FERIA DEL LIBRO
Elegir el mejor ensayo en las casetas del Retiro (y II)
Los críticos de ABC Cultural recomiendan trabajos que abordan, entre otros asuntos, la metafísica del aperitivo, la masacre nazi en Maripol en 1944 y la Rusia de Putin
El crítico literario Edmund Wilson
EDMUND WILSON: ‘OBRA SELECTA’. Lumen, 2022. 925 páginas. 29,90 euros
Fue el crítico literario estadounidense más influyente del siglo XX, cuyo espacio de honor en ‘The New Yorker’ sería heredado «con orgullo» por George Steiner (como este último afirmaría). Cosmopolita, de curiosidad omnívora ... e inteligencia fulmínea, Edmund Wilson (Nueva Jersey, 1895-Nueva York, 1972) eería perfectamente en francés, italiano y ruso, aparte de en su propia lengua y llegaría a mantener un duelo célebre por culpa de una traducción de Pushkin con su gran amigo Nabokov. Admirado por su ingente cultura y lucidez, y por sus inapelables sentencias y comentarios, fue el crítico más escuchado y atendido entre los escritores americanos de su tiempo.
Ahora, un magnífico volumen de su obra seleccionada y prologada por el notable poeta, ensayista y editor Aurelio Major , rinde homenaje a este gigante de las letras del pasado siglo. Autor de un fundamental estudio (’El castillo de Axel’, 1931) sobre la revolución literaria gestada por Marcel Proust, Joyce, T. S. Eliot, W. B. Yeats, Paul Valéry y otros, Wilson estaría crucial e históricamente «situado en la encrucijada -como recuerda Major en su prólogo, un auténtico prodigio de erudición- entre Freud y Marx, entre la revolución de la palabra y la revolución sociopolítica que aún iluminaban las letras de un período de transición cultural en su país».
Figura tutelar del célebre grupo de «intelectuales de Nueva York» , conjunto de escritores progresistas, entre los que se encontraban los también críticos Alfred Kazin e Irving Howe, o las escritoras Mary McCarthy -esposa de Wilson durante unos años- o Susan Sontag, se puede decir que si Sainte-Beuve, el crítico más importante y temido de su época en Francia, se identificó con el Romanticismo, Wilson, crítico no académico, poeta, cuentista y ensayista deslumbrante sería el cronista y divulgador de la gran generación de los años 20. Es decir, aquella mítica «generación perdida», formada por un irrepetible grupo (Hemingway, Dos Passos, Scott Fitzgerald) de expatriados americanos en Europa tras finalizar la Primera Guerra Mundial. Por Mercedes Monmany
Terrazas en la calle Serrano de Madrid en 1965
STÉPHAN LÉVY-KUENTZ: ‘METAFÍSICA DEL APERITIVO’ . Periférica, 2022. 136 páginas. 10 euros
Este libro es un lujo para estas horas tormentosas. Un oasis. La búsqueda de uno mismo al encuentro de fogonazos imprevisibles que surgen e n el andar y ver, reposar : Porque son diversos los escenarios en los que disfrutar del aperitivo. Copa a copa la perspectiva cambia, la intensidad de la mirada se ahonda, las sensaciones se multiplican. El decorado es especial: la pizarra que anuncia las consumiciones, la elección de la bebida, las mesas en las que vete a saber quien se sentó antes... Es curioso, para los franceses, al menos así se narra en este maravilloso ensayo, la hora del aperitivo es la crepuscular, el trago (o tragos) que se toman antes de la cena: «El aperitivo es la oración de la tarde de los franceses», recordaba Paul Morand.
Y a él se encamina el bueno, y sabio, y sensible e inteligente Lévy-Kuentz. Un ensueño, nos dirá. Un ritual que oscila entre el relato, el poema y el ensayo. Una manera muy singular de escucharse a sí mismo. En tiempos oscuros, como los presentes , donde se multiplican las persecuciones a la libertad individual, Lévy-Kentz nos recuerda que, al decir de Pessoa: «la libertad es la capacidad de aislarse» Y de qué manera. Vivir el presente con melancólica intensidad: «No quiero un futuro -escribiría el gran paseante Robert Walser- lo que yo quiero es un presente.
Me parece más valioso. Sólo tenemos futuro cuando no tenemos presente, y cuando tenemos presente, nos olvidamos por completo de pensar en el futuro.» Este libro, además de celebrar la fiesta interior que significa el aperitivo, es la búsqueda de un presente en el que se conjugan a partes iguales, pasado y futuro . Lo demás no existe. Breves capítulos que se cierran con un posfacio formidable: «Apología del escepticismo crepuscular». Ver pasar la vida, las gentes, los sueños desde la atalaya incólume de la terraza, con los fervores serenos que proporcionan unas copas bien tomadas. Como este libro, una fiesta, una guía que brinda el autor a sus lectores. Por Fernando R. Lafuente
SANTIAGO D´ORS: ‘EL TAMBOR, EL RÍO Y LA MÁSCARA’ . Gadir, 2022. 162 páginas. 15 euros
Hacía mucho tiempo que no me topaba con unas páginas que destilan un amor a la literatura tan incondicional , tan entusiasta, tan «loco» (en la estela del ‘amour fou’ de los surrealistas), que no puedo por menos de recomendar el libro que las agrupa y sustenta, escrito por un miembro de última generación de la familia d’Ors, concretamente por Santiago, bisnieto de don Eugenio, el fundador. Se trata de un ensayo breve cuyo subtítulo nos avisa de lo que vamos a encontrarnos en su interior, que no es otra cosa que la crónica de un viaje por el mapa de las letras universales , que para el autor tienen un origen sagrado, pues proceden del Verbo creador, del ‘fiat lux’ divino que dio a luz al universo y que, a la vez, nos concedió el milagro de conocernos a nosotros mismos, en la estela de la máxima délfica.
De aquel Verbo primordial descienden los tres grandes géneros literarios, representados aquí, como dice el autor en reveladora nota preliminar, por tres palabras tan sugerentes como hermosas: el tambor de la poesía, el río de la narrativa y la máscara del teatro. El libro, que disfruta de una espléndida ilustración de cubierta del ubicuo y genial Juan Carlos Mestre, se divide en tres partes que circulan por los tres géneros citados con una enorme originalidad expresiva y de contenido.
En ellas se abordan temas como la Poesía (así, con mayúscula) y el origen del universo, Heráclito y Parménides, el Lazarillo, la muerte de Dios, Petrarca y el amor, Oscar Wilde, Freud y su ‘das Unheimliche’ y hasta un último y estupendo capítulo, rotulado ‘¿Quién vigila a los vigilantes?’ y dedicado a Watchmen, el cómic magistral de Alan Moore y Dave Gibbons . Mucho esperamos en el terreno del ensayo de alguien como Santiago d’Ors, nacido en Madrid en 1994 y capaz de escribir, tan joven, un libro que constituye un verdadero tratado de amor a la literatura, sin fronteras ni distinciones. Por Luis Alberto de Cuenca
La historiadora Wendy Lower
WENDY LOWER: ‘LA FOSA’ . Confluencias, 2022. 306. 21,90 euros
La visita de rutina a un museo cambió la vida de la historiadora Wendy Lower en 2009. Tras décadas investigando el Holocausto , la estadounidense se topó por casualidad con una vieja fotografía tomada el 13 de octubre de 1941 en Miropol , un pequeño pueblo al oeste de Ucrania. La escena era dantesca: dos soldados nazis y tres milicianos disparaban a una anciana hierática ubicada frente a una fosa. A su lado, un chiquillo la miraba, desconsolado. Una búsqueda rápida en los archivos le permitió descubrir otras cuatro instantáneas más del suceso. La cámara las había captado en macabra sucesión, cual película clásica.
Por entonces habían pasado ya más de seis décadas desde que Adolf Hitler besara el frío cañón de su Walter PPK, pero todavía quedaban enigmas por resolver. ¿Qué había sucedido en Miropol? Durante una década, Lower se embarcó en una investigación que le sorbió el tiempo, el dinero y las energías. Visitó Ucrania, contactó con los lugareños e hizo decenas de entrevistas. Parecía un callejón sin salida. Sin embargo, al final consiguió alzar el velo de misterio que ocultaba aquel pueblo obviado de los archivos.
El resultado es ‘La fosa’, un libro en el que explica los mil y un pasos que siguió para descubrir el llamado ‘Holocausto de las balas’ -la matanza premeditada, y a golpe de fusil, de un millar de judíos aquel 13 de octubre de 1941-. Con un estilo detectivesco que roza la novela negra, la norteamericana se adentra de lleno en las fotografías y consigue algo insólito: poner nombres y apellidos a los verdugos, a los colaboracionistas ucranianos y hasta al fotógrafo. La única tarea pendiente es la familia asesinada, que no ha logrado identificar con absoluta seguridad.
‘La fosa’ supone una bocanada de aire fresco en su género . Huye del manido refrito y de los tópicos para presentar algo que escasea: la investigación sobre el terreno. Por eso es más que un ensayo al uso, es un básico en las estanterías. Por Manuel P. Villatoro
Reunión del Colectivo de Seguridad (CSTO) con Putin en el centro de la imagen
CATHERINE BELTON: ‘LOS HOMBRES DE PUTIN’ . Península, 2022. 928 páginas. 27,90 euros
Occidente dio por enterrada a la KGB tras la caída de la URSS sin sospechar que una parte de los servicios secretos salió más viva que nunca de entre los escombros . No estaba muerta, no, no, que Putin y compañía solo estaban de parranda... o, lo que es lo mismo, preparándose para ascender a lo más alto del poder. Esta es la historia desconocida que Catherine Belton, corresponsal de investigación de Reuters , cuenta en su libro ‘Los Hombres de Putin’ valiéndose de los testimonios de varios oligarcas caídos en desgracia y reconstruyendo una sucesión de hechos que explica, en gran parte, lo que está ocurriendo hoy en Rusia.
Este ‘thriller’ de la geopolítica llega en el momento más propicio para cualquier editorial, con la guerra de Ucrania en el ojo de la opinión pública y haciendo una monumental promoción gratis al libro. La obra narra cómo, entre el desmembramiento de la URSS y el golpe de Estado contra Boris Yeltsin, la poderosa facción exterior de la KGB supo sortear la tormenta que destruyó a otros grupos más significados políticamente y, tras acaparar recursos pensando en las vacas flacas, puso en marcha un plan para hacerse con el poder y crear un grupo de oligarcas a costa de esquilmar los recursos públicos.
Vladimir Putin, un agente de nivel medio de la KGB , no estaba en el epicentro de estos planes, sino que fueron las circunstancias cambiantes las que le sirvieron la ocasión de acceder a la presidencia en medio de la guerra de Chechenia. Muchos pensaron, él incluido, que solo estaría un mandato y que pronto daría el relevo al siguiente camarada de la KGB, pero lo que tuvo que ejecutar en los siguientes años hizo que jamás pudiera dar marcha atrás. Belton detalla en su ensayo, que casi parece una novela de John le Carré , la forma en la que el tirano creó una red de intereses para apaciguar a amigos y enemigos. Occidente creyó ver un aliado en este líder tan autoritario, tan capaz de sujetar las mil crisis que dormitan en el antiguo imperio. Hoy, el mundo paga el error de cálculos. Por César Cervera
El madrileño barrio de Vallecas el pasado siglo
JULIO VARGAS: ‘CÓLERA’. La Felguera, 2022. 171 páginas. 14 euros
«Lo que encontramos en este libro es nuevo periodismo antes de que existiera tal cosa», asegura el escritor Servando Rocha en la introducción de este ensayo que reúne las crónicas de Julio Vargas (1839-1899) sobre los arrabales de aquel Madrid hacinado de finales del siglo XX . Son los llamados «barrios tenebrosos» o «extremos», donde nadie se había atrevido a entrar para contar lo que ocurría.
Vargas fue el primero, muchos años antes de que Galdós y Pío Baroja los incomporaran a sus novelas. El periodista los llamó «viajes de exploración» , lo que nos da una idea de lo que significaban en medio de la epidemia del cólera que arrasó Madrid en 1885. El redactor de ‘El Liberal’ quiso centrarse no en las frías cifras de víctimas, sino en el drama humano, con un lenguaje crudo y brutalmente honesto. Ese es el valor de esta obra llena de actualidad en los tiempos del Covid, con la diferencia de que aquella población pobre desparramada fuera de los límites de la ciudad no tenía atención sanitaria ni alcantarillado.
Hablamos de los arrabales de Chamartín, Prosperidad, La Guindalera, Vallecas o La Concepción, entre otros, algunos considerados hoy zonas de moda con alquileres altos. Nuestro protagonista se adentra, por ejemplo, en «aquel grupo de madrigueras humanas» de Cuatro Caminos y se topa con el «carro de los muertos», avanzando con dificultad por una vía sin asfaltar en medio de la tormenta.
Después, Vargas se encuentra llorando a «un anciano de apariencia mísera» en la puerta de una casucha. Y describe: «El carro conducía el cadáver de su yerno , un soldado de 23 años licenciado que trabajaba en un tejar vecino. Hace cuatro días fue atacado por el cólera y falleció con el dolor de haber transmitido la epidemia a la que iba a ser su esposa, a una niña de 3 años, a su hermano y a la mujer del anciano que lloraba las desdichas». Por Israel Viana