«Cuentos completos I», los relatos de verdad de Jack London

El primer tomo va de 1893 a 1902 y recoge los inicios de la carrera literaria del gran Jack London. Aunque el autor de estos relatos es todavía joven y algo inexperto, el volumen incluye un buen número de obras maestras, y no defraudará. Treinta y seis de los relatos incluidos en estos «Cuentos completos» son inéditos. Entre ellos hay sorpresas muy agradables, como «La curiosa experiencia de un misógino», una fantasía de ciencia ficción que tiene un curioso matiz feminista, ya que describe el caos que supondría para la humanidad la desaparición, de un día para otro, de todas las mujeres del mundo. Este lado feminista reaparece a menudo, lo cual resulta sorprendente si pensamos que la mayoría de los relatos de este primer volumen se desarrollan en un universo recio, brutal y netamente masculino: el de los tramperos, cazadores y buscadores de oro de Klondike y del Yukón . Así, por ejemplo, en el asombroso «El valor de las mujeres», uno de sus mejores cuentos, una fábula de supervivencia, un canto a la fuerza y al valor de las mujeres, tanto como a su sensatez y su lealtad, y también una encantadora historia de amor.

London era un gran escritor porque tenía la capacidad de comprender el sentido trágico y épico de la existencia y sabía comunicarlo por medio de palabras que provocan sensaciones. Hay relatos fantásticos como «Mil muertes» apasionante a pesar de la relativa torpeza con que está escrito, o «Una reliquia del plioceno», la historia de la caza del último mamut, pero por lo general estos cuentos nos fascinan porque sabemos que lo que nos cuentan es verdad y que los extrañísimos acontecimientos que describen surgen del más extraño de los lugares: el mundo real y la experiencia individual del autor. El frío es uno de los principales personajes de estos cuentos feroces y apasionados, junto con el agotamiento, la lucha encarnizada con la naturaleza, el sentido de dominación y de conquista que anima al hombre blanco y le hace enfrentarse a cualquier dificultad con tal de lograr la riqueza que anhela, como tan brutalmente explica el protagonista de «El hijo del lobo» a los atónitos indios.

En «El silencio blanco», otra obra maestra, las sensaciones de la naturaleza y la vastedad del espacio del norte de América se convierten en metáfora y en mito. ¿Dónde terminan unos y comienzan los otros? Es como si para Jack London la naturaleza fuera la poesía en sí.

El rostro de Jack London, otra de las razones (para mí) de su extraña fascinación. Es el rostro de alguien joven, siempre joven, demasiado joven, a veces guapo, a veces tosco y casi grosero . Es América, algo tosca, brillante, joven, como sin acabar de hacer. Es como el arquetipo del muchacho, bondadoso, violento, algo lunático, con ojos de idealista y boca sensual, frente inteligente y barbilla de boxeador. La edición es un lujo . Un perfecto regalo.