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El desastre de Annual desde sus protagonistas anónimos
Se recupera esta novela de Lorenzo Silva, homenaje a los heroicos soldados que participaron en una hazaña épica
El desatre de Annual se cobró la vida de 10.000 hombres
«A la memoria de los que no tienen nombre» está consagrada la reconstrucción histórica, según nos recuerda Lorenzo Silva que escribió W. Benjamin en una de las notas de sus conocidas tesis ‘Sobre el concepto de la Historia’. ‘El nombre de los nuestros’, aparecida ... hace veinte años, no ha sido la única vez que su autor ha señalado la importancia de recuperar el nombre de los héroes anónimos u olvidados. En una de las mejores narraciones suyas, la publicada en 2017, con el título ‘Recordarán tu nombre’ , quiso adentrarse, para recuperarla como figura histórica, en la vida de José Aranguren, el general gallego de la Guardia Civil que decidió ser fiel a la República y paró la invasión de Barcelona por el general Goded.
Nadie en Cataluña lo recuerda como héroe, quizá porque ser guardia civil no entra dentro de lo políticamente correcto para ser reivindicado como héroe antifranquista. Precisamente las guerras de África en el comienzo del siglo XX determinaron mucho de la política española. Cuando se cumplen los cien años del conocido como Desastre de Annual, Lorenzo Silva recupera esta novela para recordar a los soldados españoles muertos en una batalla del Rif, que lleva en su misma denominación, la que todos estudiamos, la marca de la derrota. Esta novela es de hazañas bélicas, es decir, se centra con un pormenor, que por momentos puede sentirse como repetitivo, en el frente, en lo que va ocurriendo en cada cota de las que defender o cada pérdida de territorio, de Melilla a Annual.
‘El nombre de los nuestros’. Lorenzo Silva. Destino, 2021. 384 páginas. 18 euros. E-book: 8,99
Ha evitado que el suceso histórico sea contado como problema político, o desde arriba, con antecedentes, causas y estrategias. Las únicas estrategias son las de ganar una vaguada, salir de un barranco, o conseguir traer agua (memorable secuencia) al destacamento de la veintena de soldados que en él permanecen. La falta de contextos no es un déficit, puesto que está en la urdimbre misma de la novela, narrada a ras de trinchera. Eso le da mayor dificultad, y, en consecuencia, añade mucho mérito, puesto que hace falta ser muy buen narrador, Lorenzo Silva lo ha probado repetidamente, para sostener casi cuatrocientas paginas con tal perspectiva de detalles bélicos.
Esta obra se centra con un pormenor, en el frente, en lo que va ocurriendo en cada cota de las que defender
En este sentido, la poética de la novela se parece a la de Arturo Pérez-Reverte en ‘Línea de fuego’. También en la de Lorenzo Silva hay muchos puntos interés. El primero tiene que ver con la poética misma de la figuración, es decir, con las fronteras de lo ficcional.
Miedo y penuria
Confiesa su autor que algunos episodios fueron contados a su padre por su abuelo , Lorenzo Silva Molina, refigurado en el sargento Molina, como otros que un Epílogo de 2021 recoge en su nombre real, consciente de que un homenaje a aquel heroísmo debía hacerlo. Otro punto de interés es el miedo. Las mil situaciones de penuria física, piojos y suciedades, eran poco respecto a la penuria de un desamparo y terror en unas trincheras disparando a unos moros que defendían su tierra.
Está también el interés anejo al sentido del Ejército; como el oficial Velasco proclama, se sabía que era imposible evitar la masacre. Pero había que sostener el punto de defensa, hasta que ordenara lo contrario un mando que se encontraba muy lejos . Lorenzo Silva inserta hábilmente quejas, perplejidades, o discusiones entre el anarquista Andreu y el socialista Amador. Al final hubo tanta muerte, y tan desesperada derrota, que no ha encontrado un título mas elocuente que ese: el desastre de Annual, novelado ahora con pericia.