van Gogh: una vida en cartas), de Nienke Bakker, Leo Jansen y Hans Luijten , y editado por Thames & Hudson, casa que además este mismo mes publicará Vincent’s Books: Van Gogh and the Writers Who Inspired him (Los libros de Vincent: Van Gogh y los escritores que lo inspiraron).

Y es que precisamente en esas cartas, el que fuera también un gran lector narra en primera persona detalles de su vida que, de tan íntimos, acaban por sonrojar a quien los lee: sus miedos, sus pasiones, sus amoríos, sus penurias económicas, su fe, sus firmes creencias religiosas (no olvidemos que su padre era un pastor protestante)…

En las misivas detalla lo que come, lo que lee, lo que siente, lo que ve, lo que pinta, lo que piensa, lo que añora, lo que padece (desde ansiedad y nervios hasta gonorrea), lo que sucede en el manicomio en el que vivió tras cortarse la oreja , sus visitas a los burdeles, sus tantas veces complicadas relaciones interpersonales. Su particular visión del arte.

Mirada material

Si sus autorretratos , en los que es capaz de emular incluso la materialidad de su mirada, son parte esencial de su obra pictórica, aún mayor es el que construye a través del lenguaje escrito. En total redactó unas novecientas cartas, muchas de varias páginas, y en este nuevo libro hay una selección de 75. Curiosamente, se calcula que las pinturas que creó son también novecientas.

En el año 1914, su cuñada publicó por primera vez algunas de sus epístolas, y varias versiones han visto la luz a lo largo de los años. La más prodigiosa es sin duda la de los mismos expertos del Van Gogh Museum que firman este último libro, y que condensa, gracias a una investigación de tres lustros, toda la correspondencia del genio en seis volúmenes . También está disponible de forma gratuita en la web vangoghletters.org.

Intrigante, complejo, genial, amigable, loco, perturbado, dulce, generoso, brutal, honesto y descarnado . Así se ve Van Gogh a la luz de las cartas elegidas para este volumen ilustrado, que no solo descubren al hombre detrás del artista, sino que iluminan su universo creativo con una luz única y, sobre todo, bajo el prisma de su propia voz.

«En cuanto a mí, me estoy aplicando en mis lienzos con toda mi atención, estoy tratando de hacerlo tan bien como ciertos pintores que me han gustado y a los que he admirado mucho», le decía a su hermano en 1890 el creador postimpresionanista que solo vendió un cuadro en vida , y que ahora es tan o incluso más admirado que sus predecesores.

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