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«No querría ser otro Rushdie»
Con su primera novela, «Maldito karma», David Safier revolucionó la literatura de humor. Sus historias tienen mucho del universo de los Simpson, entre el absurdo y la irreverencia
Que dos años después de su publicación un libro continúe encaramado en los primeros puestos de las listas de más vendidos o alcance las treinta y tantas ediciones no es un éxito: es un milagro. David Safier (Bremen, 1966) ha obrado el prodigio con ... Maldito karma (2007), Jesús me quiere (2008), Yo, mi, me... contigo (2010) y está dispuesto a repetirlo con Una familia feliz (Seix Barral).
Asegura que aprendió el oficio escribiendo guiones para series de televisión en su país –gracias a una de ellas, Berlín, Berlín, ganó un Emmy– y que su fórmula es bien sencilla: «Entretener y divertir» valiéndose de un sentido del humor que podría ser calificado de retorcido y perverso. ¿O no es perverso obligar a la heroína de una de sus historias a morir cuando le cae encima, procedente del espacio exterior, nada menos que el lavabo de la estación espacial rusa Foton M3? Aunque quizá lo perverso no sea hacer que muera aplastada, sino que luego se reencarne en una hormiga.
La familia feliz que Safier nos presenta ahora está formada por Emma, Frank y sus dos hijos: la adolescente Ada y el pequeño Max. Los Von Kieren regresan de una fiesta cuando el hechizo de una mendiga los transforma en las criaturas de ultratumba de las que van disfrazados: Drácula, el monstruo de Frankenstein, la momia y el hombre lobo. A partir de ahí, mil y una carcajadas y, como siempre en Safier, la sorpresa de algún personaje famoso que se cuela en la trama. Si en sus títulos anteriores las apariciones estelares corrían a cargo de Casanova, Marilyn Monroe, Gérard Depardieu, Emma Thompson y George Clooney, en esta ocasión le toca el turno a la autora de la serie Crepúsculo , Stephenie Meyer. Todo con tal de provocarnos la risa desmontando, de paso, el tópico de que los alemanes no tienen sentido del humor.
Usted trabajó como periodista radiofónico y guionista de televisión. Ha explicado que, cuando llegó a la televisión, fue como aterrizar en «Parque Jurásico». ¿Por qué?
Cuando trabajaba como periodista, pensaba que los del gremio éramos un poco egocéntricos –algunos, incluso, narcisistas– y muy competitivos. Siempre acaricié el sueño de escribir guiones y novelas, y de vez en cuando fantaseaba con la idea de que, si escribía para la televisión, estaría rodeado de gente creativa y amable.
«Crecí viendo comedias y adoro las historias fantásticas»
Obviamente, era muy joven e inocente. Al dar el salto al cine y la televisión, empecé a relacionarme con productores, directores, actores, y comprendí que incluso los periodistas más brutales resultaban, en comparación, adorables ardillitas... Vamos, que me había mudado de un pequeño y amable zoo local a vivir en Parque Jurásico.
Sus libros, de los que ha vendido cientos de miles de ejemplares, ocupan los primeros puestos de las litas de «best sellers» en todo el mundo. ¿Estaba preparado para el éxito?
Mi vida no ha cambiado demasiado. Debo decir que ya tenía bastante éxito escribiendo guiones para la televisión e incluso, antes de eso, mis días giraban en torno a la escritura. Vivo en la misma casa, tengo la misma familia y los mismos amigos, y sigo pensando en las mismas historias. Aunque algo ha cambiado: puedo hacer planes a largo plazo; ahora sé que puedo publicar más libros. Esta industria, a pesar de todos los cambios que ha provocado internet, es un poco más fiable que la industria del cine.
¿Cómo definiría sus novelas? ¿Son comedias fantásticas?
«Si tuviera que reencarnarme, me encantaría ser Max, el perro de mi familia»
La verdad es que no se me había ocurrido etiquetarlas. Creo que ni la directora de marketing de mi editorial alemana sabe cómo describirlas... Crecí viendo comedias y adoro las historias fantásticas, así que lo que escribo es una mezcla de mis dos amores.
La protagonista de su primera novela, «Maldito karma», se reencarna una y otra vez: en hormiga, en gusano, en cobaya de laboratorio, en perro. ¿Cree en la reencarnación?
Para ser honestos, ignoro qué ocurre tras la muerte. Creo en ser bueno con los demás, a pesar de las dificultades que conlleva, pero la reencarnación es, a priori, una buena idea, seas o no recompensado en la siguiente vida. Si tuviera que reencarnarme, me encantaría ser Max, el perro de mi familia. Todos son simpáticos con él; incluso aunque nos gritemos los unos a los otros, a él se le dan palmaditas en la cabeza. Eso sí, me gustaría saltarme la parte de la castración.
En «Jesús me quiere», su segunda novela, Cristo regresa a la Tierra para asistir al Juicio Final. Si se avecinara el Juicio Final, ¿qué cosas querría hacer antes de morir?
Bueno, antes de contestar me gustaría mirar hacia atrás y pensar. Ha sido un tiempo bien invertido, no me arrepiento de nada, así que creo que podría morir tranquilo.
Lo ha hecho con Jesús, pero ¿se atrevería a convertir a Mahoma en protagonista de una novela cómica?
«Odié a Shakespeare en el colegio, pero ahora me sobrecoge»
No, no tengo ni idea, no dispongo de suficiente información; y tampoco me entusiasma la idea de convertirme en un segundo Salman Rushdie , incluso aunque él siempre esté rodeado de jóvenes y bellas mujeres.
En su tercera novela, «Yo, mi, me... conmigo», la narradora, tras ser hipnotizada, se despierta en la Inglaterra del siglo XVI dentro del cuerpo de un autor que combinó el drama y la comedia: William Shakespeare. ¿El escritor más completo?
Sin lugar a dudas. Comedias, tragedias, dramas históricos, no hay nada que no pudiera hacer, no se le escapaba nada. En aquella época el teatro era una mezcla de cine y de concierto de rock: él entretenía a las masas. Y sus historias, su prosa, incluso sus sonetos, permanecen, son actuales. Lo odié cuando estudiaba en el colegio, pero ahora me sobrecoge y me llena de admiración.
Un hechizo transforma a los protagonistas de «Una familia feliz», los Von Kieren, en Drácula, el monstruo de Frankenstein, la momia y el hombre lobo: una peculiar Patrulla X integrada por monstruos.
Me inspiró mi propia familia, con todos los problemas y la locura propias de la vida familiar. Quería escribir una «película» familiar. Para un apasionado del género de los superhéroes como yo, fue tan frustrante que Pixar hiciera Los increíbles , una película de animación fantástica… Sentí que ya no podía escribir sobre una familia que tiene superpoderes.
«Esta novela trata sobre monstruos cotidianos como la pubertad»
Pensé en qué más podía ocurrirles: se pondrían convertir en... ¿juguetes?, ¿animales? Y entonces me asaltó una gran idea: ¡¡monstruos!! Es incluso mejor que superhéroes, porque también tienen poderes, ¡pero las posibilidades –en clave de comedia– son aún mucho mejores!
La momia, el hombre lobo, Drácula y el monstruo de Frankenstein no son los únicos personajes de «Una familia feliz»: también lo son la crisis de los cincuenta, la adolescencia, la rutina sexual en una pareja. ¿Se trata de otro tipo de monstruos?
Esta novela trata sobre monstruos cotidianos como la pubertad, los conflictos familiares, el trabajo, el estrés, y de cómo todos juntos son monstruos que amenazan con destruir aquello que mantiene unida una familia: el amor.
«El amor convierte a los monstruos en personas.» ¿Sería esa la moraleja de «Una familia feliz»?
Sí. Y también el mirar al otro. El tener en cuenta las fuerzas de los demás miembros de la familia, lo que hay de bueno en cada uno de ellos, eso que los hace adorables, en vez de estar pensando cómo no cumplen nuestras propias expectativas. El ser capaces de observar que nuestra hija adolescente tiene mucho potencial y es una gran persona, a pesar de que nos vuelva locos con sus protestas.
«La presencia de 'celebrities' vincula mis historias a nuestro mundo real»
El observar que nuestro marido, que ronca a nuestro lado, tiene también su corazoncito. El ver que tu mujer quiere que le muestres ese corazón. ¡Y muchas cosas más! Normalmente tendemos a fijarnos en las cosas malas debido a todo el estrés que nos rodea; al menos yo no estoy libre de culpa, así que es sano cambiar de perspectiva.
Stephenie Meyer, la autora de la saga «Crepúsculo», hace un «cameo» en «Una familia feliz». En sus libros anteriores aparecían George Clooney, Emma Thompson... ¿Por qué le gusta tanto jugar con las «celebrities»?
Es algo que me resulta muy divertido. Y que le da a estas historias, aun siendo tan fantasiosas, una textura que las vincula a nuestro mundo real.
«La gente que tiene hijos vive más años, pero también envejece antes», «Cuanto más quieres a alguien, más ganas te dan de matarlo.» ¿Dónde encuentra frases como estas?
«Veo en el Pato Donald un precusor de Homer Simpson, pero más adorable»
La primera sale de un encuentro con un amigo que no tiene hijos y que, a pesar de estar en los cincuenta, parece diez años más joven. La segunda llegó tras pensar mucho en un arranque potente para el libro: quería que resumiera desde el principio cuán ambivalente puede ser el amor familiar.
Usted es lector del Pato Donald. ¿Qué hay en sus historietas que no haya en los llamados grandes autores?
Adoro al Pato Donald, es el personaje más complejo que uno se puede encontrar. Es a la vez padre, idiota, gruñón, glotón, egoísta, pero también puede ser heroico, apasionado, eficiente. Puede ser un gran artista, un aventurero, o trabajar en una perrera municipal. Y todos nos podemos identificar con él. Veo en el Pato Donald un precursor de Homer Simpson, pero mucho más adorable.
¿La actual crisis económica podría dar lugar a una novela de humor?
«Hay líneas hábiles que me hacen reír incluso años más tarde»
Sí, de verdad que sí. Esta crisis podría y hasta creo que debería formar parte de una comedia. Dos tipo de comedia podrían hacerse a partir de ella. La satírica, que mostraría las maquinaciones que condujeron a ella y qué gente actuó mal; y la edificante, que reflejaría cómo la gente saca lo mejor de esta situación y de sí misma –me viene a la cabeza algo a lo Full Monty–. Por lo que a mis novelas se refiere, las escribí antes de este contexto, si bien la crisis, como usted sabe, no ha llegado a Alemania aún.
¿Contra la crisis, humor?
En crisis como esta, la gente toma el humor como vía de escape. No quieres seguir deprimiéndote cuando dejas atrás una realidad difícil y la cambias por una historia. Es aún mejor si el humor tiene que ver con tu propia realidad personal y te levanta el ánimo, cargándote de energía positiva para enfrentarte al día a día.
¿Se ríe con sus novelas mientras las escribe?
«Alemania no tiene todavía un buen sentido del humor político y crítico»
Los personajes siempre hacen y dicen cosas divertidas. Y sí, en ocasiones tengo que reírme entre dientes o incluso en voz alta. A veces hay líneas simplemente hábiles, acertadas, llenas de ambigüedad, que me hacen reír incluso años más tarde. Aún recuerdo un diálogo que escribí para una serie tragicómica de televisión, Berlín, Berlín, de la que era guionista. Un nazi le dice a otro que se calle y el otro nazi le responde: «A veces eres realmente intolerante».
¿El humor es universal o cada país tiene su propio sentido del humor?
Las dos cosas. Pero en tiempos de globalización y de acceso total a la cultura dominante de Hollywood, tienden a mezclarse. Actualmente todos vemos las mismas comedias americanas, algunas de ellas estupendas, de modo que la juventud de nuestros países crece con claves comunes.
Usted desmonta el tópico de que los alemanes carecen de sentido del humor. ¿Cómo es el humor alemán?
«¿Los escritores más humorísticos? Chaplin, Chaplin, Chaplin»
La gente joven es hábil, irónica, con chispa. Sin embargo, a pesar de ser un país acomodado económicamente, Alemania no ha desarrollado todavía un buen sentido del humor político y crítico.
En su opinión, ¿tiene sentido del humor la canciller alemana, Angela Merkel?
Si lee perfiles acerca de ella, los periodistas coinciden en que, tras el estrado, entre bastidores, es una mujer muy divertida e ingeniosa, pero no se muestra así en público porque teme ser malinterpretada. Si eso es o no verdad, no lo sé, y probablemente no lo sepa jamás.
¿Conoce el humor español?
Hummm, no he pasado demasiado tiempo en España y solo conozco a dos españolas en mi ciudad natal, así que temo que eso no me convierta en un experto en humor español.
¿Cuál es la cultura con más sentido del humor?
«Para algunos intelectuales la esencia de la cultura es pertenecer a una élite»
Solo puedo decir que, personalmente, tiendo al humor inglés. Y cuando se trata de contar una historia con grandes dosis de humor, nada, en mi mente, puede superar las comedias de situación americanas. En este momento estoy encantado con Community .
¿Quiénes son los escritores más humorísticos?
Woody Allen, Billy Wilder (con su equipo de coguionistas), Aaron Sorkin , Dan Harmon, David E. Kelley, Douglas Adams, Stan Lee, Chaplin, Chaplin, Chaplin, Chaplin. ¿Ya he dicho Chaplin?
Desde el punto de vista de los intelectuales, ¿está mal visto el humor?
Para algunos intelectuales, la esencia de la cultura y su mayor gozo es pertenecer a una élite. El humor es cosa de muchos, de modo que no puede disfrutarse de esa manera.
¿Sigue pensando que el de Günter Grass es un «humor intelectual»?
¿Eso lo he dicho yo? No me lo puedo creer… Más bien me da que es alguien sin humor alguno.
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