Cuando pienso en el «Ulises» de Joyce

Cuando pienso en Ulises pienso en Madrid cuando yo tenía 17 años. Gané un premio literario en el instituto, yo estaba entonces en COU en el instituto Ramiro de Maeztu , y con el dinero del premio me compré Ulises , Por el camino de Swann , El hombre sin atributos , Madame Bovary y Paradiso . Cuando pienso en Ulises pienso siempre en la Residencia de Estudiantes (que era donde estaba mi clase) y en los enormes cedros, y en los lirios que florecían en primavera, plantados por Juan Ramón Jiménez . Recuerdo la pradera de una piscina y yo sentado en una toalla leyendo el libro a la sombra de los chopos. Recuerdo la sensación de estar dentro de un coche en Dublín, recuerdo haber visto la luz de Dublín y haber oído los sonidos de una calle de Dublín, mientras estaba sentado en aquella toalla. Yo jamás había experimentado nada parecido.

Cuando pienso en Ulises pienso en cómo era Madrid en 1978, en la música de los Bee Gees que sonaba por todas partes, en Les Luthiers y en Quilapayún y en las fiestas de mis amigos argentinos. Cuando pienso en Ulises pienso en la luz de Madrid en aquellos años, en la sensación de ser joven, de ser libre, de ser desdichado, de ser feliz. Pienso en una tarde frente al ahuehuete del Retiro, y en la sensación de que algo inmenso comenzaba . En todas esas cosas pienso, inevitablemente, cada vez que pienso en el Ulises de Joyce. Todo esto es privado y personal, y tiene, creo, muy poco que ver con la «literatura».