LIBROS
La ficción que saldrá de una pandemia que volvió inverosímil la realidad
¿Qué escribir a partir de ahora?, ¿cómo hacerlo?, ¿desde dónde?, ¿para qué? Preguntas aún sin respuesta que «ABC Cultural» ha trasladado a un grupo de destacados escritores y editores, pues de ellos dependerá lo que, en unos años, leamos
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLos libros han sido siempre el refugio de escritores y lectores , su asidero a un mundo que, a veces, por inhóspito, se vuelve inhabitable. Así ha sido desde que la realidad empezó a ser retratada por la ficción , con palabras ... que buscaban definirla o, al menos, descifrar sus recovecos menos obvios, más abismales. No se trataba de dar respuestas , sino de plantear las preguntas adecuadas, con historias universales. Así, con cada nuevo acontecimiento, guerras, crisis, epidemias, modas y modos, la existencia se iba moldeando y, con ella, la literatura , reflejo de cada muesca vital de quienes la hacen posible. Pero, desde hace un año, vivimos en una realidad que, hasta ahora, sólo habíamos conocido a través de la ficción, mediante esas narraciones que se afanaban por hacer creíble lo inverosímil, en pos del entretenimiento y la evasión.
La pandemia nos ha enfrentado a nuestra fragilidad, inherentemente humana, y ha dejado desconcertados a cuantos trabajan con una materia prima tan delicada como las palabras. ¿Qué escribir a partir de ahora?, ¿cómo hacerlo?, ¿desde dónde?, ¿para qué? Cuestiones para las que todavía no hay contestación, pero sobre las que ABC Cultural ha puesto a reflexionar a un grupo de autores y editores . De ellos dependerá lo que leamos en los próximos años, la literatura que saldrá de esta peste del siglo XXI, que la sobrevivirá para luego contarla. O no. Todo está, aún, por escribir.
Sigrid Kraus, editora de Salamandra:
Como editora, rehuyo totalmente buscar novelas que traten ciertos temas o respondan a determinadas tendencias, más bien observo, leo e intento tener la mente lo más abierta posible y no cerrarme a nada. Desde este punto de vista, sigo recibiendo muchos manuscritos que incluyen elementos de ciencia ficción, y creo que tanto a mí como a muchos de nosotros nos pasa que ahora los leemos de manera algo distinta, porque estamos viviendo en un mundo que creíamos era de ciencia ficción. Todo ahora nos parece un poco más probable, sean catástrofes climáticas, pandemias o invasiones de alienígenas (como los del Capitolio ). Paralelamente a esto, he notado que tengo ganas de leer historias que me hagan viajar, ya sea al pasado o a países lejanos, y que me gusta leer sobre experiencias en la naturaleza. Leer para escapar de la realidad que estamos viviendo. La gran novela sobre todo esto creo que tardará en escribirse, primero tendremos que digerirlo y poder darle forma. El tema del 11 de septiembre fue tema de ficción durante al menos una década, me imagino que algo así pasará con esto también.
Marta Sanz, escritora:
Yo ando desconcertada y creo que casi todo el mundo está igual que yo y que ese desconcierto, esa incertidumbre, esa sensación de que el suelo se mueve bajo tus pies, esa fragilidad, van a alimentar todos los libros interesantes que se escriban en los próximos tiempos. Con amargura o con esperanza. En clave humorística o distópica o distópicamente humorística. La pandemia y todas las inseguridades y secuelas que está acarreando van a impregnar cada texto. Aunque no queramos. Y, si es por omisión, más todavía. Será una gárrula omisión. Una omisión que cantará gregoriano. Yo, como digo, ando confusa. También me obligo a la alegría. Esos no me parecen malos lugares para empezar a escribir.
Fernando Aramburu, escritor:
No logro formarme una idea precisa del provecho que los escritores actuales extraerán de la pandemia. Supongo que algo saldrá, representativo o no de nuestra época, siempre que no falten el talento y las ganas. A mí, personalmente, el Covid-19 me ha dejado sin viajes, circunstancia que ha redundado en un aumento considerable de las horas de escritorio. La pandemia me ha dado o me ha impuesto esa cosa tan buena para la creación literaria, el recogimiento. Claro que los asuntos por mí tratados no tienen nada que ver con el virus y sus consecuencias, pero sí con cierta disposición de ánimo, un tanto varado últimamente hacia el pesimismo. No obstante, puestos a aventurar vaticinios, persisto en el tenue convencimiento de que la humanidad, después de las calamidades colectivas, deseosa de olvidar y de resarcirse, tiende de suyo a la comedia.
Héctor Abad Faciolince, escritor:
Es curioso que el gran libro de la pandemia en España haya sido un ensayo bellísimo -bastante largo- que mezcla la historia, la fábula, las letras clásicas de Grecia y Roma, la lingüística, pero también el cine, las canciones y la cultura popular. Está escrito por una persona de apariencia frágil y en realidad llena de fuerza y personalidad: Irene Vallejo . Cuando empezó la pandemia yo estaba enfrascado en una novela con muchos tintes políticos, que tenía que ver con la persecución de la mafia del Cartel de Medellín a mi periódico, “El Espectador” , en los años 80 y 90 del siglo pasado. De repente esta historia, durante el año más raro de nuestras vidas, se me deshizo en las manos. Me refugié y me salvé traduciendo cuentos infantiles de Kipling , con animales. Kipling salvó mis ganas de seguir contando. Y en vez de la novela política, ahora estoy en una novela breve, que espero sea bonita, y que pretende ser mi reconciliación con los curas. Yo, que fui bastante anticlerical toda la vida, quiero escribir ahora sobre un cura bueno, un cura grande y gordo -profesor de cine y de ópera- que está esperando un trasplante de corazón, y también siente grandes cambios en su corazón -el metafórico, el del amor-. Es una historia simple, importante para mí. Y no es sobre un cura pedófilo, sino sobre un cura bondadoso, culto, que les dio mucha alegría a mis propios hijos, y sentido a la vida de muchas personas.
Enrique Vila-Matas, escritor:
Vengo diciendo hace tiempo, a propósito del “espíritu de la escalera” (esa expresión francesa que define los momentos en los que encontramos demasiado tarde la réplica, la encontramos cuando ya no nos sirve porque estamos bajando la escalera y la respuesta ingeniosa deberíamos haberla dado antes, cuando estábamos arriba), que la escritura es la historia de una larga venganza, el dilatado relato de cómo poner por escrito lo que en su momento deberíamos haber puesto en la vida. Por ahí creo que seguirán las cosas cuando dejemos atrás el episodio de la epidemia , es decir que sólo entonces comenzaremos a decir lo que deberíamos estar diciendo ahora.
Luis Solano, editor de Libros del Asteroide:
Creo que, en general, durante el último año han funcionado mejor los libros que proponían temas un poco más ligeros, frente a libros más serios o que iban a priori sobre desgracias. Tengo la sensación de que los lectores buscaban más evadirse que en años anteriores. Me tiene muy intrigado saber qué tipo de novela saldrá de aquí, porque me intriga saber en realidad cómo saldremos. ¿Cómo será el contacto físico entre personas? ¿Recuperaremos la naturalidad anterior a la pandemia ? Creo que las formas de relacionarnos van a cambiar en parte, y estoy deseando leer a algún autor que sepa verlo y explicarlo. Pero, por desgracia, falta un poco de tiempo para que alguien nos lo pueda contar, no hemos salido a la calle todavía, como quien dice, y por lo tanto hay pocas muestras sobre cómo nos relacionaremos a partir de ahora. De todas maneras, creo que los grandes escritores sabrán contarlo. A corto plazo, nos espera una avalancha de memorias o diarios de confinamiento y de novelas ambientadas durante la pandemia de muy escaso interés.
Elvira Navarro, escritora:
Yo no creo que la ficción tenga que ser hermosa después de una tragedia, aunque tampoco lo contrario. Ha habido catástrofes mucho mayores, como las dos guerras mundiales o la Guerra Civil española, que no han sido seguidas de libros compensatorios. La mejor narrativa de posguerra española era muy dura, las obras de referencia del XX europeo escritas al calor de las guerras (pienso por ejemplo en “El extranjero” de Albert Camus , “Viaje al fin de la noche” de Louis-Ferdinand Céline , en “Kaputt” de Curzio Malaparte ) son obras que retratan la fealdad. Y el coronavirus es un rasguño en comparación con cualquier guerra. Quiero decir, el mundo ha sido, y sigue siendo, infinitamente más feo; en algunas partes del planeta sufren hambrunas, pobreza extrema y guerras desde hace décadas. Por otra parte, un buen libro es siempre hermoso, porque la belleza en literatura no está necesariamente relacionada con lo amable y con lo feliz, sino con ampliar nuestra visión. Ahora mismo estoy acabando un libro que no tiene que ver con lo vivido en la pandemia . Mis tiempos son más lentos: escribo ficciones sobre conflictos que tuve años ha. Necesito una distancia biográfica para ficcionar a partir de ellos, y diría que esto es algo muy extendido. La literatura no es inmediata, necesita del filtro del tiempo sobre los acontecimientos, de la distancia, en la medida en que trabaja con la conciencia.
Lorenzo Silva, escritor:
Mi primera idea es ratificarme en lo que ya iba a hacer, pero a una nueva luz: tengo en la recámara tres novelas de Bevilacqua , y dos de ellas, por cronología, serán ya contemporáneas o posteriores a la llegada del virus . Creo que es una oportunidad para refinar y destilar aún más la mirada del personaje, para aprovechar más plenamente su madurez, en un mundo que cada vez deja más de ser el suyo, y en el que sin embargo tiene que seguir tratando de ser de alguna utilidad para amortiguar el dolor de los demás. Y, la verdad, me parece un hermoso argumento. Quizá no sea tan espectacular como esos que transita ahora el thriller, pero cada uno tiene su lugar y este es el mío. También estoy justo en este momento con una novela concebida antes de la pandemia , sobre un hecho histórico de hace quinientos años, pero las reflexiones que estimula lo vivido en este último año me permiten darle otro brillo a la evocación de esos hechos. Buscar lo que tuvieron de iluminador, de regenerador, de fértil, más allá de lo -mucho- que tuvieron de trágico. La segunda idea es intentar algo nuevo, muy abierto y muy libre en su concepción narrativa, a lo que me aplicaré en algún momento no lejano, pero no inmediatamente. Prefiero esperar a que terminen de posarse las cenizas del incendio.
Agustín Fernández Mallo, escritor:
En general, me parece que las ficciones que vendrán reflejarán, por un lado, la pérdida de referencias sólidas -políticas, religiosas, económicas- que vemos en las sociedades, y, por otro lado, el replanteamiento de qué son las fronteras y las migraciones de personas. Si en los primeros años de este siglo estuvimos centrados en reflexionar acerca de la explosiva migración de bienes de consumo (la llamada globalización de las mercancías), la siguiente materia de reflexión será algo que de algún modo habíamos olvidado, la migración y “globalización” de personas -y más con el auge a nivel mundial de nuevos provincianismos y viejos nacionalismos identitaros-. Además, llevada esta tendencia global migratoria a un plano totalmente distinto, como lo es el sexo como legítima autoconstrucción, creo que tendrá mucha importancia la narración de cómo un cuerpo puede decidir migrar de un género en otro -o en muchos-, y cómo eso da lugar a un tipo de relaciones sociales hasta ahora inéditas.
Elena Medel, escritora:
No sé si hemos aprendido algo de lo que está ocurriendo -coincido contigo en no hablar en pasado: no ha terminado aún-, pero desde luego tiene que ver con el hecho de no dar nada por supuesto y no planificar: todo cambia de un momento a otro. Tampoco sé qué escribiremos en los próximos meses y en los próximos años… ¿Escaparemos de la realidad gracias a la ficción? ¿Nos reconstruiremos partiendo de lo autobiográfico? ¿Pensaremos con la poesía o el ensayo? ¿Nos alejaremos del mundo con libros extensos, de largo recorrido, o preferiremos obras más fragmentarias, que encajen en nuestro tempo de vida? Desde luego sé que lo que escriba -si escribo- guardará una relación directa con lo que lea, y en estos meses yo me he dedicado sobre todo a releer: buscaba igual libros más luminosos que otros menos amables, pero siempre que hubiera disfrutado antes, con la sensación de que regresaba a un lugar seguro. Para mí esta sensación, la del «lugar seguro», podría ser clave. Ahora estoy terminando un ensayo sobre poesía en el que empecé a trabajar unas semanas antes de la pandemia , y los próximos meses los dedicaré a la escritura final, a la corrección… Tengo la idea constante aunque imprecisa de un libro de poemas -sé sobre qué quiero escribir, pero no tengo claro cómo quiero escribirlo-, y sí que estoy esbozando una nueva novela. Conociéndome no auguro que haya en ella demasiada luz, aunque creo que una de las protagonistas sí tendrá un vínculo muy estrecho con el humor; con el humor como subversión, claro, más que como evasión. Me temo que por mi parte no puedo aportar demasiada esperanza al tiempo que llega, pero intentaré -como siempre- que haya belleza y política.
Julia Navarro, escritora:
Es difícil sustraerse a la tragedia que estamos viviendo. Quizá eso sea un estímulo para intentar crear mundos y situaciones donde la vida se imponga a la tragedia o, por el contrario, la pesadumbre termine dejando su rastro en la escritura. ¡No lo sé!
Soledad Puértolas, escritora:
Es muy posible que en estos tiempos de aislamiento y falta de vida social se vuelva, más que nunca, la mirada hacia dentro. También podrían darse excepciones: la irrupción de la fantasía, la pura invención. Son dos tendencias opuestas, pero pueden convivir. Ahondar en la soledad o romper con ella, establecer otras reglas de juego.
Miqui Otero, escritor:
Quizás los "felices" 20 del siglo pasado se percibían como "felices" porque el mundo, entre otras cosas, venía de otra pandemia global que se había cargado a unos 40 millones de personas en todo el mundo. Es complicado, cuando has vivido esta situación, cuando has logrado salir de ella, no mirar la vida, el hecho de estar vivo, bajo otra luz. ¡Sería casi presuntuoso no hacerlo! No es solo este precedente, también lo dicen los psicólogos y especialistas: si superamos esta, y después de un periodo de asimilación de la pérdida, buscaremos el brindis y el movimiento y la vida. Uno baila con más ganas cuando ha tenido grilletes en los tobillos, por así decirlo. Y, bueno, la literatura de algún modo podría reflejar esa reacción, claro... He estado leyendo de nuevo todos los libros de Scott Fitzgerald , porque me pone de buen humor su inteligencia, esa forma que tienen sus personajes, tan guapos y listos, de abrir y cerrar el grifo del encanto a su gusto (hasta que ya no pueden abrirlo ni cerrarlo porque se ha pasado de rosca). Las novelas de Fitzgerald son consecuencia de lo vivido años antes, sí, y reflejo del desenfreno de su presente, pero también, ojo, pálpito del crack que vendría. Habría que definir qué sería bonito o bello, porque cada uno tasa la belleza de una manera, pero sí creo que existirá esa ficción luminosa, incluso aunque sea triste. Creo que, ya ahora, al menos en mi caso como lector, es así. Te ves leyendo a estoicos para conformarte con lo que tienes, sí, pero también lees aventuras muy lejos de aquí para consolarte y asomarte a otras vidas ahora que la tuya se ha visto mermada y afeada. Para, digamos, viajar cuando no puedes viajar y vivir cuando no puedes vivir. Así que imagínate si todo se arregla un poco. Yo estoy escribiendo, sí, aunque no concrete sobre qué. Y me interesa de qué modo deslizar cómo nos sentimos ahora sin hacer explícito todo lo que nos ha pasado. Por lo demás, yo creo en ese tipo de narrativa triste y divertida, crítica pero tierna, suspicaz pero luminosa (o que intenta serlo). Creo en ese tipo de narrativa, pero no de un modo analítico, sino porque es como intento ver la vida. Así que ojalá eso sea lo que más necesitemos en breve.
Pilar Reyes, editora de Penguin Random House:
El prestigioso editor de Hanser, Michael Kruger , solía decir: “El deber de un editor es escuchar la música del tiempo”. Yo convengo con esa idea. En un informe de hábitos de lectura que ha preparado la consultora GFK hace unos días, basado en encuestas a lectores, hay una conclusión llamativa: los lectores están cambiando la manera en que compran libros pero no el tipo de lecturas que eligen. En ese sentido, nuestra búsqueda en ficción sigue siendo la misma de antes de la pandemia: encontrar grandes historias, que estén escritas con belleza y eficacia, que sean irrepetibles e impredecibles. Como en otros muchos momentos de la historia, en esta realidad confusa de hoy, la gente está encontrando en los libros compañía. En ese sentido, creo que un editor debe publicar textos que estén a la altura de realidad y, como decía Giangiacomo Feltrinelli , “afrontar su trabajo a partir de una hipótesis muy aventurada: que todo, absolutamente todo, debe cambiar y cambiará”.
Manuel Vilas, escritor:
La pandemia atacó algo sagrado, atacó el erotismo. Las novelas que vengan tendrán que reconstruir el erotismo. Y la confianza en la vida. También habrá que reconstruir la belleza. Una profunda reconstrucción de las pasiones y de las ganas de vivir. Todo eso será necesario. Pero habrá que hacerlo sin perder la memoria, sin perder de vista el horror de lo que vivimos. A ver quién sabe hacer eso. Y estoy siendo muy optimista, pues doy por sentado que el virus será exterminado. El virus ha humillado la vida. Las novelas que vengan tendrán que devolver la dignidad a la vida. Cien días de fiesta y de pasiones sin freno por cada cien minutos de confinamiento y de muerte civil, una novela que hiciera eso no estaría nada mal. Creo que la Historia, con mayúscula la primera letra, se está revelando y quiere seguir existiendo, eso pensaría Hegel. Lo que hemos vivido y seguimos viviendo saldrá en los manuales de Historia. Será un hecho importante. Pero ¿qué son los hechos importantes? Nada, una abstracción filosófica a no ser que salgan en una buena novela. Y las buenas novelas son todas novelas de amor.
Sergio del Molino, escritor:
Creo que la peste que vivimos no va a transformar mucho la sensibilidad, al menos, no de una forma profunda. Todos los discursos sobre la fragilidad, la incertidumbre y la ñoñería ambiental sobre los héroes no reflejan un cambio en las preocupaciones o en los asuntos que buscamos los lectores en la literatura, sino una reacción epidérmica y banal. Puede que haya una parte de lectores y de escritores que busquen una huida hacia adelante porque se han visto asaltados por un terror que no aparecía antes en sus radares, pero los sentimientos de soledad, desamparo y liquidez ya eran rasgos profundos de la sociedad anterior a la peste, por más que muchos los hayan descubierto ayer, y la literatura los reflejaba con obsesión y amplitud. Yo no tengo intención de refugiarme en una literatura más escapista. Al contrario, creo que ganará aún más terreno el ensayo y las narrativas híbridas, que intentan expresar una indefensión de la que ya éramos conscientes. Se van a exagerar y consolidar muchas tendencias que ya existían antes. La ficción convencional convivirá con un espacio cada vez más amplio y polimórfico de libros raros que explorarán un montón de cuestiones laterales en apariencia, pero nucleares. El éxito de “El infinito en un junco” es una buena muestra de ello. Durante la peste, un ensayo erudito sobre los orígenes del libro nos interpeló con mucha más hondura que cualquier ficción escapista o cualquier nana o cuento para dormir. Tal vez porque nos hizo meditar sobre un fundamento de nuestra identidad, de un elemento que nos vertebra como sociedad, en un momento en que a esa sociedad le salen grietas. Son libros así los que se vuelven pertinentes en épocas como esta. Yo, desde luego, voy a seguir por el camino que ya había empezado antes de la pandemia . Para este año preparo un ensayo y trabajo, a largo plazo, en una novela sobre un momento histórico reciente de España. No he cambiado mis planes apenas, no he visto razones para ello.
Irene Vallejo, escritora:
Creo que la literatura más perdurable es aquella que nos sorprende, nos sacude, nos asalta de forma imprevista. Retrata nuestras vidas desde un ángulo ciego, con un enfoque que nadie había atisbado. Por ese motivo, resulta inútil profetizarla: los grandes textos del futuro llegarán desde lugares inimaginables, desde miradas impredecibles. Desde esa saludable incertidumbre, me gustaría creer que estos tiempos oscuros nos han recordado la importancia de los cuidados, nos han enfrentado más que nunca –por encima de las mascarillas y los guantes– a la desnuda idea de nuestra fragilidad. Intuyo que, en los próximos años, lo ético se entrelazará con lo estético de forma especialmente intensa. Frente al solipsismo y al individualismo de las últimas décadas, tal vez podamos tejer palabras que fortalezcan lo colectivo frente a esta intemperie. Quizás la ficción explore nuevas rutas hacia la belleza. En “La revolución de la esperanza”, Erich Fromm afirmaba que “la belleza no es lo contrario de lo feo, sino de lo falso”. Añadía que asociamos la belleza a una puesta de sol, como si la lluvia o la niebla no fueran igualmente bellas. Tal vez ahora redescubriremos una belleza insospechada en aquello que siempre estuvo ahí, desatendido, en lo que solíamos dar por sentado, en la neblina. Vivimos una época de permanente incertidumbre, crisis constantes, variaciones y transformaciones. Necesitaremos reconciliarnos con nuestra vida nómada. Al final, como dice el poeta Ovidio en “Las Metamorfosis” , el cambio es lo único que permanece. Ni el tiempo ni el agua de los ríos pueden detenerse. El mundo muda y mañana ya no seremos lo que hoy hemos sido. Las ficciones pueden ayudarnos a dejar de lado el mito de la vida segura y autosuficiente, a remar con constancia en ese cauce de rápidos y meandros, a encontrar fuerza en la fragilidad, belleza en esas metamorfosis que, según Ovidio, son la energía que mueve la historia y nuestras historias.
María Fasce, editora de Alfaguara, Lumen y Reservoir Books:
En realidad los editores no buscamos determinados libros, los libros importantes se nos imponen. Uno de los grandes privilegios de ser editor de ficción es la emoción de detectar “trends” o modas antes de que sucedan. Un “trend” no es una maniobra de marketing (en todo caso la maniobra viene después), es algo tan viejo y real como “l’air du temps”, cierta sensibilidad que está en el aire, provocada por la historia y la situación del momento, aunque tardemos en reconocerla. Es lo que hace que, visto en perspectiva, Garcilaso de la Vega , Ronsard y Lorenzo de Médicis escribieran, con temas casi idénticos, la mejor poesía sobre el carpe diem, que quedará para siempre como reflejo de su época. No hace falta esperar 500 años, se sabe casi inmediatamente después, cuando empiezan a multiplicarse las malas copias, las versiones bastardas. Igual que en nuestra época. Ahora mismo, en los cientos de manuscritos que recibo, detecto tres “trends” (es decir, géneros e ideas o constantes que vienen plasmados en excelentes novelas que se ignoran entre sí pero coinciden en el tiempo, antes de ser publicadas):
- Un nuevo boom latinoamericano, protagonizado por mujeres que escriben de un modo nuevo, que es al mismo tiempo deudor de los maestros: a Karina Sainz Borgo, Mariana Enríquez, Dolores Reyes o Samanta Schweblin se suma Sara Jaramillo (“Donde cantan las ballenas”, Lumen de abril), y el premio Alfaguara a Pilar Quintana lo confirma.
- El thriller histórico: si la novela negra y el thriller reinan desde hace años en las listas y reinaron en la pandemia, ahora surge con fuerza este subgénero, al que pertenecen “1793”, “El orden del día”, “El ángel de Munich”… En Alfaguara publicaremos en la rentrée “Los demonios del Reich”, también de Fabiano Massimi, y “El derecho de los lobos” (ambientada en la antigua Roma, con Cicerón entre los personajes).
- El periodismo narrativo: Carles Porta (“La farmacéutica”, en febrero) y Patrick Radden Keefe (“El imperio del dolor”, en septiembre), ambos en Reservoir Books, son los herederos de Gay Talese.
- La novela histórica feminista: en Lumen llegará en la rentrée la monumental y premiada “Hildegarda”, de Anne Lise Marstrand Jørgensen, y grandes autoras estadounidenses han abrazado el género con obras tan ambiciosas como deslumbrantes.
Sol Salama, editora de Tránsito:
En el tiempo que llevamos de crisis, no ha habido un cambio en mí respecto a los manuscritos que leo o los libros que escojo publicar. Por supuesto, las preguntas están ahí y son millones: ¿se van a poder contar las historias como se contaban antes?, ¿en qué tipo de textos se traducirán los bloqueos emocionales y creativos? ¿Habrá más ganas y necesidad de reflexión que de evasión? Me encuentro con muchas dudas y ninguna certeza. Lo único que sé es que los artistas siempre han reflejado su época, así que vendrán historias oscuras, eso está claro. También siento como una especie de responsabilidad colectiva por regenerar una mirada del mundo. Entre todos, después y desde la ceniza, tendremos que reconstruirnos. Quizá lo que quiero buscar son historias que muestren las crisis interiores que estamos atravesando pero con una luz; historias que nos ayuden a reconstruirnos en el mundo.
Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutenberg:
Lo que buscamos en Galaxia Gutenberg no es distinto de lo que buscábamos antes: buenas novelas, con buenas historias bien contadas. Textos que iluminan algo de la vida humana oculto hasta ahora o que con una luz distinta revelan lo que permanecía invisible. En algunas de las novelas que publicaremos próximamente, la pandemia aparece aquí y allá, pero hasta ahora no como un acontecimiento total, como pudiera ser una guerra, sino importante aunque circunstancial, como pudo ser el ataque a las Torras Gemelas . De todas maneras, si algún día se escribe la gran novela sobre la pandemia y la postpandemia será dentro de unos años, porque la literatura necesita distancia y no casa bien con la inmediatez.
Miguel Aguilar, editor de Debate, Taurus y Literatura Random House:
Como dicen que dijo Zhou Enlai acerca de las consecuencias de la Revolución Francesa , es pronto para opinar. Creo que los confinamientos y las cuarentenas pueden empujar a los lectores a buscar historias envolventes en las que sumergirse. Creo que el aislamiento y la distancia social han hecho que una experiencia muy individual sea paradójicamente muy compartida, así que algunas autoficciones pueden enganchar a muchos lectores. Explorar el mundo (“un mundo”) o explorar un individuo. Me parece muy interesante el éxito de cierta ciencia ficción.
Rosa Montero, escritora:
Estoy segura de que este trauma mundial que estamos viviendo acabará reflejado en la literatura, pero no creo que sea en el futuro inmediato. La ficción exige un paso previo de deglución y regurgitación; quiero decir que las vivencias tienen que entrar en el inconsciente y formar ahí sus imágenes y símbolos. Así que quizá dentro de cinco o diez años de repente haya un montón de novelas que hablen de fareros perdidos en una roca u otras situaciones de aislamiento extremo, por ejemplo. En cuanto a mí, llevo dos o tres años tomando notas y preparando mentalmente un libro raro, mitad ficción y mitad ensayo, y seguiré con el proyecto. Quizá haya una mención superficial a la pandemia , pero no creo que el coronavirus cambie esencialmente este libro. Los próximos, probablemente, pero aún no sé cómo.
Juan Cerezo, editor de Tusquets:
Me encantaría saber cuál será la ficción que interesará a los lectores. Algo me dice que es muy difícil anticipar de qué hablará el libro que nos represente, porque siempre es algo que ocurre de manera imprevista, y esa es la grandeza de la literatura, que no hay algoritmo que la anticipe, y menos que la genere. Lo que sospecho es que esa historia nos vendrá desde los márgenes, o mejor, contando los asuntos que todos vemos pero desde el punto de vista de personas en las que no reparamos. También que será una historia que llevará indirectamente la huella de estos años —alguna fragilidad o algún trauma— enterrada en la alegría de vivir, o de disfrutar con la que querremos dejar atrás esta pandemia. Tal vez sea una historia dual, de contraste entre quienes se lanzarán a disfrutar del mundo y lo que han quedado tocados. O que llevará alegría en medio del desánimo de lo que nos espera, o de tristeza en medio de la alegría a la que queremos entregarnos. Pero, insisto, sólo el talento literario hace que personajes, asuntos, situaciones, acaben atrapados en un ámbar así, que perdura en el tiempo.
Tengo la sensación de que para diferenciar alguna tendencia en narrativa como consecuencia del Covid , habrá que esperar un tiempo y asimilar lo que todavía estamos viviendo. Necesitamos cierta distancia, como sucedió con la ficción post 11-S, por ejemplo. Durante el 2020, las editoriales suspendieron las publicaciones durante los meses duros del confinamiento y reorganizaron el resto del año por lo que, quitando excepciones en forma de “instant books” centrados en diarios de confinamiento, etc., lo que se haya escrito en estos meses saldrá a lo largo de 2021 o más tarde. Lo que sí está claro es que mucha gente ha recurrido a los libros para afrontar los encierros como demuestra el crecimiento del índice de lectura en el último año. Pero más allá de resultados de mercado objetivables como también el aumento de ventas del ebook, ¿qué es lo que están buscando esos lectores? ¿Qué tipo de libros podemos ofrecerles? Aventuro varias respuestas: algunas personas buscarán equilibrar la incertidumbre que nos rodea con historias escapistas, “inspiracionales”, luminosas, y no me extrañaría que muchas de ellas giraran en torno a la familia y a las relaciones de pareja, sin duda núcleos sociales que se han visto directamente afectados por la pandemia. Por otro lado, también profetizo un resurgir de la ficción distópica, que ya era un subgénero renaciente en los últimos años. Y por último creo que las épocas de disrupción como la actual permiten mayor riesgo a la hora de innovar y probar cosas diferentes en temáticas y propuestas narrativas. Cada editor, dentro de la línea editorial que maneje, tendrá que estar muy pendiente a estos cambios.
Jan Martí, editor de Blackie Books:
De algún modo lo intuíamos, pero ha sido muy bonito comprobar que íbamos encaminados. Una novela como "Simón", de Miqui Otero, de 450 páginas, muy bien escrita, con muchos personajes, en la que pasan 30 años de historia, una novela "como las de antes", un libro que parece un clásico, va y se convierte en uno de los mayores éxitos en plena pandemia. Digo que lo intuíamos porque para nosotros tiene todo el sentido, en medio de la que está cayendo, refugiarse en las novelas. De algún modo, el refugio, el paréntesis con la realidad, el viaje, el mundo que ofrece un nuevo clásico como "Simón" es quizás en lo que más nos apetece sumergirnos. También por eso decidimos no publicar ningún ensayo relacionado con la pandemia. Ya suficiente sobrecarga informativa tenemos. Si hablamos de viaje también habría que mencionar que otro de nuestros best seller sea la “Odisea”. Para mí, hay otra conexión muy clara (y ahí lo conecto con el éxito, merecidísimo, de Irene Vallejo): en tiempos de crisis, de derribo general, es natural agarrarse a aquello que no falla nunca y que siempre cuenta nuestra historia: los clásicos. Por lo demás, sí me ocurrió el otro día estar comentando una novela de una nueva voz, un chico de 26 años que está empezando, y plantearnos de qué modo uno mete las mascarillas, los confinamientos, los zooms y los desinfectantes en una novela que se escribe ahora y que habla de ahora. Es muy raro escribirlo como parte de un relato si todavía no se sabe qué alcance tiene, pero por otro lado es imposible hablar de HOY sin hablar de todo eso y quizás haya cosas que hemos descubierto forzadamente en 2020 que permanezcan mucho tiempo más... Me pareció muy interesante y también inquietante estar planteando estas cuestiones a la hora de pensar una novela. Pero no tengo más diagnóstico que este.
Elena Ramírez, editora de Seix Barral y de Ficción Internacional del Grupo Planeta:
No puedo hablarte de qué ficción vendrá, eso es imprevisible, pero puedo decirte que la ficción es un lugar en el que los lectores buscan refugiarse ahora mismo, hartos de realidad. Habrá que ver cómo retrocede o evoluciona ante esta demanda la literatura del yo, que ha predominado en los últimos años. En las cribas de originales que llegan a la editorial vemos cómo el género distópico está aumentando en la ficción, como si los escritores intentaran superar con algo más inverosímil lo inverosímil de la situación que estamos viviendo. También vemos colarse la pandemia en los originales que recibimos, en algunos casos como un diario del confinamiento, en otras como telón de fondo de la trama (los personajes se ponen o quitan mascarillas), y será muy interesante ver en cuánto tiempo surge la novela que cuente nuestro tiempo. Solía decirse que hacen falta 25 años para que la realidad pueda convertirse en historia; para que el autor pueda cobrar distancia suficiente para convertirla en materia literaria, pero estoy segura de que esa cifra en el mundo actual será mucho más corta.
Emili Rosales, editor de Destino:
¿Qué va a ocurrir? Teniendo en cuenta la diversidad de gustos lectores y la riqueza de las propuestas literarias... es fácil adivinar que van suceder muchas cosas. Quizá sirvan estas tres observaciones: Hemos rescatado la primera novela de Dolores Redondo , "Los privilegios del ángel", previa al Baztán; es una narrativa más intimista, sobre el dolor de la pérdida; la respuesta de los lectores es desbordante. Y sobre profundizar en el pasado familiar y colectivo, sin límites, a corazón abierto, Víctor de Árbol ha ido más lejos que nunca con "El hijo del padre" (marzo). Una misma voluntad de narrar para saber, de escrutar en la identidad, con un prisma literario inédito, ha movido a Lorenzo Silva a escribir "Castellano" (mayo).
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete