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Felipe II, un hombre fascinante
Más allá de la figura regia, está el lado humano del monarca, que esta biografía reconstruye con acierto
Retrato de Felipe II pintado por Sofonisba Anguissola
Una de las imágenes más llamativas de Felipe II rememora que, afectado desde los 36 años por ataques de gota, se prestó, cercana ya la muerte, a que sus técnicos inventaran una silla que le facilitara moverse y continuar trabajando, a pesar de ... los dolores y llagas que laceraban su cuerpo. «Hijo mío, he querido que os halléis presente, para que veáis en qué paran las monarquías de este mundo», señaló a su heredero Felipe III, a quien había mandado llamar. No tanto para que le acompañara, pues disfrutaba del tiempo con él mucho menos que del transcurrido junto a sus amadas, bellas y bien casadas hijas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, como para que supiera lo que le aguardaba. El efecto fue el contrario . Felipe III delegó el poder, gobernó mediante validos o favoritos y se divirtió cuanto pudo.
Esta nueva y fascinante biografía del extraordinario monarca español que f undó la última globalización reúne lo mejor de diferentes tradiciones historiográficas. Además de integrar la potente información y la erudición de quien conoce las fuentes españolas y no habla de oídas, Martínez Ruiz posee una narrativa en español incisiva, llena de matices, contenida cuando corresponde y adornada si resulta pertinente. No es lo mismo describir el horario del rey llamado «prudente», que su afición a reliquias como la rodilla de San Sebastián o al mecenazgo.
Jornada interminable
La primera parte, con seis capítulos, dedicada a Felipe II como persona, comienza de manera espectacular. Lo mejor de la investigación de las últimas décadas aparece en estas páginas, que descubren un Felipe II humano. Angustiado, tenso, muy católico mas harto de las traiciones papales hacia España . La segunda parte, de siete capítulos, dedicada al gobierno, la capitalidad de Madrid desde 1562 y los funcionarios y consejos que le sirvieron, muestra la valía indiscutible de Felipe II como inventor de la administración española, solo comparable a nivel global con el caso de China.
La obra destaca la valía del rey como inventor de la administración española
Un epígrafe titulado «Despachar escribiendo» rememora el cansancio del rey tras jornadas interminables de trabajo, en las que revisa hasta 400 documentos diarios . En sus propias palabras, se le cierran los ojos, es de noche y no ha podido cenar. Pese a ello, no se precipita en las decisiones. Cuando las toma, sin embargo, no hay vuelta atrás. Se levanta temprano y trabaja hasta el mediodía. Luego continúa lo que haga falta.
Es un fanático de la limpieza personal . Come a la misma hora, la misma calidad y cantidad de platos. De joven fue aficionado a la caza. Deja de practicarla por el cansancio físico que acarrea. La tercera y última parte, de tres capítulos, dedicada al mito de Felipe II, se ocupa de las leyendas y ficciones posteriores sobre su figura . Mucho menos interesantes, por supuesto, que el ser humano de carne y hueso que había sido.