Cristina Spinelli: «Hay artistas que desarrollan proyectos con un principio y un final definidos. No soy una de ellas»

De dónde viene. Hasta ahora, mi trabajo ha podido verse en el CA2M de Móstoles; en el Conde Duque y la Sala de Arte Joven, en Madrid; también en Can Felipa Arts Visuals de Barcelona. En espacios privados como Salón y Pradiauto, en la capital; en ETOPIA Centro de Arte y Tecnología de Zaragoza y en espacios interesantes como Tabacalera Promoción del Arte, Injuve, Sala Amadís o la Antigua Embajada Británica, en Madrid. Fuera de la ciudad, también se ha disfrutado en Las Cigarreras. Cultura Contemporánea , en Alicante.

Supo que se dedicaría al arte… Creo que siempre quise hacerlo, descontando los años de infancia en los que quería ser aventurera o botánica, pero tenía una actitud muy resignada para con la idea. Quizás a los 17, estando en Canadá, cuando decidí dar un 'volantazo' en los estudios: terminé el bachiller de Ciencias de la Salud sabiendo que me matricularía en Bellas Artes en la universidad un año más tarde. Y así lo hice.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? ¡Hacer dossieres e inventarme proyectos! Entiendo mi práctica como un 'continuum', en el que arrastro, condenso y reconjugo materiales y formas. Así es como construyo mi vocabulario. Me resulta muy difícil proyectar sobre plano –como si fuera una arquitecta o una burócrata– hacia dónde va a evolucionar mi lenguaje y mis maneras de articularlo. Hay artistas que desarrollan proyectos con un principio y un final definidos. No soy una de ellas.

Su yo «virtual». Llevo sin subir una foto a mi 'feed' de Instagram desde diciembre de 2020. Hay algo en las imágenes, en la importancia que tienen para mí, que me angustia. Es una relación en la que llevo muchos años trabajando. De hecho, desde hace unos meses estoy preparando mi web, un archivo de expos y obras hecho con mucho cariño, y con el que estoy muy feliz. Quizá pronto suba algo a Instagram.

Dónde está cuando no hace arte. Si no estoy trabajando, estoy en el Rastro. Y si no estoy en el Rastro, estoy organizando comidas y cenas para mis amigos. Hay algo en el cocinar y compartirlo que me llena tanto como inaugurar una exposición con la que estoy contenta.

Le gustará si conoce a...   Llevo años sin mirar a artistas para 'estudiar' su cuerpo de trabajo y me siento un poco ignorante en ese sentido, quizá también más libre. Tengo una lista enorme de recomendaciones que repasar, pero nunca encuentro el momento de abrir el ordenador y ponerme en internet.

En la carrera me encantaba venir a Madrid a la biblioteca del Museo Reina Sofía y consultar catálogos y publicaciones. Uno que destacaría: el de la exposición 'Phantasmagoria: Specters of Absence', me encantaron las propuestas de los artistas. También en aquel tiempo me alucinó 'Homo Ludens', la exposición de Jacobo Castellano en la galería F2. Todavía no le conozco, pero entonces escribí un texto que algún día me gustaría enseñarle.

Ahora me quedo con experiencias que, además de la obra, incluyen el haber conocido a las personas y sus maneras de estar y producir. El trabajo de Rubén Grilo fue un antes y un después para mí al salir de la carrera. Pasear con Richard Wentworth por Madrid fue una experiencia que me ha cambiado la vida y la manera de enfrentarme a la producción: casi siempre que estoy a punto de terminar una pieza no puedo evitar acordarme de él y sonreírme internamente.

Estos últimos meses he tenido un par de conversaciones muy especiales con Ana Laura Aláez , que me han hecho ver cosas que tenía delante y no había advertido, pequeñas, pero muy importantes.

No puedo dejar de pensar en artistas, colegas, que siento muy cercanos: Ana Martínez Fernández, Álvaro Chior, Mònica Planes, Àlex Palacín, Marina González Guerreiro , Vera Martín, Margot Cuevas, Paula Noya de Blas, Sonia Fernández Pan, Clàudia Elies, Irati Noriza, Tamara Arroyo…

Qué se trae ahora entre manos. Acabo de terminar mi residencia en el centro de creación contemporánea Matadero-Madrid y ahora mismo estoy pensando en mi próxima individual, que será en NoguerasBlanchard Barcelona , durante el festival Art Nou. Estoy pensando en cómo abrazar ese espacio. Es bonito, porque entrando por la puerta de la galería en enero del año pasado, cuando ni me planteaba esta exposición, se me ocurrió una pieza que ahora va a crecer allí. Un gesto que ya vengo trabajando un tiempo, algo que tiene que ver con la impronta y las sombras de figuras que me han acompañado durante los últimos años en mis piezas.

Proyecto favorito hasta el momento. La exposición 'Escribir como un jardín' ( Can Felipa Arts Visuals , Barcelona, 2021) fue un proceso precioso que culminó además con una pieza que ahora mismo es muy importante para mí: 'Ajuar de mouras (overlapping memories)'. La produje en la propia sala de la expo, y en ella condensé, ya no los vocabularios, sino los morfemas que me acompañaron a lo largo de todo el proceso de producción de la cita. También en ella hice apuntes para el futuro de materiales con los que quiero trabajar y profundizar mi relación. Esta pieza es casi como una libreta, a la que me encanta volver para recordar cosas que hice y cosas que dije que haría. (Ahora mismo se puede ver en 'Super SuperLike', en Condeduque )

¿Por qué tenemos que confiar en ella? Lo primero que me sale decir: «¡No lo hagan!».Me gustó mucho algo que dijo Miguel Marina en esta misma entrevista: «El compromiso que demuestro con mi trabajo es algo mío. Lo hago por interés y necesidad personal». Lo suscribo.

¿Dónde se ve de aquí a un año? Ojalá igual que ahora: rodeada de amigas, artistas y profesionales honestas con su trabajo y su manera de estar en este mundo. Me hacen sentir afortunada, querida y acompañada. Por esto vale la pena trabajar.

Defínase en un trazo.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Irati Inoriza.