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LIBROS

Dora Vivacqua, la Eva de Brasil

Javier Montes recrea la escandalosa vida de la mítica vedete brasileña, conocida como Luz del Fuego

Luz del Fuego

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Este libro se inscribe dentro del género de recreación de la vida de un personaje histórico, cuyas trazas reales el narrador ha investigado . Hay muy buenos ejemplos recientes en la literatura hispánica como la pesquisa que hizo Vargas Llosa de Roger Casement en El sueño del celta (Y aún antes con Flora Tristán en El paraíso en otra esquina ). Es una línea asimismo transitada por Elena Poniatowska con Leonora Carrington , y por otros. Javier Montes ha querido reconstruir el que fue durante años en Brasil un mito que tenía tanto de erótico como de selvático , la conocida con el nombre artístico de Luz del Fuego y que responde al real de Dora Vivacqua, quien tuvo cierto relieve por sus bailes desnuda en escena abrazada a una serpiente , como Eva rediviva.

El problema principal que tiene el libro de Javier Montes es que la anécdota da para un buen cuento, o un reportaje periodístico, o en todo caso una novela corta, pero siendo tan poco lo que realmente se sabe de su vida fuera de los reportajes a los que aquí se atiende y teniendo el personaje escaso relieve universal, todo el libro se ve aquejado de la explotación de unas cuantas anécdotas que rodearon la vida de esta chica de la burguesía que se entregó a la vida naturalista y terminó regentando una especie de comuna en la Isla del Fuego, en Belo Horizonte. Javier Montes es buen escritor, y saca por ello todo el brillo que puede obtenerse del asunto, pero tiene mejores condiciones él que el tema elegido, cuyo interés sociológico es evidente, y no lo discuto, en la medida en que fraguaba la idea de liberación femenina o de una criatura de la que no sabemos si seguir como heroína o como víctima , y quizá fuera ambas cosas, según el libro va recorriendo.

Juguete roto

Quizá el hándicap que le veo es bifronte: su mejor virtud es su mayor defecto. Javier Montes no se ha atrevido a separase de lo que se sabe y está documentado, pero entonces casi todo discurre en el exterior, su anécdota tiene interés más sociológico que literario, porque se ha evitado al personaje, especialmente la vida interior que pudiera tener, o los conflictos psicológicos que viviera. Es decir, Javier Montes no ha creado un personaje literario, sino que ha recreado un personaje real que al no haber dejado otra cosa que ciertas declaraciones y desgarradores testimonio de mujer honesta, pero despistada, lo que pudiéramos obtener es lo que tenemos: una sociedad del espectáculo entregada a la vivencia del mito de la liberación corporal y no exenta de las contradicciones de explotación del desnudo, y de la que Dora Vivacqua es lo que Manuel Summers habría llamado un juguete roto, como muestra su triste final, o las páginas de su ultima y penosa actuación de regreso a los escenarios .

El quiebro de fortuna de un accidente le impidió hacer carrera política porque las cincuenta mil firmas de apoyos se perdieron en un avión siniestrado. Un ejemplo de cómo había unas posibilidades novelísticas que Javier Montes ha sacrificado, entregado a la honestidad del reportaje veraz . Todo cuanto se dice es real con lo que la novela queda rebajada a la altura de lo cuenta.

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