ARTE
La cultura se levanta contra la revolución cubana
La XIV Bienal de La Habana está a punto de abrir sus puertas y la cultura se ha plantado por primera vez contra el régimen castrista. Los creadores están hartos de ser utilizados como propaganda. A esta ‘revolución’ se han sumado figuras internacionales como Marina Abramovic y Nicolas Bourriaud
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Iniciar sesiónEl mundo de la cultura se ha levantado en Cuba. Lo ha hecho después de décadas plegándose a las reglas de silencio impuestas por el Gobierno cubano –primero de Fidel Castro , después de su hermano Raúl , y, en la actualidad, de ... Miguel Díaz-Canel –. Pero ese silencio, roto en ocasiones por algunos creadores que han sufrido el repudio y el desprestigio, alentado desde los medios oficialistas, ha terminado.
Para sorpresa del régimen –más preocupado por disidentes políticos–, esas voces críticas y resilientes del mundo del arte, de la literatura, de la música han logrado liderar en el último año una movilización artística y social inédita. Lo han hecho a través de acciones como la huelga de hambre del Movimiento San Isidro (MSI) , en respuesta a la detención del rapero Denis Solís ; o la protesta ante el Ministerio de Cultura del 27 de noviembre pasado, como consecuencia del allanamiento por parte de agentes de la Seguridad del Estado de la sede del MSI para detener la huelga. Aquel día nacería el grupo 27-N , integrado por una veintena de creadores de distintas disciplinas –artistas, escritores, cineastas, productores, periodistas...–, que presentó al viceministro de Cultura, Fernando Rojas , una serie de demandas –libertad de expresión, de creación, de pensamiento, de reunión...–, que a día de hoy no han sido atendidas.
Ingredientes explosivos
Estas protestas, amplificadas por las redes sociales –el uso de internet en el móvil llegó a la isla en 2018–, a pesar de los constantes bloqueos de las comunicaciones por parte del gobierno, coincidieron en un momento en el que la isla sufría –y sufre– una grave crisis económica, agudizada por la pandemia. Todos estos ingredientes mezclados y agitados provocaron, de forma espontánea, las manifestaciones históricas y pacíficas del pasado 11 de julio , tras las que el régimen detuvo a miles de personas, algunas de las cuales se enfrentan a penas de cárcel de hasta 25 años.
A pesar de la represión, y el arresto de algunos de los iconos de estas protestas, como el artista Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maykel Castillo Osorbo , el grupo Archipiélago, integrado por más de 27.000 personas, entre artistas y miembros de la sociedad civil, ha realizado una nueva convocatoria para salir a las calles de Cuba el próximo 15 de noviembre: la Marcha Cívica por el Cambio.
Entre una y otra fecha, han seguido brotando iniciativas del mundo de la cultura contra el gobierno. La última, pedir el boicot internacional a la XIV Bienal de La Habana que comienza el próximo 12 de noviembre, y que durará seis meses. En una carta rubricada por cientos de creadores se pide a los países que «no acudan ni participen de sus actividades, ni apoyen el evento, cuyo objetivo es limpiarle la cara al gobierno de todas las barbaridades que ha hecho», explica a ABC Cultural la artista Tania Bruguera , flamante Premio Velázquez 2021 y una de las promotoras de la misiva y miembro también del 27-N.
Incómoda para el Gobierno cubano desde hace años, Bruguera habla desde Boston, donde hace meses fue invitada a impartir clases en la Universidad de Harvard. Vigilada y en arresto domiciliario de facto, no pudo aceptar entonces. Hace unas semanas, negoció salir de la isla a cambio de la liberación de 26 presos políticos, entre ellos el también artista Hamlet Lavastida , al que se excarceló con la condición de abandonar el país.
Los artistas también han roto con algunas de sus premisas anteriores, como la de expresarse solo a través de sus obras
«La Bienal siempre ha funcionado como un espacio de propaganda», mantiene la artista, al mismo tiempo que se pregunta cómo es posible que el evento se celebre «en plena crisis humanitaria»: «No hay dinero para comida, pero se gastan decenas de miles de dólares en ella. No creo que sea moral que la gente vaya a Cuba a divertirse mientras hay cientos de prisioneros políticos por salir a la calle de forma pacífica».
El enfado de los artistas con el poder viene de lejos, pero se ha agudizado en los últimos meses. Uno de los momentos más graves para Bruguera, el que marcó una inflexión, sucedió el pasado 27 de enero, cuando el ministro de Cultura, Alpidio Alonso , dio un «manotazo» a un periodista que grababa con un teléfono una protesta de artistas ante el ministerio. El incidente se retransmitió en director por la redes sociales. «Fue algo que jamás se nos ocurrió que pudiera suceder. [Las instancias gubernamentales] siempre jugaban la carta de la inocencia, pero aquel gesto autorizó que la policía y los funcionarios golpearan a los artistas, y los subieran a un autobús para llevarlos detenidos mientras gritaban». Para la artista, aquel momento demostró «la complicidad del Ministerio de Cultura con el del Interior».
Esto es censura
Otro de los aspectos que ha intensificado la desafección ha sido el recorte, cada vez mayor, de espacios para expresarse, incluida esta bienal. «Hubo ediciones en las que realizamos una bienal paralela, hicimos exposiciones en nuestras casas. Eso ya no es posible. En la XIV Bienal no va a haber actividades paralelas fuera de ella. Esto es censura», denuncia.
Hamlet Lavastida es otro de los artistas que han apoyado el boicot a la Bienal: «¿Cómo se va celebrar en un país donde no existe debate, y está inmerso en la miseria?». Como Bruguera, opina que la movilización del mundo de la cultura en la isla es consecuencia de la falta de respuesta a las demandas que llevan realizando desde hace años, como garantizar, tanto a los artistas como a la población en general, «los derechos civiles más elementales». Unos derechos que «van más allá del régimen político que haya en un país», subraya en conversación telefónica con ABC Cultural desde Berlín, donde se ha trasladado, junto a su novia la poeta Katherine Bisquet , tras ser forzado a abandonar Cuba. «Tenían miedo de lo que podía hacer con un lápiz», ironiza.
Lavastida sostiene que las reivindicaciones de los artistas frente al régimen cubano han existido siempre, pero si ahora se han hecho más visibles es «porque han empeorado mucho las condiciones en la isla, y el capital simbólico de lo que significó Fidel Castro ha desaparecido».
La frustración del pueblo cubano también se ha visto alimentada por el fracaso del deshielo de las relaciones entre EE.UU. y Cuba (iniciadas por Barack Obama y Raúl Castro en 2014), en el que las generaciones más jóvenes vieron una oportunidad de futuro. «Todo eso se viró hacia atrás, y ya es imposible que los cubanos acepten un retroceso al estilo soviético».
«La Bienal siempre ha funcionado como un espacio de propaganda», mantiene Tania Bruguera, al mismo tiempo que se pregunta cómo es posible que el evento se celebre «en plena crisis humanitaria»
De ahí que el pueblo se haya echado a la calle, «porque no tiene nada que perder, aunque los artistas sí tenemos que perder, como las prebendas que nos daba el Gobierno cubano», admite. «Al menos los más representativos, que al principio estaban muy apegados al gobierno, que quería tenerlos maniatados a través de estrategias, como dejarles acudir a exponer a otros países mientras se mantuvieran en silencio y con corrección política hacia ellos».
Algunos de estos artistas se fueron rebelando poco a poco contra ese «no sistema de valores, que se fue derrumbando», señala. Y recuerda cómo en 2018 se articuló un grupo de artistas, conocido como la Bienal 00 , una alternativa a la bienal de aquel año. Aquello, explica, fue el origen del MSI, que nació tras aprobar el gobierno el decreto 349 (para regular y censurar la actividad creativa). «Ahí es cuando comenzó la radicalización de los artistas». Para Lavastida, las actuales movilizaciones en la isla representan «una verdadera revolución popular. Lo que ellos [el castrismo] no lograron hacer siquiera el 1 de enero de 1959».
Yunior García , dramaturgo y miembro de la plataforma 27-N e impulsor del grupo Archipiélago , promotor de la Marcha Cívica por el Cambio que se celebrará el 15 de noviembre en varias ciudades de la isla, coincide en que la desilusión y el desencanto son aspectos que han llevado a los cubanos a las calles. «En los últimos años de mandato de Raúl Castro parecía que Cuba se estaba abriendo al mundo y que se estaban produciendo cambios prometedores», señala a ABC Cultural desde La Habana. Pero no ha sido así. «En los últimos años hemos vivido los peores momentos de los últimos 25 años. Ha vuelto a sonar aquella frase de Fidel Castro que marcó la política cultural durante muchos años, y que fue la excusa para todos los episodios oscuros que hubo durante mucho tiempo: “Con la revolución todo, contra la revolución nada, contra la revolución ningún derecho”».
No seguir simulando
Yunior García reivindica el nombre de otros artistas, como Carlos Manuel de Céspedes, José Martí o Martínez Villena , que demuestran que los artistas han tenido un papel protagónico en la Historia de Cuba. «Lo que ha ocurrido ahora es la madurez, sobre todo en las nuevas generaciones, de no seguir simulando, porque el régimen se ha mantenido en pie gracias a la simulación, a que ha hecho creer a la población que la manera más inteligente de sobrevivir es quedarse callado y dejar que las cosas pasen hasta que puedas marcharte del país». Para muchos artistas, la solución era «mantenerse al margen de cualquier conflicto ideológico, hasta que llegara la oportunidad de salir».
En los últimos tiempos eso ha cambiado, ya que los cubanos han encontrado otra forma de enfrentarse a la realidad, «una manera de ser más honestos de lo que significa vivir en Cuba y pensar diferente», señala el dramaturgo, que cree que los artistas también han roto con algunas de sus premisas anteriores, como la de expresarse solo a través de sus obras. «Hemos comprendido que también somos ciudadanos y que tenemos que participar en la realidad de nuestro país no solo a través de nuestro arte».
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