LIBROS

Edward Gibbon, sin clásicos no hay modernos

De quien es considerado el primer historiador moderno, se edita su más que esclarecedor e interesante trabajo sobre Literatura

Edward Emily Gibbon por Sir Joshua Reynold

23/05/2022
Actualizado 25/05/2022 a las 14:37h.

Los modernos son una creación de los clásicos. Clásicos y modernos son las dos caras de una hoja de papel, imposibles de separar, ni siquiera rasgándola. Nada. Por ello, si los modernos son una consecuencia de los clásicos, la cuestión se salda de inmediato: ... acudamos a los clásicos para entender a los modernos . Primero, porque los clásicos, por el hecho de poseer tal virtud serán siempre, lo son, modernos; segundo, porque no cabe concebir a un moderno sino es puesto en relación sobre la materia que, supuesta o ciertamente, moderniza. Edward Gibbon (Putney, 1737-Londres, 1794) apela en este libro, si vale la broma, clásico, su memorable ‘Ensayo sobre el estudio de la literatura’ (1761), escrito en francés, al imprescindible regreso a los clásicos.

Este libro es el antecedente de su obra más conocida , monumental ensayo histórico, uno diría que ya inmortal, ‘Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano’ (1776-1788), y lo es porque en él se presentan las claves de un riguroso, erudito y sabio acercamiento a la literatura griega y romana. Es la historia de un literato en su gabinete, de alguien que busca familiarizarse, conocer en profundidad el objeto de estudio, es decir, nos permite ver con «los ojos de los antiguos» . Antes, celebrar la espléndida edición y traducción de Antonio Lastra, con los capítulos inéditos.

‘Ensayo sobre el estudio de la literatura’ . Edward Gibbon. Subsuelo, 2022. 142 páginas. 18 euros

Exactitud y finura

Gibbon marca las líneas de la crítica que vendrá, la filológica y la literaria, la hermenéutica que habría adelantado Kant. Vayamos a conceptos clave, señalados en el Estudio y que revelan las cualidades de un crítico; así, destaca «el espíritu delicado y extenso de Erasmo (…) la exactitud de Casaubon (…) la vivacidad de Justo Lipsio (…) el gusto, la finura de Tanneguy Le Fèvre (…) los recursos, la fecundidad de Isaac Vosio (…) la osada penetración de Bentley (…) la amenidad de Massieu y de Fraguier (…) la crítica sólida y esclarecida de Sallier (…) el espíritu profundo y filosófico de Le Clerc y de Fréret» y pide no confundir a estos grandes hombres con meros compiladores. Véanse lo destacado: exactitud, vivacidad, gusto y finura, recursos, penetración, amenidad, solidez y claridad.

Las claves de un riguroso, erudito y sabio acercamiento a las letras griegas y romanas

Todo un manual para el ejercicio de la crítica literaria. La «auctoritas» junto a la experiencia. Modesto y sensible. Qué benditamente lejos de los tiempos presentes. Y un elemento más: el minucioso conocimiento de la época de la que se escribe: «Un conocimiento detallado de su siglo es el único medio que puede llevarnos allí, cuando se refiere a griegos y romanos».

Voz poderosa

Y otro más, «el que escribe para todos los hombres no debe tomar sino las fuentes comunes a todos los hombres, de su corazón y del espectáculo de la naturaleza». Cuanto que aprender en estos desventurados días: «Mostrad al inglés las ventajas del francés, haced conocer al físico la ayuda que representa la literatura». Por ello, cabría concluir con la voz poderosa de Gibbon: «Si se adoptan mis ideas, Virgilio ya no es un simple escritor que describe los trabajos rústicos . Es un nuevo Orfeo que maneja su lira para que los salvajes depongan su ferocidad y reunirlos con los vínculos de las costumbres y las leyes». Sin clásicos, como Gibbon, no hay modernos.