LIBROS
¿Existe una música intelectual?
El escritor argentino Mariano Peyrou ha compuesto un libro inmensamente inteligente y refinado sobre la fascinante experiencia de la escucha
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Iniciar sesiónSiempre se ha dicho que es difícil hablar de música. Quizá esto sea cierto. Una dificultad que tienen los «profanos» es que se ponen nerviosos en cuanto se utiliza algún término «técnico». Cosa que no suele sucederles, por ejemplo, si se habla de ... automóviles, intervenciones quirúrgicas, tráfico de drogas o procesos judiciales. Sea como sea, esta es una dificultad real, ya que es imposible hablar de nada si no se posee un lenguaje compartido. Pero hay otro problema más profundo: las falsas concepciones que se tienen de un tema cualquiera, por ejemplo, de la música. Mariano Peyrou asegura que el motivo inicial para escribir este libro magnífico e inagotable fue el comentario de una alumna que decía que el ‘bebop’ no le gustaba porque era una música «demasiado intelectual». La investigación que sigue intenta explorar todas las ramificaciones de este pensamiento, la idea de que una música pueda ser «demasiado intelectual» o, entre muchas otras cosas, la idea de que existe una música intelectual y otra que no lo es.
Aprendizaje
Pero ¿de qué música estamos hablando? ¿De Mozart o de los Beach Boys? ¿De los boleros o de la música de los bosquimanos? Una de las maravillas de este libro es que el autor posee conocimientos sobrados y también un alma lo suficientemente grande como para poder hablar con pasión y erudición de todos los tipos de música al mismo tiempo, ya sea la música clásica, el jazz, el pop, el rock, la música popular, el flamenco o las músicas étnicas de las más variadas culturas. La música es la música. Aquí y allá Peyrou deja caer oblicuamente ciertas críticas o reticencias, sobre todo cuando manifiesta su rechazo a la comercialización de la música.
Pero no se trata en este caso de estigmatizar un tipo de música a favor de otra, sino de centrar con claridad su argumento: que no hay músicas más complejas o más sencillas, ni músicas más cultas o más intuitivas, ni músicas más intelectuales o más naturales y espontáneas. El arte, dice Peyrou invocando una y otra vez la experiencia de la etnomusicología, nunca es «natural» ni espontáneo. La idea de que una sonata de Mozart es una construcción intelectual y una bulería, por ejemplo, no lo es, carece de sentido. Todos los lenguajes musicales se basan en leyes , en límites, en tradiciones.
¿De qué música hablamos? ¿De Mozart, los Beach Boys, boleros, ritmos bosquimanos?
Todos los estilos musicales e interpretativos (la sonata de Mozart, la bulería) deben aprenderse a través de un proceso de asimilación largo y trabajoso. Las cualidades emocionales, los «significados» que tienen para nosotros la sonata de Mozart o la bulería, no tienen nada de naturales: se basan en una serie de expectativas culturales aprendidas y compartidas. Toda la música es intelectual.
«Para poder ser espontáneo», escribe Peyrou, «hace falta un gran esfuerzo previo de investigación y autoconocimiento» . Está hablando el músico, desde luego, pero también el novelista y el poeta. Este es un libro inmensamente inteligente y refinado sobre la experiencia de la escucha que no planteará ningún obstáculo a esos famosos «profanos» que tienen miedo a los términos técnicos. Los que utiliza, Peyrou los explica con toda claridad.
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